Una de las primeras adaptaciones al cine del mito sexual contemporáneo por excelencia, el Conde Drácula, llegó de la mano de una interpretación soberbia de Jamie Gillis y la hábil dirección de Warren Evans, para crear un clásico del cine X que se ha erigido como prototipo del mejor cine X de los 80.
Dracula Exotica. EEUU. 1980.
Actores: Jamie Gillis, Samantha Fox, Eric Edwards, Roger Caine, Vanessa del Rio, Ron Jeremy, Bobby Astyr, Herschel Savage, Marlene Willoughby, Denise Sloan, Diane Sloan, Randy West.
Producción: Kenneth Schwartz y Dexter Eagle.
Dirección: Warren Evans.
Desde la publicación de ‘Dracula’, de Bram Stoker, en 1897, el personaje creado por el escritor irlandés basándose en la leyenda de un sanguinario noble rumano se reveló como uno de los símbolos sexuales de la era moderna. Su enigmática personalidad dio pie a innumerables adaptaciones al cine en las que actores con mayor o menor capacidad de interpretar a un personaje tan perverso como hechizante nos ofrecieron las diferentes caras del conde transilvano. Pero el porno eligió al actor idóneo para dar vida al más salvaje y mortífero seductor que jamás haya creado la mente humana: Jamie Gillis.
El actor neoyorquino fue Drácula en las dos primeras aproximaciones del cine X al mito del vampiro. ‘Lust at First Bite’ (1978), de Phil Marshak, y ‘Dracula exotica’ (1980), de Warren Evans, han pasado a la historia como las mejores adaptaciones que ha ofrecido el porno sobre el personaje no sólo por su calidad como largometrajes, sino por la extraordinaria actuación de Gillis, que expresa perfectamente la mezcla entre melancolía e instinto salvaje del personaje de Drácula. ‘Dracula exotica’ es, de las dos, la que más fielmente se acerca a la novela de Stoker. Partiendo de una leyenda del siglo XVIII por la cual el conde se enamoró de una muchacha y la perdió en el curso de una sugestiva orgía, la acción nos traslada a los tiempos modernos, donde el relato gótico y terrorífico se mezcla con los mejores ingredientes del thriller (el despistado conde es confundido con un espía del Este) para proporcionarnos una película divertida y bien construida gracias al oficio del veterano Warren Evans.
Pero, además de su corrección estilística y de su relativa fidelidad al original literario, ‘Dracula exotica’ nos enseña algunas de las virtudes que hicieron que los ochenta fueran denominados como la edad de oro del porno americano: su detallada estructura, la fijación de las escenas sexuales dentro de la historia y un espíritu transgresor que es difícil encontrar en el porno contemporáneo, en el que hay apuntes de necrofilia (en la secuencia entre Herschel Savage y Vanessa del Rio), de pedofilia (con una Samantha Fox disfrazada de niña enfrentada a Bobby Astyr) y de sadomasoquismo (de nuevo Rio y Roger Caine).
LOS VAMPIROS DEL SEXO
Herederos de los Christopher Lee, Frank Langella, George Hamilton, Jack Palance, Klaus Kinski, Udo Kier o Gary Oldman, los actores de cine X que han interpretado a lo largo de la historia al Conde Dracula han sabido mostrar la vertiente perversa que, por mor de la censura, ha evitado enseñarnos el cine convencional. Jamie Gillis, primer Drácula pornográfico, es el estandarte de un grupo de actores que ha dado a la historia del cine X caracterizaciones como el arrollador Rocco Siffredi de ‘Ejacula’, de Ralf Scott, el hierático Jolth Walton de ‘Dracula’, de Mario Salieri, el enigmático Jonathan Morgan de ‘Vampire kisses’, de Scotty Fox, o, sin duda el más sensual e irresistible de todos, el Drácula femenino que interpreta Tori Welles en ‘Sangre y sexo’, de Paul Thomas.
JAMIE GILLIS
Dicen las malas lenguas que Jamie Gillis (Manhattan, 1943), de tanto interpretar al Conde Dracula en el cine X, adquirió del personaje vampiresco el don de la inmortalidad. Si no, nos se explica que Gillis, quien debutó en el mundo de la pornografía a finales de la década de los sesenta como protagonista de «loops» clandestinos de temática sadomasoquista, continúe en activo más de 35 años después de sus primeras aventuras como actor porno y con 60 años sobre sus espaldas. Pero Jamie Gillis no parece un ser de este mundo. Su increíble voracidad sexual le granjeó una bien merecida fama de «animal sexual» ya en los 80, cuando se consagró como la gran figura masculina del cine X tras el declive de John Holmes. Y su extraña capacidad para captar los recovecos más perversos del sexo lo han hecho un referente obligado para las nuevas generaciones de realizadores, sobre todo los especializados en el cine «gonzo».
Publicado en Interviu en abril de 2003.