Toxic

Platillos volantes de pacotilla, hombres disfrazados de conejo, mujeres con bolsas de papel en la cara o inquietantes payasos son algunos de los elementos que conforman “Toxic”, una de las películas más personales de Narcís Bosch, reconocido como el gran director español actual.

Toxic. España. 2004.

Actores: Nacho Vidal, Celia Blanco, Kristina Bella, Linda Argentina, July Silver, Carmen, Katsumi, Alicia Rhodes, Nomi, Angel Dark, Nikky Sun, Andrea Moranti, Franco Rocaforte, Robby Blake, Torbe, Roberto Chivas, Joaquim, Sebastian Barrio.

Producción: Salvador Diago.

Dirección: Narcís Bosch.

En más de una ocasión, Narcís Bosch ha reconocido que su forma de trabajar es muy anárquica. Utiliza elementos que le pasan por la cabeza y los traslada a la pantalla como una plasmación de su personalidad mezclada con perversiones sexuales. De hecho, Narcís es de esos directores que rehacen sus guiones la noche anterior a la grabación, pese a que su carácter meticuloso le hace ser inconformista con una escena si no se ajusta a lo que él había pensado.

Aficionado al cine fantástico y de serie B, Bosch concibió la idea de incluir un homenaje a Ed Wood en una de sus películas. “Toxic”, un filme estructurado en “vignettes” en el que aparecen muchas de las obsesiones y locuras del director gerundense, le dio la oportunidad de rendir tributo a uno de sus directores favoritos al reproducir en imágenes aquellos trucos malos de platillos volantes amenazando la ciudad que ya había enseñado Wood en “Plan 9 from outher space”.

Rodada en octubre de 2004 en diversas localizaciones próximas a Barcelona, “Toxic” es una de las cintas más personales de su director, tanto por las referencias culturales que contiene (además de Wood, el mundo de la Alicia de Lewis Caroll, la ciencia-ficción de serie Z o las películas de Gregory Dark) como por la extraordinaria riqueza icónica que atesora, en una imágenes con una brillantez visual difícil de superar.

Además de ganar el premio del público en la edición de 2005 del Festival de cine erótico de Barcelona, “Toxic” se exhibió en dos certámenes de cine convencional: el Festival de cine español de Málaga de 2005 y la Semana de cine fantástico y de terror de San Sebastián del mismo año.

CELIA BLANCO

El caso de Celia Blanco (Madrid, 1977) es singular en la historia del porno español. Apenas ha rodado una docena de películas en algo más de cinco años de carrera en el cine X y, sin embargo, es la actriz porno más popular de nuestro país, gracias a sus continuas apariciones en prensa, radio y televisión. La habilidad de su mentor, Ramiro Lapiedra, en vender la imagen de Celia la recogió la propia interesada para labrarse una fama entre los medios de comunicación, que la ha llevado a ser colaboradora habitual de programas de gran éxito. En el otoño de 2005, Celia publicó su biografía, “Secretos de una pornostar”, escrita en colaboración con el periodista Guillermo Hernáiz, director de Primera Línea, que la convirtió, más si cabe, en una figura mediática. En los dos últimos años, sus participaciones en películas X han sido escasas y se limitan a “Toxic” y “Motel Freaks”, ambas de Narcís Bosch.

NARCÍS BOSCH

El catalán Narcís Bosch (Salt, Girona, 1972) trabajó en el mundo de la publicidad y como ayudante de dirección en los dos primeros cortometrajes de Jaume Balagueró hasta que le llegó la oportunidad de dedicarse a la realización de películas X. José María Ponce, que lo conocía de su época como colaborador de Balagueró, le encargó la realización de un video sobre el Festival de Barcelona. Fue el comienzo de una rutilante carrera que arrancó como director de películas de subgéneros y que, desde 1999, año de realización de “Taxi Hard”, ha dado un giro al cine X español. Desde aquella fecha, Bosch se ha convertido en el principal referente del porno hispano, gracias a filmes como “Bulls & Milks”, “Hot Rats”, “Crazy Bullets”, “Toxic” o “Motel Freaks”. En 2005, Narcís Bosch fue el primer español que ganó un AVN Award al mejor director extranjero por “Hot Rats”.

Publicado en Interviu en junio de 2006.

Wild Things

Pionero en la dirección de películas X en los Estados Unidos, Alex de Renzy supo adaptarse a los nuevos tiempos con películas episódicas, en las que mostraba su capacidad de fabulación y su dominio de la cámara. “Wild Things” es un buen ejemplo del buen hacer del director.

Wild Things. EEUU. 1986.

Actores: Christy Canyon, Ali Moore, Tess Ferre, Kimberly Carson, Patti Petite, Billy Dee, Herschel Savage, John Leslie.

Producción: Alex de Renzy.

Dirección: Alex de Renzy.

Alex de Renzy es, para todos los que, de una manera u otra trabajan en la industria del cine X norteamericano, una especie de padre espiritual de todos aquellos que se dedican al porno. Él rescató las pioneras películas sobre las costumbres sexuales de los daneses y los “smoke films” o cortometrajes licenciosos que se filmaron en los Estados Unidos durante la época de la prohibición. De Renzy fue, además, un extraordinario realizador en la década de los setenta, pero su cine hubo de adaptarse a los nuevos tiempos a partir de mediados de los años ochenta, cuando el cine X cayó en desgracia para la Administración republicana y sufrió su más agria persecución.

Alex de Renzy sobrevivió a los malos tiempos con películas estructuradas en viñetas, un avance de lo que luego serían los filmes de X–Chic, pero tamizados por la estética dominante en sus tiempos. Uno de los mejores ejemplos en “Wild Things”, una película organizada en cinco historias independientes en las que podemos asistir a diferentes tipos de relación sexual, desde el amor entre dos mujeres hasta las fantasías más ocultas de una pareja. Y, como en todo el cine de Renzy, el viejo maestro demuestra que, ante todo, fue un excelente director de cine que trasladó todo su saber a las películas con sexo explícito.

“Wild Things” se rodó a comienzos de 1986, unos meses antes de que el FBI descubriera que Traci Lords había participado en más de medio centenar de películas siendo menor de edad. De hecho, Traci tuvo una participación en el filme, en una sexta viñeta en la que mantenía una curiosa relación de carácter clasista con Jaime Gillis. Pero la acusación de pedofilia que surgió contra la industria cuando se supo la verdadera edad de Lords hizo que la sexta historia de “Wild Things” quedara en el olvido por culpa de la legislación norteamericana. Pese a dicha privación, el filme de Alex de Renzy se conserva hoy en día como uno de los grandes clásicos que dio el porno en la segunda mitad de los años ochenta, la época más problemática para la historia del género.

CHRISTY CANYON

Nacida en Pasadena el 17 de julio de 1966, Christy Canyon inició, en 1984, una prometedora carrera como secundaria del cine X que se vería truncada por primera vez por culpa de su noviazgo con un ejecutivo de la productora Paradise Visual. Pasó cuatro años trabajando como recepcionista y bibliotecaria hasta que, en 1989, volvió al porno con su propia productora. Entre 1989 y 1993, Canyon daría lo mejor de sí en la pantalla, en el momento de la resurrección de la industria, principalmente en los filmes dirigidos por Paul Thomas. Como las leyendas del toreo, Christy volvió a retirarse en el punto más álgido de su fama para retornar, en 1995, gracias a un contrato en exclusiva con la Vivid. En julio de 1996, su último matrimonio, con Jeremy Stone, editor de la revista Adam Film Word, la forzaría a un último abandono de los platós, esta vez definitivo. Actualmente sigue casada con Stone, con quien vive en un barrio residencial de Los Ángeles, y gana medio millón de dólares al año haciendo «striptease» en clubes selectos.

ALEX DE RENZY

Alex de Renzy fue el principal ariete para derribar el portón de la censura que atrapaba al porno americano, pero, al revés que otros pioneros, no se quedó en el quicio esperando que otros sacaran provecho de un campo que él había labrado con su esfuerzo. A partir de 1971, comenzó una fructífera carrera como director de cine X que se prolongaría, con más de un centenar de títulos, hasta 1996, cinco años antes de su fallecimiento, en junio de 2001, víctima de un cáncer de hígado. Durante 25 años, Alex de Renzy supo adaptarse a las exigencias de la industria, desde el porno de autor de los 70 hasta los filmes hechos en vídeo en los 90, pasando por las cintas de “viñetas” de los 80, hasta completar el medio millar de títulos, muchos de ellos de temática 100 % sexual que firmó con el sobrenombre de Rex Borsky.

Publicado en Interviu en febrero de 2006.

Space Girls

A medio camino entre “La guerra de las galaxias” y “La loca historia de las galaxias”, Jonathan Morgan se atrevió a parodiar el cine de ciencia-ficción adaptado al porno en un filme brillante, lleno de extraordinarios efectos especiales y con un reparto estelar.

Space Nuts. EEUU. 2003.

Actores: Stormy, Devinn Lane, Jessica Drake, Kailani Lei, Kim Chambers, Casey Pink, Katie Morgan, Amber Rain, Hollie Stevens, Evan Stone, Randy Spears, Kyle Stone, Shanna McCullough, Ron Jeremy, Mike Horner, Jim Enright.

Producción: Jonathan Morgan.

Dirección: Jonathan Morgan.

Probablemente debido a la complicación que suponen los efectos especiales, el porno se ha acercado en escasas ocasiones al cine de ciencia-ficción. Pero, cuando lo ha hecho, ha sido para realizar excelentes parodias del género, caso de la mítica “Las aventuras de Flesh Gordon”, de Michael Benveniste y Howard Ziehm, un clásico de 1974 que llegó a distribuirse en España en su versión “soft”.

Jonathan Morgan, uno de los directores más interesantes del porno en la actualidad, retomó esa línea paródica que se remonta a la prehistoria del género para realizar “Space Girls”, una divertidísima parodia del cine de ciencia-ficción que está a medio camino entre “La loca historia de las galaxias”, de Mel Brooks, y la saga “Star Wars” impulsada por George Lucas.

Con una exquisita puesta en escena, unos efectos especiales que no parecen sacados de un saldo para serie B y un importante elenco de actores y actrices, Morgan rodó, en agosto de 2003, esta película de más de tres horas de duración y diez escenas de sexo que copia la estructura dramática de “La guerra de las galaxias” para introducir el sexo en las complejas tramas siderales de conquista de estrellas, naves espaciales y mutantes diversos.

Considerada por la crítica americana como una de las grandes películas X de nuestro tiempo, “Space Girls” logró seis premios en la edición de 2004 de los AVN Awards, entre ellos el de mejor película de comedia y mejor actriz protagonista, en la figura de Evan Stone. Sin embargo, su sentido de la parodia sobre uno de los mitos de la cultura norteamericana no llegó a calar en España, ya que el filme no consiguió ninguno de los galardones importantes en el Festival de Cine erótico de Barcelona de 2005, pese a que fue alabada por la crítica especializada desde su lanzamiento en nuestro país.

STORMY

De ascendencia irlandesa y cherokee, Stormy (Baton Rouge, Louisiana, 17-3-1979) tenía vocación periodística desde sus tiempos de instituto, ya que escribía en la revista del centro escolar. Esa inclinación hacia la escritura no la ha perdido, pues colabora mensualmente en la versión americana de la revista FHM. En septiembre de 2000 comenzó a trabajar como bailarina erótica, pero no sería hasta mayo de 2002 cuando arrancó su carrera como actriz de cine X. Cuatro meses más tarde firmó un contrato en exclusiva con Wicked Pictures de cuatro años de duración. En 2004 recibió el premio a la mejor starlette del año en los AVN Awards, el primero de los muchos galardones que ha logrado a lo largo de su carrera esta actriz que también ha trabajado en la industria como guionista, productora y directora, y que se postula como la principal sucesora de Jenna Jameson en el cine X norteamericano.

JONATHAN MORGAN

Tras unos años como eficaz secundario de muchas de las películas americanas de principios de la década de los 90, Scott Gallegos (Nueva York, 5 de febrero de 1966) comenzó a dirigir algunas películas de baja calidad, como muchos de sus compañeros de profesión, en 1994. Ya entonces apuntaba cierta preocupación por respetar la vertiente cinematográfica del género, lo que daría sus frutos cinco años después al ser contratado por Wicked Pictures para dirigir una serie de películas de gran presupuesto. En ellas, Morgan se reveló como el más firme sucesor de Paul Thomas, es decir, un realizador que, tras una brillante carrera como actor, se convertía en excelente director de cine X. La confirmación llegaría en 1998, año en que su película «La noche de los zombies calientes» batió el record de premios en la gala anual de los AVN Awards, los oscar del porno.

Publicado en Interviu en agosto de 2006.

WPink TV

Un canal de televisión erótico, dirigido por Ron Jeremy y Christy Canyon, es el principal argumento utilizado por Miles Kidder para parodiar el género televisivo a través de una desternillante comedia que inició una importante secuela de filmes en la segunda mitad de los ochenta.

Wpink TV. EEUU. 1985.

Actores: Christy Canyon, John Holmes, Tamara Longley, Ali Moore, Harry Reems, Ron Jeremy, Mark Wallice, Dallas Miko.

Producción: Michael Philips.

Dirección: Miles Kidder.

Hace más de 20 años, la televisión en los Estados Unidos era muy parecida a lo que podemos ver actualmente en la pequeña pantalla. Miles Kidder, un hábil artesano de la industria que trabajó como director durante la década de los 80, ideó la historia de una pareja –Phil y Cathy- que, cansada de los aburridos programas que veían en la televisión, revolucionan el canal en el que trabajan para ofrecer al público lo que realmente quiere ver.

¿Y qué es lo que el público quiere ver? Pues, naturalmente, sexo. Así, la pareja plantea una programación televisiva en la que el sexo es el elemento fundamental, ya sea en comedias de situación, programas de aerobic, debates o cualquiera de los géneros televisivos que inundan la pequeña pantalla. En la emisión que nos ofrecen Phil y Cathy podemos ver comedias como “Secret Sperm”, unas clases de gimnasia sexual muy últiles para los televidentes o un concurso titulado “Beat the Cock”.

Rodada con la habitual dinámica de producción de mediados de los 80 (pocos escenarios, mucha actividad de los intérpretes, escasos medios técnicos y mucho cachondeo en cada una de las escenas), “Wpink TV” supone la más divertida adaptación de las fórmulas televisivas que ha intentado el porno a lo largo de su historia. La fórmula funcionó, ya que la película tuvo hasta cuatro secuelas en las que se reproducían otros géneros televisivos adaptados a los clichés del cine para adultos.

Pero, además, “Wpink TV” nos proporciona la ocasión de ver en acción a algunos de los grandes mitos del cine X clásico, desde la pareja protagonista, formada por un joven Ron Jeremy y una casi debutante Christy Canyon, hasta leyendas del porno como John Holmes o Harry Reems, en el ocaso de sus carreras, y un jovencísimo Mark Wallice en sus inicios como actor.

CHRISTY CANYON

A la sombra de Ginger Lynn y Traci Lords, Christy Canyon inició a los 18 años una prometedora carrera como secundaria del cine X que se vería truncada por primera vez por culpa de su noviazgo con un ejecutivo de la productora Paradise Visual. Pasó cuatro años trabajando como recepcionista y bibliotecaria hasta que, en 1989, volvió al porno con su propia productora. Dotada de un notable perímetro torácico de origen natural, Canyon daría lo mejor de sí en la pantalla, en los primeros años de la década de los 90, en el momento de la resurrección de la industria, principalmente en los filmes dirigidos por Paul Thomas. Pero volvió a retirarse en el punto más álgido de su fama para retornar, en 1995, gracias a un contrato en exclusiva con la Vivid. En julio de 1996, su último matrimonio, con Jeremy Stone, editor de la revista Adam Film Word, la forzaría a un último abandono de los platós, esta vez definitivo.

MILES KIDDER

Entre 1984 y 1986, Miles Kidder, un personaje que había estado relacionado con la industria del cine X desde años atrás, realizó una docena de películas para la compañía Paradise Visuals en las que aprovechaba la eclosión del formato de vídeo para la filmación de cintas para contar historias sencillas y divertidas, rodadas en un par de días, en las que participaron algunas de las grandes estrellas del porno de mediados de los 80. Kidder inauguró la serie “Wpink TV” y también realizó su secuela, además de otros filmes como “Lust in Space”, una parodia cutre del cine de ciencia-ficción, “Whore of the Worlds”, de ambiente similar al cine fantástico, o “Those young girls”, versión X de “Algunos hombres buenos”.

Publicado en Interviu en abril de 2006.

Eruption

En los años en los que el porno gozaba de un gran predicamento entre el público cinéfilo, el debutante Stanley Kurlan realizó esta adaptación al cine X del clásico de Billy Wilder “Perdición” en el que el mítico John Holmes interpreta uno de los mejores papeles de su carrera.

Eruption. EEUU. 1977.

Intérpretes: John Holmes, Leslie Bovee, Susan Hart, Carry Welton, Tracy Valdis, Eric Evol, Gene Clayton, Wilt Torrance, Wynne Colbum, Bernard Addison, Bert Willis, Joseph Lopez, Justin Mallory, Fifi Aldercy, Shell Seward, Jack Aldis.

Producción: Stanley Kurlan.

Dirección: Stanley Kurlan.

En 1977, el cine X norteamericano inicia lo que los historiadores calificarían años más tarde como su “edad de oro”. Tras un lustro en el que el porno había adquirido cierto prestigio en los círculos cinematográficos, surge una industria que, bajo presupuestos de serie B, ofrecerá ocho años de esplendor al género. Las películas cuentan con elaborados guiones, existe un primitivo “star system” y el sexo se integra en las tramas y está al servicio de éstas.

En este contexto, el porno aprovecha algunas de las obras maestras del cine convencional para crear sus propias versiones. Sin caer en la parodia, el cine X adapta los argumentos de los filmes clásicos y les añade la ración de sexo de la que carecen, como una forma de actualizar algunos de los grandes guiones de la historia. En “Eruption”, Stanley Kurlan, un realizador que haría su única incursión en el género con este filme, dirigió la adaptación al X de “Perdición”, el clásico de cine negro que había dirigido con maestría Billy Wilder 33 años antes y que es considerado como uno de los grandes “thrillers” de la historia.

El triángulo formado por una ambiciosa mujer, su marido y el agente de seguros que oficia como su amante se convierte en “Eruption” en un argumento ideal para combinar misterio, engaños y sexo, en una cinta rodada en escenarios naturales en Hawai que logró un notable éxito en su estreno en los Estados Unidos y tuvo, muchos años después, una fructífera carrera comercial en España, cuando se estrenó, en 1985, tras la legalización del cine X en nuestro país.

Con el mítico John Holmes como protagonista, “Eruption” nos devuelve el puro aroma del cine X filmado en 35 mm., con su factura de película de serie B, en la que las escenas de sexo sirven como contrapunto a un guión brillante que permite engancharse a su trama por encima de la calidad de las seis secuencias eróticas que contiene.

LESLIE BOVEE

En 1975, Leslie Bovee dejó la danza para entrar en el mundo del porno. Aquel cambio vital, movido en un principio por la curiosidad, acabaría siendo fundamental en su existencia pues, hasta 1983, Bovee fue una de las actrices mejor consideradas en el circuito del emergente cine X norteamericano. Mujer de fuertes convicciones, Leslie Bovee significó el típico ejemplo de mujer liberada de la década de los 70, que toma en control de su propia sexualidad sin complejos de culpa. Esta actitud ante la vida y el trabajo le sirvió para participar en 46 películas durante ocho años de carrera, la mayoría de ellas como protagonista pese a no contar con un físico espectacular. En 1983 abandonó el porno tras dejar su huella en algunos de los grandes clásicos de todos los tiempos, como “Maraschino Cherry”, de Radley Metzger, o “Champagne for breakfast”, de Chris Warfield.

JOHN HOLMES

Excesivo en todos los órdenes de la vida, John Curtis Holmes (Pickway, Ohio, 1944) es el actor de cine X más famoso de la historia. Y no sólo por su descomunal miembro viril (35 cm. en erección), sino por haber vivido una vida digna de un personaje novelesco. Estrella de los albores del porno, personaje fundamental en la evolución del género, actor poco dado a relacionarse con sus compañeras de trabajo, drogadicto compulsivo, chapero ocasional y convicto por asesinato. Todo eso fue Holmes en sus 43 años de vida, en los que se acostó con 14.000 mujeres, se casó con dos y contrajo el virus del Sida, probablemente a causa de sus esporádicas relaciones homosexuales. John Holmes murió en Los Angeles el 13 de marzo de 1988, pero su leyenda sigue viva gracias a filmes como “Eruption”.

Publicado en Interviu en diciembre de 2005.

Constat d’adultère

Con el esquema de producción clásico de la pareja Ricaud-Dorcel, los grandes responsables de la resurrección del porno francés, “Constat d’adultere” nos transporta a una ciudad de provincias donde el engaño conyugal será sometido al juicio supremo.

Constat d’adultère. Francia. 1992.

Actores: Carolyn Monroe, Rocco Siffredi, Beatrice Valle, Philippe Soine, Pierre Didot, Capucine Laroche, Chriquette Lamy, Michel Bulgary, Patrice Cabanel, Alain L’Yle, Sheila Deroma, Yannick Eivin.

Producción: Marc Dorcel.

Dirección: Michel Ricaud.

El encuentro entre Marc Dorcel y Michel Ricaud, acaecido en 1988, trajo la bonanza al cine X francés, anquilosado en una producción decadente desde que, a mediados de los 70, la administración gala promulgó una ley restrictiva para el desarrollo de un género que había tenido sus momentos de gloria con la legalización. Ricaud y Dorcel salvaron de las catacumbas al porno francés gracias a un sistema de producción en el primaba la buena fotografía, la exquisitez de la ambientación y un sentido muy peculiar del erotismo, todo ello en soporte de vídeo.

Tras realizar algunas de las grandes obras del cine X europeo de finales de los 80, Michel Ricaud escribió en 1992 un filme sobre el adulterio como una vuelta de tuerca más en su particular visión de las relaciones eróticas. La historia de un pequeño pueblo francés donde el adulterio florece por todos los rincones y sus posteriores consecuencias sirvió a la pareja formada por Dorcel y Ricaud para componer uno de sus filmes más sobresalientes, en los que la espléndida factura con la que está rodado se complementa con un plantel de actores inigualable.

Al frente de ese reparto se encontraba Rocco Siffredi, convertido ya en el más importante actor porno del mundo gracias a su penetración en el mercado americano, en el que ya había triunfado con películas como “Camaleones del amor”, de John Leslie, o “Culitos amorosos”, de John Stagliano. Junto a él, la norteamericana Carolyn Monroe interpreta uno de los mejores papeles de su carrera y, sin duda, el más brillante de su larga estancia en Europa. Como tercera en discordia, la figura de Beatrice Valle, una de las más generosas actrices del porno francés, establece un contrapunto ideal para esta historia de pasiones desatadas y juegos prohibidos que consagró a Michel Ricaud como el gran paradigma del porno europeo y un modelo a imitar para las sucesivas generaciones de directores.

MICHEL RICAUD

Entre 1988 y 1993, Michel Ricaud fue el verdadero resucitador del porno francés, con la inestimable colaboración de Marc Dorcel como productor, el estandarte de un tipo de cine X que crearía escuela en el tránsito entre los 80 y los 90. Películas como “La educación de Anna”, “Les putes de l’autoroute”, “La mujer de negro” o “Constat d’adultère” son clásicos del género surgidos de la imaginación desbordante de uno de los grandes genios del porno europeo. En 1992, comenzó a colaborar con la productora Private y, un año después, el 28 de junio de 1993, su carrera y su vida se truncaron violentamente cuando una ola se lo llevó durante el rodaje de un filme para Private en las islas Seychelles.

CAROLYN MONROE

Candice Walker (Meldora, Indiana, 1968) fue la más popular de su instituto, donde aprendió a bailar y a dibujar con cierto arte, y estudió contabilidad en la Universidad de su estado natal antes de debutar, en 1991, en el porno en una de las entregas de la serie “Dirty Debutantes” dirigida por Ed Powers. En ese filme, aparecía en los créditos con el seudónimo de Candice Heart, que pronto cambió por el de Carolyn Monroe debido a su ligero parecido con la actriz Marilyn Monroe. En 1994, se trasladó a Italia al contraer matrimonio con un rico empresario transalpino. Antes, Monroe ya había sido una de las primeras actrices norteamericanas que habían cruzado el Atlántico para trabajar en Europa, a las órdenes de Mario Salieri o Michel Ricaud. Establecida en Italia desde hace más de una década, Carolyn Monroe se retiró de la interpretación a finales de la década de los 90 para producir y dirigir sus propias películas y para actuar como bailarina en espectáculos eróticos.

Publicado en Interviu en mayo de 2006.

Fade to Black

Una mirada desgarrada hacia la puerta de entrada de la industria del cine para adultos proporcionó a Paul Thomas todos los premios del sector, además de lograr un extraordinario éxito de ventas con un filme tan crudo como real, en el que el exactor se muestra como un magistral director.

Fade to black. EEUU. 2001.

Actores: Taylor Hayes, Taylor St. Clair, Dale Dabone, Tony Tedeschi, Julie Meadows, Voodoo, Marissa Arroyo, Joey Ray, Adajja, Riki Lixxx, Jason McCain, Mark Wood, Erik Everhard, Paul Thomas.

Producción: Paul Thomas.

Dirección: Paul Thomas.

Desde que, en 1988, Paul Thomas comenzara su exitosa carrera como director de películas X después de 14 años dedicado a la interpretación, el realizador de Illinois ha sido uno de los habituales en la ceremonia de los AVN Awards. Desde 1991, cuando ganó el premio al mejor director por “Beauty & the Beast 2”, Thomas ha coleccionado siete estatuillas mientras que sus películas han copado el palmarés en los más prestigiosos premios del cine para adultos en cada una de sus ediciones.

De todos los galardones que ha conquistado Thomas, el que más mérito tiene es el que logró en 2002 por “Fade to black”, un filme que se alzó además con otras siete distinciones, entre ellas la de mejor película del año y mejor guión. Y tiene mérito porque “Fade to black” realiza la mejor disección sobre el cine para adultos que se ha hecho jamás desde dentro del propio porno a través de la historia de una pareja de novios que viaja a Los Angeles con la idea de introducirse en la industria del cine X. La visión desencantada de Paul Thomas sobre un mundo en el que ha trabajado desde hace casi 30 años cautivó a la crítica y el público, hasta el punto de que el filme fue uno de los más vendidos durante los dos años siguientes a su producción.

“Fade to black” muestra al mejor Paul Thomas, un director que ha evolucionado desde las películas orientadas a las parejas de sus inicios hasta un tipo de cine que cada vez se aproxima más a los cánones del porno primitivo, ya que sus filmes contienen una importante carga dramática y una estructura narrativa plenamente cinematográfica, sin olvidar la tensión sexual propia de las cintas del género. Así lo ha considerado la crítica especializada, que califica a “Fade to black” como la “mejor película de su director” a causa de su capacidad para hacer sentir emociones reales y retratar personajes, como la pareja protagonista, que se pueden encontrar a cientos en las agencias para modelos porno de Los Angeles.

TAYLOR HAYES

Nacida el 14 de enero de 1975 en Grosse Point (Michigan), en el seno de una familia con graves problemas de alcoholismo, Hayes creció en Dallas, donde llegaría a integrarse en un grupo de Alcohólicos Anónimos y donde se le despertó su vocación de pornostar al ver un vídeo de Ginger Lynn en la televisión de su casa. Comenzó a bailar en diversos clubes hasta que, en 1994, la revista Penthouse la tentó para posar desnuda en sus páginas. A finales de 1995, viajaría a Los Angeles para debutar como actriz porno. Con sus volcánicas interpretaciones, Hayes llamó la atención de las productoras que se la rifaban para que actuara en sus películas. Entonces conoció al director Seymore Butts, con el que compartiría amor y trabajo, con el que tuvo un hijo en el verano de 1996 y con el que rompió un año después. Su carrera se ha relanzado en los últimos años, gracias al auspicio de la Vivid.

PAUL THOMAS

Durante 14 años, Thomas fue un actor sobrio y elegante, con una agitada vida personal, llena de breves romances con compañeras de profesión (Annette Haven, Veronica Hart, Christian Heller, Honey Wilder) y algunos problemas con la ley (pasó un año en la cárcel por tráfico de drogas). Mas su trascendencia en la historia del género la adquirió como director y productor, ya que Paul Thomas representa la esencia de la factoría Vivid: películas políticamente correctas, de hermosa factura visual y con relaciones sexuales “convencionales”. Acusado de conservador por sus detractores, Thomas, que ha filmado cintas como “La masajista”, “Bobby Sox” o “Fade to black”, es de los pocos realizadores preocupados por la pérdida de narratividad del porno actual. Y así se lo ha reconocido la propia industria, ya que tres de sus películas han conseguido el máximo galardón en los AVN Awards de los últimos cuatro años.

Publicado en Interviu en enero de 2006.

La dolce vita

Con “La dolce vita” Mario Salieri regresó al cine épico de grandes películas-río que habían forjado su merecida fama como cineasta de autor a comienos de los 90, en una obra personal y brillante que reúne toda la esencia del mejor cine del director napolitano.

La dolce vita. Italia. 2003.

Actores: Bambola, Katsumi, Rita Faltoyano, La Venere Bianca, Silvia Christian, Michelle Wild, Uma, Alicia Kiss, Gabriella Zaccaro, Michela Torre, Simony Diamond, Romana Jess, Alexandra Blake, Francesco Malcom, Sebastien Barrio, Horst Baron, Steve Holmes, Richard Lengin, Ramón.

Producción: Mario Salieri.

Dirección: Mario Salieri

Aunque Mario Salieri lleva más de veinte años como singular representante del porno de autor europeo, en los comienzos del presente siglo, sus filmes habían tenido el aspecto de ser obras alimenticias, es decir, películas rodadas para la venta rápida y sin demasiadas pretensiones artísticas. Pese a ello, Salieri nunca abandonó su preocupación por hacer un cine de calidad, su obsesión por la perfección técnica y su capacidad para sacar el máximo partido a todas las situaciones.

En 2003, Salieri volvió a ser el gran director que todo el mundo conocía con una película que recuerda a sus grandes epopeyas de la década de los 90. “La dolce vita”, como antes “Adolescencia perversa”, “Toda una vida” o “Concetta Licata”, es un relato épico que transcurre a lo largo de muchos años sobre la evolución de una pequeña población del sur de Italia dominada por el caciquismo y donde el sexo es moneda de cambio para conseguir favores. Rodada durante tres semanas, “La dolce vita” recupera el esquema de película-río que tenían las grandes obras de su director, con un amplísimo elenco de actores y actrices, una ambientación soberbia y una riqueza de localizaciones que la aproximan a una superproducción del cine convencional.

En ella vuelven a aparecer los temas preferidos del maestro napolitano: la traición, el engaño, la utilización del sexo como mecanismo de poder, la inocencia y la tiranía como las dos caras de la misma moneda y la violencia como un elemento subyacente en cada una de las relaciones que unen a sus personajes.

Con esos mimbres, Salieri se mueve como pez en el agua. Y derrocha sabiduría para ofrecer al espectador una película imprescindible para todos aquellos que todavía creen en el cine X como género cinematográfico. Por ello, a nadie extraño que “La dolce vita” se convirtiera en la gran triunfadora de la 11ª edición del Festival de Cine Erótico de Barcelona, donde consiguió las ninfas a la mejor película, el mejor guión, ambos en la persona de Mario Salieri, y el mejor actor, que ganó Francesco Malcom.

BAMBOLA

La rusa Eveline ha triunfado en el mundo del cine X europeo con el seudónimo de Bambola, una palabra italiana que signfica “muñeca”. Pero es que ha sido en Italia donde esta joven de belleza natural ha desarrollado toda su carrera en el porno. Descubierta por Mario Salieri en 2002, cuando Bambola contaba con veinte años, ha trabajado principalmente a las órdenes del realizador napolitano, aunque, desde sus comienzos estuvo ligada a la agencia de modelos de Riccardo Schicchi, el descubridor de Cicciolina, para sus espectáculos eróticos.

Al lado de Salieri, Bambola ha participado en una veintena de filmes, entre ellos “Faust”, “La dolce vita” o la reciente “Salieri Airlines”. Sus trabajos en el porno no se limitan sólo a filmes realizados por su descubridor y mentor, ya que también se la ha podido ver en películas como “El rey de Nápoles”, de Max Bellocchio, o “Las marquesas de Sade”, de Romeo Visconti, donde utilizaba el seudónimo de Slada Fire.

MARIO SALIERI

Nacido en Nápoles el 29 de noviembre de 1957, Mario Altieri descubrió su pasión por el cine de sexo cuando vio la secuencia del avión de la mítica “Emmanuelle”, de Just Jaeckin. Estudió Bellas Artes y, con apenas 24 años, abrió un sex-shop en el que distribuía sus propias películas de corte “amateur”, rodadas en Amsterdam. En 1985 fundó su propia compañía y comenzó a trabajar de manera profesional. Salieri realizó entre 1985 y 1990 una docena de películas de bajo presupuesto en las que, sin embargo, se apreciaba una búsqueda de la perfección técnica, un esmerado cuidado en la puesta en escena y la intención de crear un estilo propio que lo diferenciara del resto de sus contemporáneos. A comienzos de los 90 tuvo las primeras oportunidades de trabajar con presupuestos más holgados. Filmó entonces algunas de sus obras maestras (“Toda una vida”, “Adolescencia perversa”, “Concetta Licata”) aprovechando la extraordinaria cantera de actrices que surgió entonces en Europa. En los últimos años de la década de los 90, Salieri apuesta por un cine más comprometido, que retrata los horrores de la guerra, o por un toque autobiográfico, que le lleva a filmar sus obsesiones. Dicha tendencia, que produce grandes películas pero ninguna obra maestra se rompe con “La dolce vita”, donde recupera el espíritu épico de sus películas más brillantes.

Publicado en Interviu en enero de 2006.

Tigresses

Cuatro episodios sobre la capacidad de la mujer para llevar la batuta en las relaciones sexuales con los hombres forman el armazón de «Tigresses», un clásico del cine X norteamericano que se erigió como el antecedente más remoto del porno concebido como una sucesión de clips eróticos.

Tigresses… and other maneaters. EEUU. 1979.

Actores: Samantha Fox, Vanessa del Rio, Heather Young, Rikki O’Neal, Jill Munroe, Eric Edwards, George Payne, Herschell Savage, Patty Kake, Ron Hudd, Marc Valentine, Joe Roberts, Jack Monroe, Bobby Astyr, Michael Gaunt, Diane Sloan, Denise Sloan, Richard Rimmer, Ron Jeremy.

Producción: Peter Verlon.

Dirección: Peter Verlon.

La tendencia a la fragmentación de la película en escenas más o menos independientes es una de las características narrativas del cine X contemporáneo, pero su origen se remonta a la «edad de oro» del porno norteamericano, en la que se facturaron películas que, con una débil línea argumental, ofrecían al espectador primitivos clips con secuencias eróticas más o menos relacionadas con la trama argumental.

«Tigresses» inauguró esa tendencia en un filme compuesto por cuatro escenas eróticas de larga duración y con sorprendente variedad sexual, en la que Samantha Fox ejerce como una peculiar maestra de ceremonias que enseña al espectador cómo las mujeres pueden llevar la delantera en las relaciones con los hombres. Dicho planteamiento, más femenino que feminista, se complementa con la sobresaliente actuación de un plantel de actores y actrices de primera línea en el porno norteamericano de finales de los setenta, entre las que destaca la aportación de Vanessa del Rio, convertida aquí en una mujer de negocios que no habla inglés (en la versión original sólo dice sus frases en español) y que acaba involucrada en una curiosa aventura erótica.

Dirigida por Peter Verlon, un artesano al servicio de la industria del cine X americano, y rodada con un presupuesto inferior a las producciones de su tiempo, «Tigresses» inauguraría de manera involuntaria la moda de segmentar las películas X en escenas eróticas, una práctica que llevaría a su máxima expresión diez años después Andrew Blake en su celebérrima «Fantasías de noche». Pero fue mucho más allá, porque su apuesta por el sexo interracial, en un momento histórico en el que las diferencias de color en los actores del género estaban muy marcadas, y la inclusión de algunos números eróticos de inusitada osadía (atención al número lésbico entre Vanessa del Rio y Heather Young) reservarían un hueco a «Tigresses» dentro de los clásicos de todos los tiempos del porno americano, ese tipo de filmes que no han perdido vigencia ni capacidad de sorpresa con el paso de los años.

HERMANAS DE SEXO

La presencia de dos hermanas en una producción X es un hecho insólito en la historia del cine X, cuyos responsables cuidan con esmero cualquier atisbo de relaciones incestuosas en la pantalla. De hecho, Amber Lynn y Buck Adams, hermanos en la vida real, nunca se atrevieron a compartir una escena de sexo delante de las cámaras por miedo a la feroz justicia estadounidense en esta materia. Sin embargo, en «Tigresses», las hermanas Denise y Diane Sloan aparecen en un singular trío sexual junto con el actor de color Dick Rimmer, en un número erótico sorprendente. No son el único caso de hermanas de sexo en el porno: las gemelas húngaras Anita y Olga seguirían su senda más de quince años después en varias películas de la factoría Salieri, entre ellas la innovadora «8 mm», dirigida por el propio realizador napolitano.

VANESSA DEL RIO

Neoyorquina de nacimiento pero puertorriqueña de origen, Ana María Sánchez (Harlem, 1952) ha pasado a la historia del cine X como la más grande actriz de origen hispano que ha dado el porno. Con el torrencial seudónimo de Vanessa del Rio, la actriz norteamericana participó en unas 150 películas X entre 1974, año en el que debutó delante de las cámaras en «loops» de bajo presupuesto, y 1986, año en que decidió retirarse a causa del miedo a contraer el SIDA. Las actuaciones de Vanessa del Rio son un espectáculo difícil de narrar para quien no haya visto alguna de sus películas. Prototipo de la mujer devoradora de hombres y de temperamento arrollador, Vanessa era un volcán en erupción cuando aparecía el sexo en la pantalla, gracias a su carácter exhibicionista que convertía a su clítoris en absoluto protagonista de la acción. Dedicada al negocio del culturismo, el volcán latino más ardiente del porno americano nunca encontró una sucesora.

Publicado en Interviu en diciembre de 2003.

Skin-Flicks

Una de las películas más personales de Gerard Damiano es esta reflexión sobre la industria del cine X en la que aparece el propio director parodiándose a sí mismo y en la que ofrece una visión desencantada de la industria

Skin-Flicks. EEUU. 1978.

Actores: Tony Hudson, Sharon Mitchell, Jamie Gillis, Beerbohm Tree, Beth Anna, Coleen Davis, Herschel Savage, Victoria Corsaut, Bob Kerman, Gerard Damiano, Jill Monroe, Marisa Lyon, Tony Mansfield, Gina Harlow, Joey Silvera, Joan Parker.

Producción: Gerard Damiano.

Dirección: Gerard Damiano.

Sepultada por la fama de películas como Garganta profunda, El diablo en la señorita Jones, Memories within Miss Aggie o Historia de Joanna, Skin-Flicks no goza del impacto mediático de las que, para la crítica, son consideradas obras maestras de Damiano. Sin embargo, el paso del tiempo ha provocado que esta película sobre el porno por dentro, en la que Damiano vuelca todas sus frustraciones con una industria a la que ve encaminarse hacia ninguna parte, sea valorada en la actualidad como uno de los filmes más sólidos de su realizador.

Al, un tipo despiadado con marcado acento italiano, produce la película de Harry, un director con ambiciones artísticas que trabaja en el cine porno con la idea de, en un futuro, dar el salto al cine convencional. Harry se considera un artista, un creador que tiene mucho más que ofrecer al espectador que una concatenación de polvos más o menos bien filmados y que pasa por dificultades para acabar su último filme, en el que quiere dejar su sello personal. Ante la insistencia de su agente, Harry acude a ver a Al y le expone sus problemas. La única respuesta que encontrará será que termine la película cuanto antes, que para eso le pagan. En el transcurso del rodaje de la película X que dirige Harry, este conoce a Susan, una encantadora joven cuya ambición es triunfar en el cine, poner su granito de arena para que el porno que hace Harry también pueda ser arte. Ambos se enamoran, pero entonces surgirá un elemento de discordia. Norman, un ejecutivo de publicidad que espera invertir en el lanzamiento de la película de Harry, ha visto todas las películas en las que participa Susan y ha quedado prendado de su inocencia. Tras un breve acercamiento en el que Susan le confiesa que, fuera de los platós, busca una relación estable y no sexo sin compromiso, Norman decide raptar a Susan y someterla a una sesión de humillación ante la negligencia de su amante, más preocupado de acabar la película que tiene entre manos por las presiones de los productores que del bienestar de la persona a la que ama.

Sobre esta base argumental se edifica un filme que destripa sin piedad los entresijos de la industria norteamericana de cine X a finales de la década de los 70. Los tiempos del “porno chic” han pasado y el espectador exige cada vez más sexo en las películas y menos pretensiones de hacer cine de autor. Damiano, que siempre apostó por el porno como un páramo de libertad se dio cuenta antes que nadie y, con Skin-Flicks lanza un aviso para navegantes de lo que, sólo una década después, iba a ocurrir en el porno americano. No se detiene ahí, porque Damiano trufa su película de elementos autobiográficos para ajustar cuentas con el tipo de cine que lo convirtió en un mito. Desde el personaje de Al, que interpreta el propio director, un retrato de esos mafiosos de mal gusto que controlaban el negocio de la pornografía desde un triste club de estriptis, hasta la personalidad de Harry, un sosias de Damiano por su visión del cine porno como medio de crear arte y por sus problemas con productores sin escrúpulos, agentes de medio pelo y ejecutivos que sólo actúan en beneficio propio, pasando por el retrato de las actrices, unas con idea de ser algún día alguien en el cine convencional y otras con el propósito de trabajar como sea en un filme X, los personajes de Skin-Flicks parecen llevar nombres y apellidos conocidos, aunque la ficción los haya transformado en Harry, Al, Susan, Max o Norman.

Damiano siempre supo lo que se hacía. Su cine tiene la sutileza que sólo aparece cuando quien está detrás de la cámara es un tipo inteligente. Y alguien como Damiano, que levantó la bandera del cine de autor en el porno durante 20 años, lo es.

Publicado en pacogisbert.com en junio de 2009.

Taboo

Las relaciones prohibidas entre una mujer de casi 40 años y su hijo de 19 son el centro alrededor del cual gravita «Taboo», una de las películas legendarias de la historia del cine X, que rompió una de las pocas barreras morales que quedaban en el género e inauguró una exitosa saga.

Taboo. EEUU. 1980.

Actores: Kay Parker, Dorothy Le May, Juliet Anderson, Mike Ranger, Betsy Guard, Brooke West, Don Fernando, Gary Eberhart, Holly McCall, Jeff Scott, Jeremia Jones, Jesse Adams, Ken Scudder, Lee LeMay, Michael Morrison, Miko Yani, RJ Reynolds, Sarah Harris, Starr Wood, T.J. Carson, Tawny Pearl, Turk Lyon, Valerie Darlyn.

Producción: Kirdy Stevens.

Dirección: Kirdy Stevens.

Pese a su pretendido carácter transgresor, el primer cine X norteamericano anduvo con mucho cuidado cuando se trataba de poner en pantalla las relaciones sexuales entre miembros de una misma familia. Una película tan libertaria como «Pretty Peaches», por ejemplo, convertía en tragedia el hecho de que una joven alocada e inconsciente acabara practicando el sexo con su propio padre en una orgía multitudinaria. La consigna de «con la familia no se juega» pareció ser una de las máximas que formaban parte del imaginario libro de estilo de los pioneros del porno USA.

Aquellos tabúes de la década de los 70 los rompió, en 1980, «Taboo», una película de mediano presupuesto que, bajo la estructura de comedia familiar, muy acorde con su época, escondía la ilícita relación entre una madre y su hijo adolescente. A partir de los problemas conyugales de una mujer, de edad cercana a los 40, con su marido y su consiguiente insatisfacción sexual, el guionista Rich Marx introdujo el incesto en una historia de lo más convencional para levantar ampollas en la pacata sociedad norteamericana.

Dirigida por el hábil artesano Kirdy Stevens, «Taboo» abrió la veda para derribar uno de las pocas barreras que quedaban por transgredir en el cine X. Su ejemplo, que sería llevado a los extremos de la parodia en la desmadrada serie «Taboo American Style» cuatro años más tarde, encendería también la mecha de una moda que estaría presente en el mundo del porno durante casi un lustro: la presencia de actrices de más de 30 años representando a mujeres expertas en sexo frente a la lozanía adolescente de las más jóvenes. La increíble popularidad adquirida por Kay Parker (36 años cuando interpretó el filme) animó a otras actrices de similar edad, como Juliet Anderson, a relanzar sus carreras profesionales.

«Taboo» fue el origen de una de las sagas más longevas de la historia del cine X. Con el mismo planteamiento (mujer madura se encuentra con joven adolescente), la industria norteamericana ha realizado hasta 17 secuelas de la película original a lo largo de más de 20 años. De ellas, Kay Parker fue protagonista en las tres primeras y tuvo una participación testimonial en la cuarta, la novena y la undécima.

ASUNTOS DE FAMILIA

Durante muchos años, la industria del porno norteamericano tentó con grandes cantidades de dinero a Buck Adams y Amber Lynn para que compartieran un número sexual en una película. Ambos negaron reiteradamente los ofrecimientos no porque tuvieran excesivos reparos en intercambiar fluidos corporales con un actor o con otro. Lo hicieron porque son hermanos en la vida real. No es éste el único caso de relaciones familiares en el mundo del porno: el actor T.T. Boy tiene un hermano que trabaja en el circuito de porno «gay», la familia Weston realizó algunas de las películas más brillantes de los 70 y los 80 bajo el seudónimo de Spinelli, y en los últimos años han aparecido parejas de hermanas gemelas en algunas películas europeas que, en ese caso, sí comparten escenas sexuales.

KAY PARKER

Pese a su sólida formación teatral y a que participó en más de 60 largometrajes X durante los 15 años en que estuvo vinculada al mundo del porno, la británica Kay Parker pasará a la historia del género por su papel de Barbara Scott en «Taboo», donde «hace creíble la película por su buen trabajo actoral y su físico de mujer madura», en palabras del crítico Robert Rimmer. Parker fue una decidida defensora de la actuación dramática en el cine X, por lo que, en 1987, cuando vio que en la industria comenzaba a predominar la vertiente sexual por encima de los aspectos narrativos, tomó la determinación de no volver a protagonizar ninguna escena de sexo en pantalla para asumir solamente los pocos papeles dramáticos que algunos guionistas incluían en los filmes.

Publicado en Interviu en agosto de 2002.