El primer gran éxito comercial de Anthony Spinelli es una versión X del filme «Almas de metal» que recrea las fantasías sexuales de los enfermos de una clínica especializada en sexo y que se caracteriza por su fina ironía, su sentido del humor y una ácida crítica a los comportamientos sociales.
Sex World. EEUU. 1977.
Actores: Abigail Clayton, Annette Haven, Sharon Thorpe, Leslie Bovee, Kay Parker, Desiree West, Amber Hunt, Cris Cassidy, Carol Tong, Maureen Spring, John Leslie, Joey Silvera, Kent Hall, Johnny Keyes, Jack Wright, Roberto Ramos, Peter Andrews.
Producción: Billy Thornberg.
Dirección: Anthony Spinelli.
Más de un decenio como realizador de cine «soft» convirtió a Sam Weston en uno de los pioneros de la «revolución sexual» que vivió el cine a comienzos de la década de los 70. En 1971, ya con el seudónimo de Anthony Spinelli con el que firmaría todas sus obras en el cine X, dirigió su primer porno, «Touch me», con Renee Bond y Ric Lutze como protagonistas, y un año después su película más polémica, «An act of confession», la turbadora historia de una monja con sueños eróticos.
En 1977, Spinelli realizaría su primer gran éxito comercial: «Sex World». Partiendo de la tradición de la comedia médica, establecida en el cine X desde sus comienzos legales, el director angelino desarrolló una excitante historia de fantasías sexuales a la carta para un grupo de enfermos, recluidos en un centro de salud, en un filme osado y arriesgado que constituiría un gran éxito de crítica y público. En parte porque el reparto de afectados por disfunciones sexuales estaba formado por lo más granado del panorama pornográfico de la época y, en parte, por su particular puesta en escena y sus apuntes de crítica social.
Y es que Spinelli mezcla en «Sex World» el humor, la tragedia y la fina ironía sobre los comportamientos de determinados individuos en la sociedad. Así, por ejemplo, el personaje interpretado por John Leslie es un racista sectario que sólo será capaz de encontrarse a sí mismo después de mantener relaciones sexuales con una mujer de color, algo que, en principio, le repugna pero que acabará por abrirle las puertas para la curación de sus problemas.
Basada en la película de Michael Chrichton, «Almas de metal» (1973), «Sex World» recrea una especie de parque temático de fantasías sexuales que cautivó a la crítica especializada en la época (fue designada por la revista «Screw» como el mejor porno del año), se distribuyó en 29 países de todo el mundo y, como rezaba su cartel promocional, era «definitivamente para adultos», lo que atrajo a las salas a un público ávido de encontrar en la pantalla todo tipo de variaciones sexuales.
LAS CLÍNICAS DEL SEXO
Una de las principales variantes de la comedia médica en el porno está en la localización de los filmes en clínicas relacionadas con problemas sexuales. Reunir a un grupo de enfermos bajo la excusa de las disfunciones en sus prácticas amatorias es el recurso que utiliza «Sex World» y que sería retomado, años después, por Bruce Seven en «Ginger’s Sex Asylum» para el lucimiento de Ginger Lynn y, en su vertiente más estrambótica, por Gregory Dark en «New wave hookers 3». Michael Ninn utilizó también este recurso para recrear la pesadilla futurista del protagonista de «Latex» y el cine europeo contemporáneo lo explotaría al máximo en filmes como «Clínica anal», de Steve Perry, «La clínica de Joy», de Giancarlo Bini, «Diario de una enfermera», de Michel Barny, o «La clínica de la vergüenza», de Mario Salieri.
ABIGAIL CLAYTON
Cuatro años de carrera en el porno y una veintena de filmes han situado a Abigail Clayton, cuyo nombre real era Gail Wezke, en uno de los lugares predominantes dentro del «star system» de la edad de oro del porno norteamericano. Dotada de una belleza terrenal, Clayton debutó en el cine X en 1976 de la mano del director Steve Brown en «Dixie», en la que interpretaba a una joven con problemas sexuales. Ese año participaría también en una de sus películas más destacadas, «Femmes de Sade», de Alex de Renzy, y, hasta su retirada en 1980, estuvo presente en el reparto de algunas cintas míticas de la época, como «Desires within young girls», «Seven into snowy» o «Love lips», e incluso consiguió un pequeño papel en la producción de cine convencional «Adiós al macho», de Marco Ferreri. Tras un puñado de breves apariciones en papeles secundarios en los primeros 80 se retiró de la industria del porno definitivamente en 1985.
Publicado en Interviu en noviembre de 2003.