Dracula Exotica

Una de las primeras adaptaciones al cine del mito sexual contemporáneo por excelencia, el Conde Drácula, llegó de la mano de una interpretación soberbia de Jamie Gillis y la hábil dirección de Warren Evans, para crear un clásico del cine X que se ha erigido como prototipo del mejor cine X de los 80.

Dracula Exotica. EEUU. 1980.

Actores: Jamie Gillis, Samantha Fox, Eric Edwards, Roger Caine, Vanessa del Rio, Ron Jeremy, Bobby Astyr, Herschel Savage, Marlene Willoughby, Denise Sloan, Diane Sloan, Randy West.

Producción: Kenneth Schwartz y Dexter Eagle.

Dirección: Warren Evans.

Desde la publicación de ‘Dracula’, de Bram Stoker, en 1897, el personaje creado por el escritor irlandés basándose en la leyenda de un sanguinario noble rumano se reveló como uno de los símbolos sexuales de la era moderna. Su enigmática personalidad dio pie a innumerables adaptaciones al cine en las que actores con mayor o menor capacidad de interpretar a un personaje tan perverso como hechizante nos ofrecieron las diferentes caras del conde transilvano. Pero el porno eligió al actor idóneo para dar vida al más salvaje y mortífero seductor que jamás haya creado la mente humana: Jamie Gillis.

El actor neoyorquino fue Drácula en las dos primeras aproximaciones del cine X al mito del vampiro. ‘Lust at First Bite’ (1978), de Phil Marshak, y ‘Dracula exotica’ (1980), de Warren Evans, han pasado a la historia como las mejores adaptaciones que ha ofrecido el porno sobre el personaje no sólo por su calidad como largometrajes, sino por la extraordinaria actuación de Gillis, que expresa perfectamente la mezcla entre melancolía e instinto salvaje del personaje de Drácula. ‘Dracula exotica’ es, de las dos, la que más fielmente se acerca a la novela de Stoker. Partiendo de una leyenda del siglo XVIII por la cual el conde se enamoró de una muchacha y la perdió en el curso de una sugestiva orgía, la acción nos traslada a los tiempos modernos, donde el relato gótico y terrorífico se mezcla con los mejores ingredientes del thriller (el despistado conde es confundido con un espía del Este) para proporcionarnos una película divertida y bien construida gracias al oficio del veterano Warren Evans.

Pero, además de su corrección estilística y de su relativa fidelidad al original literario, ‘Dracula exotica’ nos enseña algunas de las virtudes que hicieron que los ochenta fueran denominados como la edad de oro del porno americano: su detallada estructura, la fijación de las escenas sexuales dentro de la historia y un espíritu transgresor que es difícil encontrar en el porno contemporáneo, en el que hay apuntes de necrofilia (en la secuencia entre Herschel Savage y Vanessa del Rio), de pedofilia (con una Samantha Fox disfrazada de niña enfrentada a Bobby Astyr) y de sadomasoquismo (de nuevo Rio y Roger Caine).

LOS VAMPIROS DEL SEXO

Herederos de los Christopher Lee, Frank Langella, George Hamilton, Jack Palance, Klaus Kinski, Udo Kier o Gary Oldman, los actores de cine X que han interpretado a lo largo de la historia al Conde Dracula han sabido mostrar la vertiente perversa que, por mor de la censura, ha evitado enseñarnos el cine convencional. Jamie Gillis, primer Drácula pornográfico, es el estandarte de un grupo de actores que ha dado a la historia del cine X caracterizaciones como el arrollador Rocco Siffredi de ‘Ejacula’, de Ralf Scott, el hierático Jolth Walton de ‘Dracula’, de Mario Salieri, el enigmático Jonathan Morgan de ‘Vampire kisses’, de Scotty Fox, o, sin duda el más sensual e irresistible de todos, el Drácula femenino que interpreta Tori Welles en ‘Sangre y sexo’, de Paul Thomas.

JAMIE GILLIS

Dicen las malas lenguas que Jamie Gillis (Manhattan, 1943), de tanto interpretar al Conde Dracula en el cine X, adquirió del personaje vampiresco el don de la inmortalidad. Si no, nos se explica que Gillis, quien debutó en el mundo de la pornografía a finales de la década de los sesenta como protagonista de «loops» clandestinos de temática sadomasoquista, continúe en activo más de 35 años después de sus primeras aventuras como actor porno y con 60 años sobre sus espaldas. Pero Jamie Gillis no parece un ser de este mundo. Su increíble voracidad sexual le granjeó una bien merecida fama de «animal sexual» ya en los 80, cuando se consagró como la gran figura masculina del cine X tras el declive de John Holmes. Y su extraña capacidad para captar los recovecos más perversos del sexo lo han hecho un referente obligado para las nuevas generaciones de realizadores, sobre todo los especializados en el cine «gonzo».

Publicado en Interviu en abril de 2003.

Ultra Flesh

La segunda película de la atípica realizadora de origen ucraniano Svetlana es un porno de ciencia-ficción con algunos apuntes políticos y muchas dosis de ironía. Además, ‘Ultra Flesh’ reúne uno de los repartos más extensos de la historia del cine X, encabezado por Seka, Serena y Kelly Nichols.

Ultra Flesh. EEUU. 1980.

Actores: Seka, Jamie Gillis, John Leslie, Marian Walter (Kelly Nichols), Lisa de Leeuw, Nancy Racetor (Angel Cash), Laurie Smith, Serena, Candida Royale, Kandy Barbour, Piper Smith, Little Oral Annie, Cathy Ebelt, Bonnie Benson, Delphy Meade, Pam Bowman, Sparky Vasc, Cathy Remund, Brenda Darling, Eve Byrna, Gloria Verver, Molly Manning, Jerilyn Hirsch, Camilla Bryant, John Seeman, Tyler Horne, Short Stud, Mike Ranger, Sue Perlman (Tawny Pearl), Georgie Vegas, Clyde Wilcox, Doug Lear, Ken Conard, Ken Milo, Misha Boyko, Sanyen Sunny, Sergei Novotny, Sonny, Buddy Owen, Terri Dolan, Jesse Adams, David Rosen, George Mitchell, Andrea Parducci, Chris Garland, Ron Jeremy, Jesse Chacan.

Producción: Svetlana.

Dirección: Svetlana.

Procedente de Ucrania, desde donde llegó a los Estados Unidos con sus padres a la edad de 12 años, Svetlana Marsh estudió interpretación en el Actor’s Studio de Lee Strasberg y tuvo la oportunidad de debutar en el cine convencional, en 1969, interpretando un pequeño papel en ‘Myra Breckinridge’, de Michael Sarne. La carrera como actriz de Svetlana se completó con diversas apariciones en películas de terror de serie B durante los años 70 y finalizó cuando, en 1979, abandonó el cine convencional, disgustada por los favores sexuales que algunos productores o directores de casting exigían a las actrices como pago para que las incluyeran en sus películas.

Animada por su marido, el guionista David Frasier, Svetlana entró en el mundo del porno con ‘800 Fantasy Lane’, un filme de 100.000 dólares de presupuesto escrito por ella misma. Su arrolladora personalidad le hizo exigir un control total de toda su obra, desde la concepción originaria hasta la distribución, por lo que las películas de Svetlana son una rara excepción dentro del panorama del cine X americano de los ochenta.

En su segunda cinta, ‘Ultra Flesh’, Svetlana trabajó con un presupuesto algo más elevado, principalmente a causa de la constelación de estrellas del porno con la que contó en el reparto. 50 actores, más una decena de bailarines y más de un centenar de extras forman parte del elenco de una ambiciosa producción que ligaba una historia de ciencia-ficción, con algún apunte de tipo político, con sabrosas escenas de sexo.

Así, ‘Ultra Flesh’ es un porno cuya contemplación tiene algo de lisérgico, en el que aparecen desde el presidente de los Estados Unidos o el de un país caribeño, sospechosamente parecido a Fidel Castro, hasta los extraterrestres y una heroína sideral que parece sacada de un cómic de los años 50; que representa una especie de catálogo de actores y actrices de la edad de oro del cine X norteamericano y cuya asombrosa concepción visual sigue sorprendiendo a los que, más de 20 años después de su realización, la ven hoy en día con la nostalgia de una época en la que películas como ésta eran posibles en el porno.

POLVOS DE ESTRELLAS

Debido a la complejidad que comporta la dirección artística de las películas de ciencia-ficción, el cine X ha osado pocas veces inmiscuirse en un terreno tan resbaladizo como el futuro. O lo ha hecho con parábolas existencialistas que no necesitaban de demasiados efectos especiales para representar un porvenir poco halagüeño, tipo ‘Café Flesh’, de Rinse Dream. Sin embargo, hay un puñado de filmes que han sustituido los grandes presupuestos por un saludable sentido del humor para imaginar el sexo alienígena. Desde la aproximación al cómic de ‘Las aventuras de Flesh Gordon’, de Howard Ziehm y Michael Benveniste, hasta la superproducción con animación digital generada por ordenador ‘Latex’, de Michael Ninn, el cine X ha recurrido a vestuario digno de la peor serie B para escenificar las aventuras espaciales, como es el caso de ‘Penetrator’, de Georgie Orgie.

SEKA

«Trabajar con Seka es un dolor de cabeza, porque ella es una estrella. Si trabajas con una estrella, tienes un problema, pero una vez estás en escena vale la pena, ya que lo hace muy bien». Esta declaración de Svetlana permite hacerse una idea de las dificultades con las que tropezó la directora de origen ucraniano en relación a la protagonista de ‘Ultra Flesh’. No obstante, Svetlana pareció anteponer el buen hacer delante de las cámaras de la rubia platino que sus excentricidades, porque Seka fue la protagonista de sus tres películas más importantes: ‘800 Fantasy Lane’, ‘F’ y ‘Ultra Flesh’. Estos títulos contribuyeron a reforzar la imagen de una de las indiscutibles estrellas de la edad de oro del porno norteamericano que, con su aspecto glamuroso, alcanzó la cima del cine X con el apelativo de «la mujer total de los 80» durante los diez años que duró su carrera.

Publicado en Interviu en septiembre de 2002.

V-The Hot One

La segunda película X de Robert McCallum desmenuza el descenso a los infiernos de la prostitución de una mujer casada e insatisfecha de la vida sexual que comparte con su marido. La magnífica interpretación de Annette Haven y la excelente dirección de McCallum la han convertido en un clásico.

V-The hot one. EEUU. 1978.

Actores: Annette Haven, John Leslie, Laurien Dominique, Kay Parker, Paul Thomas, Dashiel Miquelle, David Morris, David Pinney, Desiree West, J.L. Clark, Joey Silvera, John Seeman, Jon Martin, Kristine Heller, Lisa K. Loring, Michael Daivon, Paula Wain, Ray Wells, Sandy Pinney, Tom McGhee, Tracy O’Neil.

Producción: Robert McCallum.

Dirección: Robert McCallum.

Aunque pueda parecer lo contrario, ‘V-The hot one’ no es la parodia porno de aquella famosa serie de televisión en la que unos lagartos extraterrestres invadían la Tierra y se alimentaban de ratas. Es la historia del descenso a los infiernos de la prostitución de V, inicial del nombre del personaje principal Valerie, una mujer casada que tiene problemas en la vida sexual con su marido a causa de un trauma infantil.

La película toma uno de los temas favoritos del cine X en la década de los 70, los problemas conyugales, para darle una vuelta inesperada. Aquí la incompatibilidad sexual entre la pareja no se produce por la frigidez de la esposa, sino por la extraña atracción que ella siente hacia el mundo de la prostitución. La transición de V desde su status de ama de casa hasta su definitivo destino como prostituta callejera, previo paso por una brillante carrera como abogada y una etapa de call girl de alto nivel pervierte el modelo tradicional de las relaciones matrimoniales complejas hasta un callejón sin salida cuyo final se encarga de explicitar el filme.

Teñida del pesimismo que anegaba las primeras películas de Robert McCallum (el estreno en el porno de este antiguo ayudante de dirección de Orson Welles se produjo en ‘3 A.M.’, un agobiante drama familiar de reminiscencias bergmanianas), ‘V-the hot one’ reunió en su reparto a la más célebre pareja del cine X del momento, la formada por John Leslie y Annette Haven, y propició el debut en el género, en un papel sin sexo, de Kay Parker, una veterana actriz británica que llegaría a convertirse en una de las bombas eróticas de los 80.

Pero, independientemente de la carga erótica que lleva la película (algunos de sus números sexuales son sorprendentes por su originalidad), ‘V-the hot one’ es valorada hoy en día por la calidad de su producción, al nivel de los mejores filmes convencionales de su época. La mano maestra de McCallum, seudónimo del realizador de cine Gary Graver, se aprecia en cada uno de los detalles de una cinta que, si elimináramos las secuencias de sexo explícito, sería perfectamente considerada como un clásico del cine.

TODO ES CINE

El caso de Gary Graver es el más claro ejemplo del tránsito de algunos directores de cine convencional al porno. Con el seudónimo de Robert McCallum, Graver ha dirigido medio centenar de películas X desde que en 1975 probara fortuna en el género tras haber desarrollado una fructífera carrera como realizador de cine. Pero no es el único. Antes que él, Ed Wood, el considerado «peor director de la historia», también dirigió tres pornos en el ocaso de su alocada carrera; John G. Avildsen dirigió varias películas X en los años precedentes a su triunfo con ‘Rocky’; John Derek se atrevió con un porno titulado ‘Love you’ en 1978, cuando su vida y su carrera ya estaba ligada a Bo Derek; y Scott Cunningham, el creador de la saga ‘Viernes 13’, codirigió y coprodujo con Brad Talbot el porno ‘Case of the Full Moon Murders’.

ANNETTE HAVEN

«Ninguna de las chicas del porno actual tiene la clase que tenía Annette Haven». Son palabras de William Rostler, un trotamundos de la industria X que lleva más de 30 años en el negocio. Algo de eso había en esta morena de mirada gélida que destacó durante más de 15 años en el porno pese a haber establecido una serie de condiciones para actuar (jamás aceptó las eyaculaciones faciales) y demostrar muy poco entusiasmo en las escenas de sexo. Pero era una actriz espléndida y casi enigmática cuya frialdad creó escuela en el género y que se retiró del cine X cuando detectó que éste no se afanaba en dotar de seguridad a los actores en las escenas de sexo. Quedan, sin embargo, para los espectadores más selectos, unas 90 películas en las que dejó su impronta de actriz, como ‘V-the hot one’, ‘Memorias de una pulga’ o ‘Marraschino Cherry’.

Publicado en Interviu en agosto de 2002.

La noche de los zombies calientes

Prepárense para un sesión doble con el mejor aroma del cine de barrio de los años 50, con tres trailers de películas de terror y dos filmes de ciencia-ficción. Frente a su televisor desfilarán zombies, monstruos, naves espaciales y científicos locos en clave de humor y con mucho sexo. Prepárense para la noche de los zombies calientes.

Double Feature. EEUU. 1999.

Actores: Serenity, Randy Spears, Shanna McCullough, Ursula Moore, Stephanie Swift, Anthony Crane, Ian Daniels, Jewel De’Nyle, Kary Evers, Sana Fey, Mickey G., Danielle Rogers, Herschel Savage.

Producción: Jonathan Morgan.

Dirección: Jonathan Morgan.

Scott Gallegos (Nueva York, 1966) fue un eficaz actor dramático injustamente relegado a papeles secundarios que desarrolló de su carrera en el porno desde 1990 hasta los albores del siglo XXI con el seudónimo de Jonathan Morgan. Alto, con buena presencia y con un rostro que recuerda a Louis Van Gaal, Morgan comenzó, aprovechó los bajos costes del rodaje en vídeo para comenzar una discreta trayectoria como realizador en 1993 filmando gonzos de alto contenido erótico y baja calidad. Sin embargo, en 1998, presentó un proyecto a la productora Wicked Pictures para realizar ‘Pornogothic’, una revisión del cine de vampiros en el porno que conseguiría cautivar a la crítica y el público por su ciudada puesta en escena.

Había nacido uno de los mejores directores de los últimos años en el cine X y la confirmación de esas expectativas llegaría meses más tarde cuando Jonathan Morgan se embarcó en un curioso proyecto: reflejar, en una cinta de vídeo, los pormenores de una sesión completa de cine de barrio. El resultado, acabado en septiembre de 1998, fue ‘La noche de los zombies calientes’, un explícito homenaje al cine de ciencia ficción de serie B americano de los años 40 y 50 y a las películas de bajo presupuesto de Ed Wood, el considerado «peor director de la historia del cine» y rescatado como realizador de culto gracias a la biografía cinematográfica de Tim Burton.

‘La noche de los zombies calientes’ consta de tres trailers de inexistentes películas de terror pornográfico (‘Revenge of the Gangbang Zombies’, ‘Death rides a Rubber Horse’ y ‘Attack of Twelve Story Dildos’) y dos películas de medio metraje (‘Attack of the Bimbos of Outher Space’ y ‘Man Made Monster’) en los que el realizador neoyorquino parodia, con un sentido muy cinematográfico, desde películas como ‘La noche de los muertos vivientes’ o ‘Frankenstein’ hasta relatos clásicos de ciencia-ficción como ‘La guerra de los mundos’. Todo ello en un programa doble (el título original del filme es precisamente ese, ‘Programa doble’) intenso y lleno de humor y sexo que, con nueve premios, ostenta el récord de galardones de los Oscar del porno.

LA ALARGADA SOMBRA DE ED WOOD

El principal referente de ‘La noche de los zombies calientes’ es el cine que realizó, desde los años 50 hasta su muerte en 1978, Ed Wood. Pero no sólo porque Wood fuera el rey del cine de ciencia-ficción de bajo presupuesto, sino porque el considerado peor director de la historia fue también realizador de cine porno, una vertiente de su carrera que no reflejó Tim Burton en su famosa biografía filmada. Ed Wood dirigió y produjo una decena de filmes X desde 1971 hasta su fallecimiento, la mejor de las cuales es ‘Necromania’, un pastiche de terror y sexo rodado con la habitual impericia de Wood en la que participaron Rene Bond, Ric Lutze y Marie Arnold. Además, el extravagante director americano publicó una serie de novelas pornográficas para editoriales especializadas en «pulp fictions» y produjo algunos de los primeros loops porno de la mítica serie ‘Swedish’ en 8 mm.

SERENITY

Diecinueve años de ballet clásico en academias de diversos estados americanos modelaron en Serenity Wilde (Fort Leonorwood, Missouri, 1969) un cuerpo de ensueño que la ha convertido en la estrella indiscutible de la productora Wicked Pictures. Debutó en el porno en 1993, en la película ‘Jennifer Ate’, de Jim Enright, por pura vocación, según propia confesión y, desde entonces, ha participado en más de un centenar de películas con una estrategia muy definida: primero trabajó sólo en números lésbicos (favorecida por su condición de bisexual) para pasar luego a compartir escenas con hombres. Dicha estudiada progresión la convirtió en una de las grandes estrellas del tránsito entre siglos y en actriz exclusiva de Wicked. Convertida en una de las reinas del porno mundial, vive actualmente en Las Vegas, donde trabaja también como bailarina erótica.

Publicado en Interviu en abril de 2003.

Anytime, Anyplace

Kirdy Stevens mostró en «Anytime, any place» el reverso de la imagen glamurosa que se había labrado Seka durante los cuatro años en que se había convertido en «la mujer total de los ochenta», a través de un filme sobre un triángulo amoroso marcado por los robos y la huida.

Anytime, Anyplace. EEUU. 1982.

Actores: Seka, Mike Ranger, Jesse Atlanta, Nicole Noir, Tara Flynn, Lee Carol, William Margold.

Producción: Helen Terrie.

Dirección: Kirdy Stevens.

Gracias a una hábil campaña publicitaria ideada por su mánager, Dorothy Patton, una mediocre actriz secundaria de películas X, se convirtió de la noche a la mañana en Seka, «la mujer total de los ochenta». Ocurrió casi por casualidad, cuando Patton conoció a un maquillador que la persuadió para cambiar su físico apocado por el de una especie de diva intelectual, le aconsejó tomar lecciones de locución, aprender a cantar y bailar, leer a los clásicos ingleses y norteamericanos, y que su vestuario sólo estuviera compuesto por ropas de diseñadores de última moda. Además, Seka se decidió a aceptar sólo aquellos papeles en los que interpretaba a mujeres dominantes, como un añadido ideológico, de claro matiz progresista al mito que arrastraba: el de convertirse en el puente entre el cine convencional y el porno.

Durante cuatro años, Seka se labró esa imagen gracias a la complicidad de los medios de comunicación norteamericanos, que le dedicaron entrevistas y reportajes, y a una cuidada selección de papeles, muy acorde con lo que transmitía la actriz dentro y fuera de los platós. Pese a ello, varios directores intentaron hacer con Seka lo que Blake Edwards había hecho con Julie Andrews en ‘S.O.B’, mostrar en la pantalla el reverso de la gran superestrella del género en un personaje completamente contrapuesto a su propia imagen pública. El primero que lo consiguió fue Kirdy Stevens, el exitoso realizador de la serie «Taboo», al ofrecerle el protagonismo de ‘Anytime, Anyplace’, un drama romántico escrito por Helen Terrie en el que una mujer enamorada de un expresidiario se ve envuelta en un triángulo amoroso en medio de una huida hacia ninguna parte.

Flanqueada por tres actrices que no podían oscurecer su brillo, Seka aceptó el reto para brindar a su ingente legión de seguidores una de las actuaciones dramáticas más esplendorosas de su carrera. La actriz de Virginia se aleja en esta película de su glamurosa imagen de diva intocable para sumergirse en un espiral de robos y escapadas que, por añadidura, contiene un buen número de escenas eróticas en las que Seka demuestra el porqué de su bien merecida fama.

EL ESCASO RECORRIDO DE LAS «ROAD-PORN»

Se conoce como «road-movie» a aquellas películas en las que los protagonistas viven en la carretera, en continuo tránsito hacia un destino que muchas veces no conocen, y que alcanzaron su plenitud en la contracultural ‘Easy rider’, dirigida por Dennis Hopper a finales de los sesenta, un filme que cambió el sistema de producción de Hollywood. Aunque el cine X nació de los mismos presupuestos transgresores que empujaron a Hopper a realizar ‘Easy rider’, la historia ha demostrado que el porno es un género cinematográfico primordialmente estático, en el que las «road-porno», o pornos de carretera, no funcionan demasiado bien cara al espectador. Pocos ejemplos nos ofrece el cine X de películas en las que los protagonistas vaguen sexualmente en busca de su destino o huyendo de algo, más allá de esta ‘Anytime, anyplace’, ‘La frontera’, de Paul Thomas, ‘American Pie’, de Jeffrey Fairbanks, o la estrafalaria ‘Neon Nights’, de Cecil Howard.

MIKE RANGER

Aunque su fama no haya alcanzado la de algunos de sus contemporáneos, como John Leslie, Paul Thomas o Jamie Gillis, Mike Ranger es una de las leyendas de la edad de oro del porno norteamericano, gracias a su participación en películas como ‘Ultraflesh’, de Svetlana, ‘Furor insaciable’, de Godfrey Daniels, o ‘Taboo’, de Kirdy Stevens. Ranger debutó en el cine X en 1974 como protagonista de loops y pornos de bajo presupuesto, para pasar seis años de su vida interpretando pequeños papeles en filmes menores y bajo diferentes seudónimos. El reconocimiento le llegaría a partir de 1980, cuando alcanzó papeles protagonistas que propiciarían que crítica y público lo considerasen algo más que un actor de buena planta. Su noviazgo con la exmodelo de Penthouse Loni Sanders lo convertirían en un personaje popular en la industria hasta su retirada, en 1985, con más de 150 películas sobre sus espaldas.

Publicado en Interviu en mayo de 2004.

Anna Obsessed

La única película dirigida por Martin & Martin es un drama psicológico sobre el redescubrimiento de la sexualidad de una mujer casada en brazos de una persona de su misma sexo, un filme que abanderó la consideración del lesbianismo en el porno como algo más que una variante erótica.

Obsessed. EEUU. 1977.

Actores: Constance Money, John Leslie, Annette Haven, Susan McBain, Jamie Gillis.

Producción: The Strangers.

Dirección: Martin & Martin

El cine X de la década de los 70 dejó para la historia una serie de filmes en los que la preocupación de sus directores por la introspección en la sexualidad humana les dotaría de la etiqueta de cine experimental. Gerard Damiano y los Hermanos Mitchell ya habían transitado por la senda de un porno más preocupado por la mente que por la imagen en algunas de sus míticas películas de los albores del género, pero la crítica especializada considera a ‘Anna obsessed’ como el paradigma de un cine X innovador que, además de su marca de calidad, poseía una innegable ambición artística.

Fue la primera y única película de Martin & Martin y uno de los grandes éxitos de 1977. Pero también uno de los filmes más polémicos de la historia del género. Titulada originalmente ‘Obsessed’, la cinta contenía una cruda y violenta escena de violación que fue suprimida en el montaje definitivo, cuando se rebautizó como ‘Anna obsessed’. Además, el filme constituyó la primera aproximación seria del porno hacia el mundo de la homosexualidad femenina, más allá de la mera anécdota de los números lésbicos presentes en gran parte de las películas de aquella década, una costumbre que ha permanecido en el porno hasta nuestros días.

‘Anna obsessed’ presenta la homosexualidad femenina como opción sexual con una carga afectiva, no como una forma de sexualidad derivada del apetito carnal. Por ello, el crítico Robert H. Rimmer calificó a la cinta como «una de las películas más femeninas de la historia del porno». La elección de Constance Money y Annette Haven, dos mujeres con una extraña sensibilidad erótica en los números sexuales, como protagonistas de la pareja lésbica ayudó a dotar al filme de su componente femenino.

Pero ‘Anna obsessed’ no sólo representa la reivindicación del descubrimiento de la sexualidad con una pareja del mismo sexo, sino que incide brillantemente sobre el tema de los sueños y las fantasías oníricas para lograr el placer. Algo que se manifiesta en la secuencia final, tan sorprendente como inolvidable.

LA ALTERNATIVA LÉSBICA

Al contrario de la masculina, que constituye un subgénero diferenciado en el porno, la homosexualidad femenina forma parte del catálogo de prácticas habituales en las películas mainstream hasta el punto de que, en ocasiones, las escenas lésbicas se transforman en heterosexuales (normalmente tríos) o viceversa. Pero pocas veces el cine X se ha centrado en las relaciones homosexuales femeninas como tema principal. ‘Anna obsessed’ abrió una vía que, ya en la década de los noventa, desarrollaron las películas de la corriente «X-Chic», particularmente «Elementos de deseo», de Cameron Grant, y la mayoría de los filmes realizados por Andrew Blake, verdadero factótum de esta corriente que, incluso, estuvo tres años centrado en la dirección de filmes de temática lésbica.

CONSTANCE MONEY

La leyenda de Constance Money como actriz X la forjó el hecho de que esta mujer, de nombre real Susan Jensen, sólo participara en ocho películas porno y que, en ellas, mostrara, además de una convincente pasión para las escenas sexuales, excelentes dotes dramáticas. Money, cuyo nombre artístico fue idea de Radley Metzger a causa de la obsesión de la actriz por el dinero, seleccionó muy bien sus papeles y más de la mitad de las ocho cintas que la encumbraron a la fama son consideradas hoy en día clásicos del género, caso de ‘Barbara Broadcast’, ‘Maraschino Cherry’, ‘Paraíso porno’ y ‘Anna obsessed’. Retirada en 1979, tras cinco años de actividad, Money volvería al cine X cuatro años después para protagonizar ‘A taste of Money’, su canto de cisne como actriz porno.

Publicado en Interviu en octubre de 2002.

Satisfiers of Alpha Blue

El mítico realizador Gerard Damiano realizó en 1980 esta parábola futurista que ha pasado a la historia del cine X como uno de los filmes más significativos para ilustrar su concepción del sexo y que permanece viva más de 20 años después de su realización por su insólita atmósfera.

Satisfiers of Alpha Blue. EEUU. 1980.

Actores: Richard Bolla, Herschel Savage, Lysa Tatcher, Sharon Mitchell, Annie Sprinkle, Hillary Summers, Tiffany Clark, George Payne, Jody Maxwell, Ron Hudd, Scott Mallory, Maria Tortuga, Monique, Holly Page, Michael Morrison, Lee Carroll, Coral Cie, Carlyn Sand, Lynx Cannon, Erica Eaton, Jeanne Montanan, Jann, Cookie French, Lindy, Marilyn Gee, Chantell, Ted Devin, Bill McKean, Blake Palmer.

Producción: Gerard Damiano.

Dirección: Gerard Damiano.

Pese a que su nombre figura con letras de oro entre los pioneros del cine X norteamericano, la carrera como realizador de Gerard Damiano inició una cuesta abajo a finales de la década de los 70 a causa de las exigencias del público. Cansado de las películas «de autor», de las que el director de Nueva York fue el máximo exponente, el espectador quería ver en las pantallas filmes que le contaran historias menos intelectuales y más cercanas al cine comercial no pornográfico.

A partir de 1978, Damiano intentó reciclar su cine adaptándolo a los gustos del público, pero sin abandonar su personalísima concepción del erotismo. El propio director ha declarado en alguna ocasión que su motivación para hacer películas X no ha sido nunca económica, sino el deseo de transmitir a sus contemporáneos su pasión por el erotismo.

Fruto de ese deseo, Gerard Damiano realizó en 1980 una de sus películas favoritas y la que significaría un puente entre su anterior filmografía y la que desarrollaría en los años venideros. ‘Satisfiers of Alpha Blue’ ofrece una visión idílica y burlona del futuro (algún año del actual siglo XXI) en el que los problemas humanos han desaparecido y los hombres y las mujeres tienen mucho más tiempo para disfrutar del sexo. La película pone en escena a las «satisfacedoras», unas mujeres genéticamente programadas para proporcionar placer sexual a los hombres y cuya incardinación en la historia resulta completamente creíble.

Damiano reconoció en una entrevista a la revista Hot Video que ‘Satisfiers of Alpha Blue’ era una de las películas de las que más se sentía orgulloso, porque ejemplifica su visión del cine X: «para mí, lo más importante en mis películas consiste en crear una situación donde el sexo intervenga de manera natural. Las historias en las que la muchacha le hace una mamada al tipo de la tienda de ultramarinos porque no tiene dinero no tienen ningún sentido. ¡Y son tantos los filmes basados en ese principio!».

Así, ‘Satisfiers of Alpha Blue’ se convirtió en una declaración de principios de la filosofía sexual de su realizador, quien incluso, según algunos críticos, introduce en la historia un elemento romántico a causa de sus convicciones católicas. Un romanticismo que, en medio de esta delirante y excitante cinta, resulta hasta irónico.

LA MUJER OBJETO

Según un sector de la crítica norteamericana, ‘Satisfiers of Alpha Blue’ es una de las películas X más detestadas por la población femenina. Al escenificar el futuro femenino en forma de «satisfacedoras» al servicio del hombre, Damiano tropezó con la incoprensión de los expertos, que vieron una buena dosis de machismo en dicho gesto. Sin embargo, la trayectoria de Damiano no es nada sospechosa de machismo, ya que en sus anteriores películas la mujer ocupaba un papel casi dominador con respecto al hombre. Lo que hizo en realizador neoyorkino en este filme fue adelantarse a su tiempo al retratar un papel, el de la mujer, que el cine porno acabaría relegando a mero objeto, como el tiempo se ha encargado de demostrar. Para muestra de ese vaticinio, basta con echar un vistazo a los filmes contemporáneos «gonzo» de Max Hardcore, Rocco Siffredi o Christophe Clark, en los que el papel de la mujer es solamente el de instrumento placentero.

HERSCHEL SAVAGE

El único hombre del futuro que todavía cree en el amor fue interpretado en ‘Satisfiers of Alpha Blue’ por Herschel Savage, uno de los actores mejor considerados en la industria por su respeto hacia los compañeros de trabajo. Nacido en 1955, Savage, de ascendencia judía, entró en el mundo del porno en marzo de 1976 por recomendación de su amigo Richard Bolla, después de haber sobrevivido unos años en el off-Broadway. Pronto, su apariencia de normalidad le hizo ganarse el favor de la critica y el público y se convirtió en uno de los actores más apreciados del circuito. Hasta su retiro, en 1988, participó en más de 500 películas, entre ellas ‘Debbie Does Dallas’, ‘Amanda de noche’ y ‘Pretty Peaches 2’. Nueve años después volvería al porno, en la misma forma que lo dejó y todavía permanece en activo.

Publicado en Interviu en septiembre de 2002.

Fantasías de noche

La primera película X del antiguo realizador de vídeos soft Andrew Blake supuso una revolución en el género sólo comparable a la que había producido, 17 años antes, el estreno de ‘Garganta profunda’. ‘Fantasías de noche’ cambió la historia del porno y su legado perdura hoy en día.

Night Trips. EEUU. 1989.

Actores: Tori Welles, Porsche Lynn, Randy Spears, Victoria Paris, Peter North, Ray Victory, Jamie Summers, Tanja de Vries, Marc de Bruin.

Producción: Patti Rhodes, Art Bloom, Howard Klein y Andrew Blake.

Dirección: Andrew Blake.

A finales de la década de los 80, el porno norteamericano había iniciado una peligrosa curva descendente desde su cima, en la edad de oro de su consolidación como género cinematográfico. Herida todavía por las repercusiones del escándalo de Traci Lords y falta de alternativas con las que sorprender al público, la industria de cine X bastante hacía con sobrevivir gracias a los bajos costes que el hegemónico soporte de vídeo había impuesto a las películas.

En este desolador paisaje apareció Andrew Blake, un exquisito realizador y director de fotografía que se había curtido en las ediciones videográficas de la revista Playboy filmando episodios softcore con algunas de las más bellas «conejitas» de la popular revista. Blake decide dar el salto al cine X, algo que sus compañeros de profesión en la publicación de Hugh Hefner habían rechazado, con el propósito de reproducir en el porno los mismos esquemas narrativos que tanto éxito habían dado a los vídeos de Playboy. Este salto mortal incluía, además, rescatar para el cine X el soporte de 35 mm., que aseguraba una calidad de imagen y una nitidez fotográfica muy superior a la que entonces concedía el vídeo, pero que, evidentemente, suponía un mayor coste de producción.

La productora Caballero asumió el proyecto de Blake para financiar ‘Fantasías de noche’, una especie de remake de ‘Sueños de noche’, el filme que había servido a Rinse Dream para debutar en el porno ocho años antes y que había sido incomprendido por el público a causa de su carácter vanguardista. Sobre esta base argumental, Blake realizó un filme que ha trascendido más allá de sus innegables valores cinematográficos.

Acuñó un estilo, que más tarde se denominaría «X Chic», cuyas principales características son una esmerada fotografía, una exquisita puesta en escena, una ambientación de lujo, unos intérpretes con cuerpos de ensueño, una música relajante y un montaje final en el que se eliminaban sintomáticamente los cambios de postura en las escenas sexuales. El porno, así, se aproximaba a la estética del vídeo-clip al poder incluir, en una misma película, diferentes fragmentos relacionados entre sí por un marco argumental muy general.

Las consecuencias de esta nueva era del porno fueron inmediatas y perduran todavía trece años después del estreno de ‘Fantasías de noche’. La industria del cine X descubrió que se podía hacer un porno más amable, sin perder un ápice de mordacidad sexual, para que fuera contemplado en pareja, al reproducir un mundo irreal en el que la acción transcurre de manera casi coreográfica. El detonante de dicho descubrimiento fue el triunfo que ‘Fantasías de noche’ obtuvo en la edición de 1990 del Festival de Cine de Houston, uno de los más prestigiosos de la industria. Ese mismo año, la película de Blake también barrió en la ceremonia de los AVN Awards, los Oscar del porno, pero eso no fue lo más relevante. Lo realmente significativo es que ‘Fantasías de noche’ creó una corriente dentro del porno que se ha ido extendiendo a lo largo del tiempo y que ha convertido a esta representación de los transtornos oníricos de una mujer en el filme X más importante de la historia desde ‘Garganta profunda’.

VICTORIA PARIS, DEL BARRO AL CIELO

Dotada de unos espectaculares pechos no manipulados quirúrgicamente, Victoria Paris fue una de las actrices más sobresalientes del renacimiento del porno americano. Original de Montana, trabajaba como secretaria cuando su curiosidad la arrastró hacia la lucha de barro, espectáculo en el que estuvo trabajando durante un año. En 1988 haría su debut en el porno y, hasta su retirada en 1995, participó en unas 150 películas, algunas de ellas en Europa, entre las que destacan ‘Sexo tras el cristal’, de Michael Craig, ‘Camaleón’, de John Leslie, y ‘Las aventuras de Buttman’, de John Stagliano. Con su amiga Ashlyn Gere formó una de las parejas más tórridas del baile erótico en los circuitos de striptease hasta su definitiva retirada del mundo del espectáculo, a finales de la década de lo 90.

SINOPSIS ARGUMENTAL

Una mujer que padece transtornos del sueño se somete a una revolucionaria terapia bajo la supervisión de un médico y una psicóloga. Tendida en un diván y con un complejo entramado de electrodos conectado a las partes más sensibles de su cuerpo, la pareja de científicos podrá observar en un monitor los sueños de Tori. En ellos, la mujer se muestra como observadora de los juegos amorosos de una pareja de amantes, retoza con un fornido culturista y participa activamente en un trío lésbico. A medida que el tratamiento da sus frutos, los médicos optan por que Tori vea sus propios sueños en el monitor para descubrir sus ocultas fantasías. Y en estas tendrá un papel protagonista el propio galeno.

Publicado en Interviu, dentro de la colección ‘Las mejores películas del cine X’, en abril de 2002.

New Wave Hookers (el inicio)

Un porno que reproduce la revolucionaria estética del canal televisivo MTV en un ambiente surrealista fue la tarjeta de presentación en el género de los Dark Brothers, una curiosa pareja de falsos hermanos que crearían durante años algunas de las películas más inquietantes del porno moderno.

New Wave Hookers. EEUU. 1985.

Actores: Ginger Lynn, Jamie Gillis, Jack Baker, Desiree Lane, Gina Carrera, Kimberly Carson, Kristara Barrington, , Brooke Fields, Tom Byron.

Producción: Walter Dark.

Dirección: Gregory Dark.

Walter Gernert y Gregory Brown formaron durante años la pareja más inconformista del porno norteamericano. De su asociación, en 1983, surgió una estética en el cine X que se acercaba más al moderno lenguaje de los medios de comunicación de masas que a los esquemas clásicos del cine que reprodujo el género en los años de esplendor. Se autobautizaron los Dark Brothers porque ambos tenían un apego a la faceta más oscura de las relaciones personales y, en un gesto propagandístico, aparecieron en muchas revistas para adultos vestidos como chulos, sentados en sillones de mimbre, rodeados de iguanas y serpientes, y vistiendo ostentosos collares y cadenas.

Pero los Dark Brothers no fueron sólo una imagen pintoresca para ilustrar entrevistas y reportajes. Bucearon en las interioridades de la psicología humana para realizar filmes en los que se aprecia una fuerte carga intelectual, una fascinación por el surrealismo y un intento por crear atmósferas antieróticas que sería copiado, más de diez años después, por otros directores del género como Rob Black o Michael Ninn.

Su primer gran éxito fue ‘New Wave Hookers (el inicio)’, la película que comenzaría una de las sagas más admiradas de la historia del género. Nacido de la retorcida imaginación de Gregory, el filme mezclaba elementos surreales con un estilo que mimetizaba la estética del canal musical de televisión MTV. Para ello, Dark invirtió muchas horas en perfilar la imagen de las protagonistas y del ambiente en el que se moverían: «la película presentaba el tipo de chicas que ves cuando conduces por Melrose Avenue, rockeras con las que te gustaría acostarte pero a las que no osarías acercarte», declaró años después en una entrevista. Cabellos de colores, maquillajes exagerados y vestimentas estrafalarias componen la imagen que Dark crea de un tipo de chicas de la nueva ola que, según él, «desean los hombres de mediana edad». La idea de Dark de que la industria del porno va diez años por detrás de la cultura popular le permitió concebir unos personajes más próximos a la juventud de su época que los que habitualmente poblaban los filmes X.

La película que inició la saga ‘New Wave Hookers’ causó mucho más impacto en aquellos creadores preocupados por innovar el arte de la imagen que en la propia industria de cine X. Quentin Tarantino o Mike Judge, el creador de ‘Beavis & Butthead’, reconocen la influencia que tuvo el filme en algunos de sus trabajos. Los personajes de la serie de Judge, dos descerebrados que pasan sus horas delante del televisor, son enormemente parecidos a los descritos por Dark en el filme.

‘New Wave Hookers (el inicio)’ es una de las películas que resultaron afectadas por el descubrimiento de que Traci Lords había participado en el cine X siendo menor de edad. Tras la intervención del FBI, los distribuidores de la cinta, para evitar problemas legales, decidieron suprimir la secuencia en la que intervenía Traci y eliminar su nombre de los títulos de crédito. Traci Lords encarnaba a una de las prostitutas del clan que se caracterizaba por su carácter dominante, pero su actuación nunca pudo verse en España. La película no fue distribuida en nuestro país en el momento de su estreno en los Estados Unidos y la única copia disponible, que facilita Interviu, es la versión que se redistribuyó en América.

JACK BAKER, UN CÓMICO X

Uno de los dos «freaks» que provocan, con su sueño, la aparición del ejército de putas de la nueva ola es interpretado por Jack Baker, un actor que aprovechó el auge de las películas interraciales de principios de los 80 para meter cabeza en la industria porno. Antes había trabajado como actor de reparto en algunos filmes convencionales, como ‘Made in USA’, de John Landis. Pero lo mejor de sí lo dio en el cine X, principalmente al lado de los Dark Brothers, que supieron ver la veta cómica de Baker y lo incluyeron en el reparto de filmes como ‘New Wave Hookers (el inicio)’, ‘Los polvos del infierno’ o ‘New Wave Hookers 2’. Después de una carrera en el porno que comprende un centenar de títulos, Baker se vio obligado a retirarse al serle diagnosticado un cáncer por el que moriría el 13 de noviembre de 1995, a los 47 años de edad.

SINOPSIS ARGUMENTAL

Jamal y Jimmie son dos amigos muy diferentes entre sí que tienen la costumbre de reunirse para ver la televisión juntos. Jamal es negro, habla muy deprisa y está obsesionado por el sexo. Jimmie es punkie y vive en un continuo desprden. Un día, ambos se quedan dormidos después de haber visto una película porno en la tele y comienzan a tener un extraño sueño en el que ellos son los propietarios de un servicio de prostitutas a domicilio que llegan a ser expertas en una nueva dimensión del sexo y que conocerán cuáles son los secretos del sexo y la forma de desvelar las más oscuras pasiones de sus clientes.

Publicado en Interviu, dentro de la colección ‘Las mejores películas del cine X’, en abril de 2002.

Sueños de noche

El origen de la corriente «X-Chic», que revolucionaría el porno en la década de los 90, es una cinta con pretensiones intelectuales y de factura vanguardista que ha pasado a la historia como un filme «de culto» y ha agrandado la figura de su realizador, Stephen Sayadian.

Nightdreams. EEUU. 1981.

Actores: Dorothy Le May, Loni Sanders, Kevin Jay, Paul Berthell, Jennifer West, Pia Snow, Jacqueline Lorians, Danielle, Ken Starbuck, Monique, Andy Nichols.

Producción: Rinse Dream

Dirección: F.X. Pope.

Cuando, en 1989, Andrew Blake presentó en público su primer filme X ‘Fantasías de noche’, muchos críticos alabaron la originalidad de los planteamientos narrativos del antiguo realizador de videoclips, que llevarían a inaugurar una nueva era del porno. Sin embargo, sólo unos cuantos estudiosos vieron en la obra de Blake la enorme influencia de una olvidada película de principios de los 80 que, en su concepción, presentaba la misma estructura dramática que la cinta que abanderó el «X-Chic».

Aquella película era ‘Sueños de noche’, la primera incursión en el cine X de uno de los personajes más fascinantes del hardcore americano. Stephen Sayadian trabaja desde hace más de 20 años a ambos lados de la frontera del porno, filmando películas comerciales y cintas X, con los seudónimos de Rinse Dream, F.X. Pope, Ladi von Janski y Sidney Falco. Preocupado por buscar la vertiente artística del porno, Sayadian tiene tras de sí una de las carreras más atípicas en la dirección de largometrajes X, en la que combina los elementos de vanguardia con unas exigencias de producción que se asemejan mucho a las de las películas convencionales. Aunque es difícil precisarlo, dado el hermetismo existente alrededor de la figura de Sayadian, algunas fuentes apuntan a que, en su primera película X, el visionario realizador contó con la colaboración de Francis Delia (quien aquí asumió el seudónimo de F.X. Pope), un afamado fotógrafo publicitario que llegaría a colaborar años más tarde con el cineasta Abel Ferrara.

En 1981 se estrenó «Sueños de noche», la única película X de la historia, según el prestigioso crítico Patrick Riley, que se aproxima al nivel de arte del cine convencional. A partir de la terapia sexual a la que se somete una mujer en una clínica psiquiátrica, Sayadian construyó un filme de culto lleno de referencias cinéfilas, citas a la estética expresionista y toques vanguardistas. Aparte de las atmósferas vaporosas que destila el filme, Sayadian trabajó con los actores para que improvisaran como si estuvieran implicados en una gran performance, lo que convierte a la cinta en una obra casi experimental, del mismo corte que ‘Café Flesh’, la segunda película firmada por Rinse Dream.

No se trata, sin embargo, de una de esas películas incomprensibles en las que el público permanece impasible ante un desfile de propuestas cult en la pantalla. ‘Sueños de noche’ es un filme de una factura impecable en el que su realizador juega con los mecanismos narrativos para crear un lenguaje propio, formado a partir de los sueños de su protagonista, que acabaría creando escuela durante la década de los 90.

«Sueños de noche» fue acogida con entusiasmo por la crítica especializada de su tiempo, que vio en la propuesta de Sayadian un intento por renovar el lenguaje del cine X para adaptarlo a las exigencias de un público que buscaba algo más que narratividad o sexo en el porno. La revista Playboy la calificó como una mezcla de Fellini y ‘Cabeza borradora’, el mítico filme de David Lynch; otra revista, Adam Film Word, la eligió como la segunda mejor película del año, tras ‘Nothing to hide’, de Anthony Spinelli; y la Asociación de Críticos de Cine X la incluyó en su particular «salón de la fama» como una de las cintas legendarias de la historia del género.

DOROTHY LE MAY, LA CURIOSA

‘Sueños de noche’ fue la última película X en la que apareció la veterana Dorothy Le May, una actriz que había debutado en el porno por curiosidad. En 1976, mientras trabajaba como administrativa en la Universidad de Berkeley vio un anuncio que ofrecía trabajo por 300 $ al día. Unas semanas después estaba rodando loops y durante los cinco años siguientes sería una de las secundarias más eficaces de su época en películas como ‘Talk dirty to me’, de Anthony Spinelli, o ‘Small Town Girls’, de Tony Janovich. El papel protagonista le llegó en la última película de su carrera, después de más de 50 filmes y una pequeña participación en ’10, la mujer perfecta’, de Blake Edwards. En 1981 abandonó el porno para dedicarse a trabajar en un servicio de mensajería.

SINOPSIS ARGUMENTAL

La señora Van Houten, una ama de casa con marido y dos hijos, se somete a un revolucionario tratamiento psicológico para descubrir el interior de sus sueños. Encerrada en una habitación, la paciente es observada por una pareja de médicos a través de un falso espejo y, mediante un sofisticado sistema de proyección, pueden analizar sus sueños. En ellos, el subconsciente de la pacífica ama de casa la revela como una enfermera de noche dispuesta a ayudar a un paciente, como una prostituta callejera, como concubina en una harén árabe y como protagonista de una extraña pesadilla diabólica que se desarrolla en diferentes escenarios de su imaginación.

Publicado en Interviu, dentro de la colección ‘Las mejores películas del cine X’, en abril de 2002.

A History of the Blue Movie

En los albores del cine X como género cinematográfico legal, Alex de Renzy elaboró un minucioso documental histórico sobre la historia del porno, que recogía los más importantes cortometrajes licenciosos rodados en los Estados Unidos durante la prohibición y es ya una pieza para coleccionistas.

A History of the Blue Movie. EEUU. 1971.

Producción: Alex de Renzy

Dirección: Alex de Renzy.

Desde que el cinematógrafo superó el status de estrafalario invento para convertirse en un espectáculo de masas y una forma de crear arte, el hombre lo ha utilizado como forma de representación del sexo con el propósito de excitar sus instintos más primarios. El porno se legalizó como tal a finales de la década de los 60 y principios de los 70 en la mayoría de las sociedades democráticas, un dato que provoca la impresión de que, hasta entonces, no existían filmes con actos sexuales explícitos. Pero esto no es del todo cierto. Desde los primeros años del siglo XX, hay constancia de la existencia de una industria paralela al cine convencional que promovía la filmación de cortometrajes licenciosos en todo el mundo cuya distribución, teóricamente perseguida por la ley, se realizaba por correo especial o valija diplomática. Porque muchos de los consumidores de aquellos filmes sicalípticos primitivos eran aristócratas, adinerados burgueses o miembros de la realeza. El Sha de Persia o el rey Alfonso XIII, por ejemplo, se cuentan entre los mecenas de un género cinematográfico prohibido para el pueblo llano pero tolerado para la nobleza de sangre azul, que lo disfrutaba en palacios y mansiones durante sus fiestas privadas.

En los Estados Unidos, los cortometrajes pornográficos clandestinos se llamaron inicialmente «smokers», ya que se exhibían en clubes privados masculinos. Posteriormente, dicha denominación dio paso al término «stag films», aunque ese nombre compartió con el término «blue movie» (que era el que se había generalizado en Gran Bretaña) la nomenclatura del género. Es difícil precisar el número de «stag films» que se filmaron en los Estados Unidos durante los difíciles tiempos de la clandestinidad, ya que muchos de ellos no han sobrevivido a la prueba del tiempo y otros sufrieron los rigores de la persecución policial, pero en todo caso existe un valioso archivo que demuestra que la producción ilegal de cortos porno era un negocio muy boyante.

En 1971, cuando el porno daba sus primeros pasos en libertad, el inquieto realizador de «softcore» Alex de Renzy ideó una forma de recuperar todas aquellas películas que formaban parte de la prehistoria de un cine que acababa de nacer y que corrían el peligro de caer en el olvido con la euforia de la legalización. Con un formato documental, Renzy realizó ‘A History of the Blue Movie’, un exhaustivo repaso a casi 70 años de la historia oculta del cine X que arranca desde el nacimiento del cine y termina, curiosamente, con el reconocimiento social del porno. La selección de Renzy es heterogénea. Arranca con ‘A Free Ride’ (1915), el «stag film» más antiguo que se conserva y que reproduce una anécdota automovilística. A este le sigue una broma playera titulada ‘On the Beach’ (1925) y el divertido ‘Keyhole Portraits’ (1930). Pero la obra cumbre de ‘A History of the Blue Movie’ es ‘Buried Treasure’ (1930), un cortometraje de dibujos animados que parece parido por una de las grandes empresas de animación estadounidenses, presumiblemente la que dirigía Walter Lanz, el creador del mítico Pájaro Loco. El documental también contiene joyas como el rescate de algunas de las películas protagonizadas por famosas «pin ups» en los años 50 o el corto ‘Smart Aleck’, una cinta que causó sensación en su época por la presencia en pantalla de la bailarina Candy Barr, la primera actriz de cine X no anónima de la historia.

CANDY BARR, EL PRIMER NOMBRE

La protagonista de ‘Smart Aleck’, uno de los cortos que integran ‘A History of the Blue Movie’, pasó a la historia del cine X por ser la primera actriz de la que se conocen datos biográficos. Se llamaba Juanita Slusher y aceptó, con 16 años, participar en un corto pornográfico sin saber muy bien lo que hacía, según confesó años después. Sin embargo, su única actuación en pantalla le granjeó una legión de admiradores y muchos problemas con la ley. Cuando ya había adoptado el seudónimo de Candy Barr y era una exitosa bailarina de striptease en los clubes de Las Vegas que había aparecido en la portada de diversas publicaciones para adultos, fue arrestada por la policía acusada de posesión de marihuana. Condenada a 20 años de cárcel, sólo cumplió tres. Desde entonces, la actividad de Barr decreció hasta su definitivo retiro del mundo del espectáculo a mediados de los 70.

SINOPSIS ARGUMENTAL

Con formato de documental histórico, ‘A History of the Blue Movie’ recopila los siguientes cortometrajes pornográficos: ‘A Free Ride’ (1915), ‘On the Beach’ (1925), ‘Keyhole Portraits’ (1930), ‘Buried Treasure’ (1930), ‘The Nun’s Story’ (1940), ‘Smart Aleck’ (1950), ‘Sun Kissed Miss’ (1955), los filmes de striptease de los años 50 (‘Tempest Storm’, ‘Hula Tease’, ‘Eve’s Temptation’, ‘Fun for One’, ‘Hyde Away Girls’) y tres «loops» rodados por Alex de Renzy en la década de los 60. Su sucesión en pantalla permite repasar 70 años de la historia del porno norteamericano a través de sus imágenes.

Publicado en Interviu, dentro de la colección ‘Las mejores películas del cine X’, en marzo de 2002.