Sex World

El primer gran éxito comercial de Anthony Spinelli es una versión X del filme «Almas de metal» que recrea las fantasías sexuales de los enfermos de una clínica especializada en sexo y que se caracteriza por su fina ironía, su sentido del humor y una ácida crítica a los comportamientos sociales.

Sex World. EEUU. 1977.

Actores: Abigail Clayton, Annette Haven, Sharon Thorpe, Leslie Bovee, Kay Parker, Desiree West, Amber Hunt, Cris Cassidy, Carol Tong, Maureen Spring, John Leslie, Joey Silvera, Kent Hall, Johnny Keyes, Jack Wright, Roberto Ramos, Peter Andrews.

Producción: Billy Thornberg.

Dirección: Anthony Spinelli.

Más de un decenio como realizador de cine «soft» convirtió a Sam Weston en uno de los pioneros de la «revolución sexual» que vivió el cine a comienzos de la década de los 70. En 1971, ya con el seudónimo de Anthony Spinelli con el que firmaría todas sus obras en el cine X, dirigió su primer porno, «Touch me», con Renee Bond y Ric Lutze como protagonistas, y un año después su película más polémica, «An act of confession», la turbadora historia de una monja con sueños eróticos.

En 1977, Spinelli realizaría su primer gran éxito comercial: «Sex World». Partiendo de la tradición de la comedia médica, establecida en el cine X desde sus comienzos legales, el director angelino desarrolló una excitante historia de fantasías sexuales a la carta para un grupo de enfermos, recluidos en un centro de salud, en un filme osado y arriesgado que constituiría un gran éxito de crítica y público. En parte porque el reparto de afectados por disfunciones sexuales estaba formado por lo más granado del panorama pornográfico de la época y, en parte, por su particular puesta en escena y sus apuntes de crítica social.

Y es que Spinelli mezcla en «Sex World» el humor, la tragedia y la fina ironía sobre los comportamientos de determinados individuos en la sociedad. Así, por ejemplo, el personaje interpretado por John Leslie es un racista sectario que sólo será capaz de encontrarse a sí mismo después de mantener relaciones sexuales con una mujer de color, algo que, en principio, le repugna pero que acabará por abrirle las puertas para la curación de sus problemas.

Basada en la película de Michael Chrichton, «Almas de metal» (1973), «Sex World» recrea una especie de parque temático de fantasías sexuales que cautivó a la crítica especializada en la época (fue designada por la revista «Screw» como el mejor porno del año), se distribuyó en 29 países de todo el mundo y, como rezaba su cartel promocional, era «definitivamente para adultos», lo que atrajo a las salas a un público ávido de encontrar en la pantalla todo tipo de variaciones sexuales.

LAS CLÍNICAS DEL SEXO

Una de las principales variantes de la comedia médica en el porno está en la localización de los filmes en clínicas relacionadas con problemas sexuales. Reunir a un grupo de enfermos bajo la excusa de las disfunciones en sus prácticas amatorias es el recurso que utiliza «Sex World» y que sería retomado, años después, por Bruce Seven en «Ginger’s Sex Asylum» para el lucimiento de Ginger Lynn y, en su vertiente más estrambótica, por Gregory Dark en «New wave hookers 3». Michael Ninn utilizó también este recurso para recrear la pesadilla futurista del protagonista de «Latex» y el cine europeo contemporáneo lo explotaría al máximo en filmes como «Clínica anal», de Steve Perry, «La clínica de Joy», de Giancarlo Bini, «Diario de una enfermera», de Michel Barny, o «La clínica de la vergüenza», de Mario Salieri.

ABIGAIL CLAYTON

Cuatro años de carrera en el porno y una veintena de filmes han situado a Abigail Clayton, cuyo nombre real era Gail Wezke, en uno de los lugares predominantes dentro del «star system» de la edad de oro del porno norteamericano. Dotada de una belleza terrenal, Clayton debutó en el cine X en 1976 de la mano del director Steve Brown en «Dixie», en la que interpretaba a una joven con problemas sexuales. Ese año participaría también en una de sus películas más destacadas, «Femmes de Sade», de Alex de Renzy, y, hasta su retirada en 1980, estuvo presente en el reparto de algunas cintas míticas de la época, como «Desires within young girls», «Seven into snowy» o «Love lips», e incluso consiguió un pequeño papel en la producción de cine convencional «Adiós al macho», de Marco Ferreri. Tras un puñado de breves apariciones en papeles secundarios en los primeros 80 se retiró de la industria del porno definitivamente en 1985.

Publicado en Interviu en noviembre de 2003.

Maraschino Cherry

La sexta y última película realizada por Henri Paris es un divertido y desenfrenado álbum sobre la sexualidad masculina completado a través de los clientes que frecuentan un burdel de lujo. Esta obra maestra del género contó en su reparto con un trío femenino de excepción como protagonista.

Maraschino Cherry. EEUU. 1978.

Actores: Gloria Leonard, Constance Money, Annette Haven, Wade Nichols, Jenny Baxter, Waldo Short, Susan McBain, Eric Edwards, C.J. Laing, Leslie Bovee, Clea Carson, Conchita Costello, Michael Gaunt, Spalding Gray, Jenny Lind, Alan Marlow, Loren Michaels, Crystal Sync.

Producción: Morton Berman.

Dirección: Henri Paris.

Pocos cineastas han dejado una huella tan profunda en el porno como Radley Metzger. Con sólo seis películas X, rodadas entre 1974 y 1978, Metzger abrió una vía en el género que trataba de conjugar la calidad con un sentido del erotismo muy festivo, que consideraba al sexo como una actividad saludable y no exenta de ironía.

Tras «Sensuales tardes con Pamela», «Naked came the stranger», «Paraíso porno», «The Punishment of Anne» y «Barbara Broadcast», Metzger, pertrechado bajo el seudónimo de Henri Paris, cerró su aventura en el porno con «Maraschino Cherry», un filme de menor presupuesto que los anteriores y cuya realización se solapó con la preproducción de «El gato y el canario», el retorno de su director al cine convencional después de cuatro años consagrado al cine X.

Esta circunstancia ha hecho que muchos críticos consideren a «Maraschino Cherry» como una obra menor de Radley Metzger. Rodada en un fin de semana de diciembre de 1977, la película es un curioso estudio sobre la sexualidad masculina, a modo de fresco impresionista trazado sobre los arquetipos de los clientes de un lujoso burdel en el que cada uno de ellos elige su perversión favorita. Quizá este hecho haya marcado la película posteriormente, pues una parte de la crítica la considera como un filme «difícil de ver» por la complejidad de sus planteamientos.

Sin embargo, «Maraschino Cherry» es una cinta que ejemplifica la filosofía de Radley Metzger sobre el porno. Una mirada ácida e irónica sobre la capacidad del ser humano para subyugarse a cualquier tipo de dominación de tipo sexual que, vista con sus ojos, deviene un ejercicio liberador y divertido. Un excepcional reparto, encabezado por tres de las actrices emblemáticas de la «edad de oro» del porno norteamericano, una elaborada puesta en escena y el hecho de que éste fuera el testamento pornográfico de Metzger (desde 1978 su actividad cinematográfica es muy escasa), contribuyeron a situar al filme en su justo lugar, como uno de los indiscutibles clásicos del cine X de todos los tiempos.


EL MAESTRO DEL EROTISMO

Montador de películas para la censura, director de doblaje de filmes eróticos europeos, realizador de algunas de las mejores cintas eróticas de la década de los 70 y realizador de culto de cine X. Todo esto es Radley Metzger (Nueva York, 1929), probablemente la personalidad más brillante que ha conocido jamás el porno. Una veintena de filmes convencionales y seis películas X jalonan la trayectoria de un director que, durante más de 30 años, reivindicó el erotismo como una forma de vida y que, tras enfrentarse con la muerte (su mujer, Ava Leighton, falleció de cáncer en 1987), orientó su carrera a la realización de documentales sobre medicinas alternativas para curar enfermedades mortales. Pero que dejó su talento para el sexo marcado en la retina de millones de espectadores.

GLORIA LEONARD

Con 37 años, la neoyorquina Gloria Leonard encarnó a la madame Maraschino Cherry en la película homónima de Henri Paris. Pese a su edad, Leonard era casi una debutante en el género, al que había llegado en 1975 después de haber trabajado en Wall Street durante años, y que ya no abandonaría nunca, pues sigue ligada actualmente a tareas de producción y como representante de asociaciones de defensa de la libertad de expresión. Pero más que a la luchadora por la dignificación del porno, el público recuerda a la Gloria Leonard actriz, una mujer especialmente dotada para la interpretación y que, en sus 53 películas, supo encontrar siempre los registros más adecuados para cada papel. Entre sus créditos figuran, además de esta «Maraschino Cherry», sus inolvidables actuaciones en «Paraíso porno», también de Paris, o «Taboo American Style», de Henri Pachard.

Publicado en Interviu en noviembre de 2002.

V-The Hot One

La segunda película X de Robert McCallum desmenuza el descenso a los infiernos de la prostitución de una mujer casada e insatisfecha de la vida sexual que comparte con su marido. La magnífica interpretación de Annette Haven y la excelente dirección de McCallum la han convertido en un clásico.

V-The hot one. EEUU. 1978.

Actores: Annette Haven, John Leslie, Laurien Dominique, Kay Parker, Paul Thomas, Dashiel Miquelle, David Morris, David Pinney, Desiree West, J.L. Clark, Joey Silvera, John Seeman, Jon Martin, Kristine Heller, Lisa K. Loring, Michael Daivon, Paula Wain, Ray Wells, Sandy Pinney, Tom McGhee, Tracy O’Neil.

Producción: Robert McCallum.

Dirección: Robert McCallum.

Aunque pueda parecer lo contrario, ‘V-The hot one’ no es la parodia porno de aquella famosa serie de televisión en la que unos lagartos extraterrestres invadían la Tierra y se alimentaban de ratas. Es la historia del descenso a los infiernos de la prostitución de V, inicial del nombre del personaje principal Valerie, una mujer casada que tiene problemas en la vida sexual con su marido a causa de un trauma infantil.

La película toma uno de los temas favoritos del cine X en la década de los 70, los problemas conyugales, para darle una vuelta inesperada. Aquí la incompatibilidad sexual entre la pareja no se produce por la frigidez de la esposa, sino por la extraña atracción que ella siente hacia el mundo de la prostitución. La transición de V desde su status de ama de casa hasta su definitivo destino como prostituta callejera, previo paso por una brillante carrera como abogada y una etapa de call girl de alto nivel pervierte el modelo tradicional de las relaciones matrimoniales complejas hasta un callejón sin salida cuyo final se encarga de explicitar el filme.

Teñida del pesimismo que anegaba las primeras películas de Robert McCallum (el estreno en el porno de este antiguo ayudante de dirección de Orson Welles se produjo en ‘3 A.M.’, un agobiante drama familiar de reminiscencias bergmanianas), ‘V-the hot one’ reunió en su reparto a la más célebre pareja del cine X del momento, la formada por John Leslie y Annette Haven, y propició el debut en el género, en un papel sin sexo, de Kay Parker, una veterana actriz británica que llegaría a convertirse en una de las bombas eróticas de los 80.

Pero, independientemente de la carga erótica que lleva la película (algunos de sus números sexuales son sorprendentes por su originalidad), ‘V-the hot one’ es valorada hoy en día por la calidad de su producción, al nivel de los mejores filmes convencionales de su época. La mano maestra de McCallum, seudónimo del realizador de cine Gary Graver, se aprecia en cada uno de los detalles de una cinta que, si elimináramos las secuencias de sexo explícito, sería perfectamente considerada como un clásico del cine.

TODO ES CINE

El caso de Gary Graver es el más claro ejemplo del tránsito de algunos directores de cine convencional al porno. Con el seudónimo de Robert McCallum, Graver ha dirigido medio centenar de películas X desde que en 1975 probara fortuna en el género tras haber desarrollado una fructífera carrera como realizador de cine. Pero no es el único. Antes que él, Ed Wood, el considerado «peor director de la historia», también dirigió tres pornos en el ocaso de su alocada carrera; John G. Avildsen dirigió varias películas X en los años precedentes a su triunfo con ‘Rocky’; John Derek se atrevió con un porno titulado ‘Love you’ en 1978, cuando su vida y su carrera ya estaba ligada a Bo Derek; y Scott Cunningham, el creador de la saga ‘Viernes 13’, codirigió y coprodujo con Brad Talbot el porno ‘Case of the Full Moon Murders’.

ANNETTE HAVEN

«Ninguna de las chicas del porno actual tiene la clase que tenía Annette Haven». Son palabras de William Rostler, un trotamundos de la industria X que lleva más de 30 años en el negocio. Algo de eso había en esta morena de mirada gélida que destacó durante más de 15 años en el porno pese a haber establecido una serie de condiciones para actuar (jamás aceptó las eyaculaciones faciales) y demostrar muy poco entusiasmo en las escenas de sexo. Pero era una actriz espléndida y casi enigmática cuya frialdad creó escuela en el género y que se retiró del cine X cuando detectó que éste no se afanaba en dotar de seguridad a los actores en las escenas de sexo. Quedan, sin embargo, para los espectadores más selectos, unas 90 películas en las que dejó su impronta de actriz, como ‘V-the hot one’, ‘Memorias de una pulga’ o ‘Marraschino Cherry’.

Publicado en Interviu en agosto de 2002.

Anna Obsessed

La única película dirigida por Martin & Martin es un drama psicológico sobre el redescubrimiento de la sexualidad de una mujer casada en brazos de una persona de su misma sexo, un filme que abanderó la consideración del lesbianismo en el porno como algo más que una variante erótica.

Obsessed. EEUU. 1977.

Actores: Constance Money, John Leslie, Annette Haven, Susan McBain, Jamie Gillis.

Producción: The Strangers.

Dirección: Martin & Martin

El cine X de la década de los 70 dejó para la historia una serie de filmes en los que la preocupación de sus directores por la introspección en la sexualidad humana les dotaría de la etiqueta de cine experimental. Gerard Damiano y los Hermanos Mitchell ya habían transitado por la senda de un porno más preocupado por la mente que por la imagen en algunas de sus míticas películas de los albores del género, pero la crítica especializada considera a ‘Anna obsessed’ como el paradigma de un cine X innovador que, además de su marca de calidad, poseía una innegable ambición artística.

Fue la primera y única película de Martin & Martin y uno de los grandes éxitos de 1977. Pero también uno de los filmes más polémicos de la historia del género. Titulada originalmente ‘Obsessed’, la cinta contenía una cruda y violenta escena de violación que fue suprimida en el montaje definitivo, cuando se rebautizó como ‘Anna obsessed’. Además, el filme constituyó la primera aproximación seria del porno hacia el mundo de la homosexualidad femenina, más allá de la mera anécdota de los números lésbicos presentes en gran parte de las películas de aquella década, una costumbre que ha permanecido en el porno hasta nuestros días.

‘Anna obsessed’ presenta la homosexualidad femenina como opción sexual con una carga afectiva, no como una forma de sexualidad derivada del apetito carnal. Por ello, el crítico Robert H. Rimmer calificó a la cinta como «una de las películas más femeninas de la historia del porno». La elección de Constance Money y Annette Haven, dos mujeres con una extraña sensibilidad erótica en los números sexuales, como protagonistas de la pareja lésbica ayudó a dotar al filme de su componente femenino.

Pero ‘Anna obsessed’ no sólo representa la reivindicación del descubrimiento de la sexualidad con una pareja del mismo sexo, sino que incide brillantemente sobre el tema de los sueños y las fantasías oníricas para lograr el placer. Algo que se manifiesta en la secuencia final, tan sorprendente como inolvidable.

LA ALTERNATIVA LÉSBICA

Al contrario de la masculina, que constituye un subgénero diferenciado en el porno, la homosexualidad femenina forma parte del catálogo de prácticas habituales en las películas mainstream hasta el punto de que, en ocasiones, las escenas lésbicas se transforman en heterosexuales (normalmente tríos) o viceversa. Pero pocas veces el cine X se ha centrado en las relaciones homosexuales femeninas como tema principal. ‘Anna obsessed’ abrió una vía que, ya en la década de los noventa, desarrollaron las películas de la corriente «X-Chic», particularmente «Elementos de deseo», de Cameron Grant, y la mayoría de los filmes realizados por Andrew Blake, verdadero factótum de esta corriente que, incluso, estuvo tres años centrado en la dirección de filmes de temática lésbica.

CONSTANCE MONEY

La leyenda de Constance Money como actriz X la forjó el hecho de que esta mujer, de nombre real Susan Jensen, sólo participara en ocho películas porno y que, en ellas, mostrara, además de una convincente pasión para las escenas sexuales, excelentes dotes dramáticas. Money, cuyo nombre artístico fue idea de Radley Metzger a causa de la obsesión de la actriz por el dinero, seleccionó muy bien sus papeles y más de la mitad de las ocho cintas que la encumbraron a la fama son consideradas hoy en día clásicos del género, caso de ‘Barbara Broadcast’, ‘Maraschino Cherry’, ‘Paraíso porno’ y ‘Anna obsessed’. Retirada en 1979, tras cinco años de actividad, Money volvería al cine X cuatro años después para protagonizar ‘A taste of Money’, su canto de cisne como actriz porno.

Publicado en Interviu en octubre de 2002.

Barbara Broadcast

La cuarta pelicula X de Henry Paris es un menú a la carta servido por camareros que satisfacen a los clientes, una Annette Haven entregada y mucho humor en todos los platos. El restaurante sexual más famoso del porno es el marco de uno de los clásicos más divertidos del género.

Barbara Broadcast. EEUU. 1977.

Actores: Annette Haven, C.J. Laing, Constance Money, Suzanne McBaine, Jamie Gillis, Shirley Peters, Alan Marlowe, Sharon Mitchell, Loren Michaels, Camilla Farrell, Bobby Astyr, Helen Wolf, Barbara Woodward, Sybil Kingmaner.

Producción: L. Sultana.

Dirección: Henry Paris.

Con sólo tres películas X en su haber, Henry Paris había oscurecido a su «alter ego», Radley Metzger. Después de casi una década practicando el noble arte de la «sexploitation» y de haber recorrido media Europa filmando y produciendo «softcore», la cara perversa de Metzger, Henry Paris, era la más conocida para el gran público. En 1977, Paris ya había realizado dos obras maestras del género que se antojan fundamentales para cualquier aficionado. Si ‘Sensuales tardes con Pamela’ había descubierto para el público y la crítica a un director experto y preocupado por la ficción cinematográfica del porno, ‘Paraíso porno’ se erigiría para muchos como la mejor película X jamás filmada. Entre ellas se sitúa ‘Naked Came The Stranger’, una cinta injustamente olvidada entre las dos obras cumbre.

La cuarta película X de Paris es la menos elaborada técnicamente pero la más descarnada sexualmente. Con un restaurante como escenario, el director neoyorkino realiza una ácida crítica de los modos de vida burguesa y del éxito fácil en una extraña mezcla de gastronomía y sexo. El menú propuesto por Paris es un compendio de fantasías eróticas a la carta en el que el humor está tan presente como en el resto de su filmografía. ‘Barbara Broadcast’ es, sin duda, la película más destarifada de su director. Definida por éste como «otro dios perdido de mis recuerdos adolescentes», la cinta contiene algunas de las más divertidas, extrañas y eróticas secuencias que ha dado nunca el porno.

Para su realización, Paris necesitaba la localización idónea para recrear su restaurante libertino. Conoció por la prensa que el Manhattan Hotel, entre las calles 44 y 8 del centro de Nueva York, se encontraba en quiebra y consiguió el permiso para rodar en él. Transformó el «lobby» del establecimiento en su restaurante y filmó, durante una semana, entre las 8 de la noche y las 6 de la mañana. Hubo de darse prisa porque una casa de subastas vendía aceleradamente el mobiliario del hotel en bancarrota mientras ‘Barbara Broadcast’ tomaba forma.

Quizás ese contratiempo fue una de las causas por las que ‘Barbara Broadcast’ no alcanzó la calidad dramática de las anteriores películas de Paris. El caso es que no pudo trabajar con la meticulosidad y la libertad temporal con las que había realizado sus anteriores cintas. Y, pese a contar con un reparto de lujo encabezado por la gélida Annette Haven, Paris tuvo que añadir una escena para completar el metraje. El último número sexual, entre Jamie Gillis y Constance Money, era en realidad una secuencia descartada del montaje final de ‘Paraíso porno’. Pero la introducción de las fantasías eróticas del personaje de Gillis en el desarrollo de la trama y la enorme popularidad que tenía entonces Money entre los aficionados al cine X propiciaron que Paris justificara su inclusión en esta película.

A pesar de los problemas con los que tropezó su producción, ‘Barbara Broadcast’ es considerado hoy en día como uno de los clásicos del género. Su libertina mirada de las relaciones sexuales, su fino sentido del humor y la explosiva mezcla de placeres que propone le valieron el reconocimiento de la crítica, que llegó a calificarla como la película más valiente de la historia del porno y que, años más tarde, la ingresó en el «Salón de la Fama» del cine X.

ANNETTE HAVEN, CALIENTE Y FRÍA

La enorme clase que Annette Haven irradiaba dentro y fuera de los platós hizo de ella una de las primeras estrellas de la historia del porno. Debutó en el género a los 19 años en ‘Lady Freak’, de Alex de Renzy y, cuatro años después era ya la actriz mejor pagada de la industria gracias a sus magníficas interpretaciones en películas como ‘Memorias de una pulga’, de Sharon McNight, ‘Barbara Broadcast’ o ‘Visions of Clair’, de Thomas Erp. De temperamento frío en sus actuaciones, su enorme versatilidad le hacía parecer un volcán en las escenas de sexo, lo que crearía escuela en el género. En 1989 abandonó el porno para casarse con un millonario y, según su opinión, por la falta de medidas de seguridad ante la amenaza del SIDA. En sus declaraciones posteriores se ha mostrado siempre muy crítica con el porno moderno y partidaria de la utilización de preservativos en el cine X.

SINOPSIS ARGUMENTAL

En pleno corazón de Manhattan hay un restaurante muy especial. En él, los clientes piden raciones sexuales a la carta y, para servirlas, hay una legión de camareros y camareras dispuestos a satisfacer al «gourmet» más exigente. Una de las mejores clientes en Barbara Broadcast, una escritora de éxito que, además, ejerce como prostituta y lleva una agitada vida sexual. Los demás clientes la reconocen y no dudan en acercarse a ella mientras es entrevistada para la prensa a raíz de la publicación de su último libro. Tras la cena, Barbara acude a una discoteca para reencontrarse con la periodista con la que compartió mesa y mantel. En la discoteca, ambas reforzarán sus lazos amistosos y trabarán conversación con un amigo de la escritora, que les relatará sus fantasías eróticas.

Publicado en Interviu, dentro de la colección ‘Las mejores películas del cine X’, en septiembre de 2001.

14. Sexo a la carta

En 1977, Radley Metzger, que había asombrado al público dos años atrás con ‘Sensuales tardes con Pamela’, osaría filmar un porno cuyos valores cinematográficos se supeditaban al interés sexual. Esta porción de pornografía pura se llamó ‘Barbara Broadcast’ y entraba de lleno en las relaciones perversas que se pueden establecer entre el sexo y la comida en el marco de un restaurante. Salsas con esperma, camareras que se ofrecen como postre o platos con sabor a flujo vaginal son algunos de los ingredientes de este guiso visual por el que Metzger se asomaba al balcón de la perversidad y que los años han convertido en un clásico.

Pero no todas las perversiones del ya maduro porno americano tenían un componente alimenticio. Rayando la estricta legislación norteamericana sobre menores, Alex de Renzy realizaría ese mismo año ‘Baby Face’, la historia de un hombre seducido por una adolescente y perseguido por su afrentada y furiosa madre. La protagonista, Cuddles Malone, era mayor de edad en el momento de actuar en el filme, pero su cándido aspecto le hacía aparentar no más de quince años. ‘Baby Face’ introduciría en el género la fascinación por las muchachitas en la flor de la vida, un tema que se desarrollaría ampliamente durante los años siguientes y que proporcionaría un buen número de rostros juveniles a la inagotable imaginería del porno.

‘Visions of Clair’.

El sustrato de necrofilia que despide ‘Soft places’ de Wray Hamilton es perverso, pero más lo es la “lluvia dorada” a la que se somete Annette Haven con tal de cumplir los designios de su difunto marido en esa película. Tanto como su ambigua personalidad en ‘Visions of Clair’, de Thomas Erp, uno de los filmes más enigmáticos de aquel año. La continua utilización de los espejos, la utilización de coreografías y danzas sexuales y su simbolismo (que recuerda en muchos momentos a la atípica ‘A través del espejo’) hicieron de la película de Erp uno de los referentes culturales de la época.

La recreación del subconsciente también servía para desarrollar las más intrincadas fantasías. En ‘Midnight Desires’, de Amanda Barton, dos parejas se cuentan sus perversiones sexuales y, posteriormente, las pasan por el tamiz del psicoanálisis; en ‘Honeymoon Haven’, el dueño de un pequeño hotel relata las aventuras sexuales de antiguos clientes; y en ‘Her last fling’, de Bruce van Buren, la propia protagonista de la historia se atreve a llevar a cabo sus más íntimos deseos al conocer por boca de un médico que le quedan sólo tres o cuatro meses de vida.

La protagonista de ‘Her last fling’ se entrega al sexo participando en un grupo que organiza orgías. La orgía, herencia directa de los felices años de la contracultura, todavía conservaba su halo de trangresión en el edad de oro del porno norteamericano, aunque ya no era un elemento tan recurrente como algunos años atrás. El sexo en grupo iba a dejar paso, poco a poco, a la imaginación, la puesta en imágenes de los deseos ocultos y las relaciones sexuales libres pero dentro de un orden.

John Holmes.

HOMBRES, HOMBRES

El cine X, desde sus inicios, ha relativizado el papel de los hombres en escena debido al papel estelar que las mujeres desempeñaban en él. Sin embargo, durante la década de los 70, algunos actores alcanzarían la categoría de mitos sexuales con la única base de sus actuaciones en películas porno. El más famoso de todos los tiempos fue, sin duda, John C. Holmes, un personaje tendente a los excesos cuyo impresionante miembro viril llegaba a los 35 cm. en todo su esplendor. De similares dimensiones era el aparato de Tony Pérez, un hispano apodado “El Gancho” por la extraña curvatura de su herramienta de trabajo que debutó en el cine X en 1977 con ‘Anyone but my husband’. Pero también, atraídos por el esplendor del cine X, se acercarían a él personajes famosos en América, como el antiguo jugador de fútbol americano Otis Sistrunk, cuya efímera carrera como actor porno comenzó con ‘Baby Face’.

EL PORNO VISTO POR LAS MUJERES

No son muchos los ejemplos de cine X realizados por mujeres. En un género eminentemente masculino (aproximadamente el 80 % de espectadores son hombres), la mirada de la mujer es casi anecdótica. Roberta Findlay fue una de las primeras féminas que intentó aportar su punto de vista al cine X por medio de películas en las que el sexo femenino se rebelaba contra su supuesta debilidad para hacerse fuerte. En 1977 realizó ‘Anyone but my husband’, un curioso filme que cuenta la historia de una mujer que, despechada por su adúltero marido, decide liberarse de prejuicios y usar el sexo como arma. Findlay (que utilizó el seudónimo de Robert Norman para firmar parte de su obra) creó con Nora, el personaje principal de la película, uno de los más espléndidos retratos de la psicología femenina que ha dado jamás el porno, similar en atractivo a la Clair de ‘Visions of Clair’, el otro filme de 1977 que atrajo a muchas mujeres hacia el desconocido mundo del cine X.

Publicado en Interviu, dentro de la colección ‘Las mejores películas del cine X’, en agosto de 2000.

La princesa de hielo

«Ninguna de las chicas del porno actual tiene la clase que tenía Annette Haven». Son palabras de William Rostler, artista, escritor de novelas de ciencia-ficción, dibujante y director de películas porno a finales de la década de los 60, que conoció la industria X como pocos. Algo de eso había en esta morena de mirada gélida que destacó durante más de 15 años en el porno pese a haber establecido una serie de condiciones para actuar y demostrar muy poco entusiasmo en las escenas de sexo. Por todas esas razones, Annette Haven fue bautizada por la crítica especializada como «La princesa de hielo».

Quien sería la actriz de temperamento más frío que ha dado la historia del porno creció bajo la estricta educación del culto mormón, con la que sus padres quisieron alejarla de las tentaciones del mundo. Nacida el 1 de diciembre de 1954 en Las Vegas, Annette pronto se rebeló contra sus orígenes y, como muchas chicas de su edad, marchó a California para probar suerte en el cine. Desempeñó los más diversos oficios (“baby-sitter”, masajista o bailarina) hasta que, en 1973, Alex de Renzy le dio la oportunidad de debutar en el porno en ‘Lady freaks’, donde se revelaría como el paradigma de la estrella de los 70.

Annette Haven.

Con un cuerpo más próximo al modelo de belleza del “soft” que al que impuso el “hard” a partir de los 90, Annette trabajó durante 16 años en la industria del cine X con un sentido de la profesionalidad poco corriente en su época. Annette Haven estableció sus condiciones (nunca aceptó ser eyaculada en la cara) y sus emolumentos (fue una de la actrices mejor pagadas de su tiempo), y dotó a sus actuaciones de un toque de clase y frialdad con el que se ganó el calificativo de la princesa de hielo. Su enigmática aura de “vecina de enfrente” y su helada presencia en pantalla le procuraron un prestigio que la llevaría a trabajar para los mejores directores de la edad de oro del porno norteamericano. De hecho, Annette era una feminista convencida, incluso en su época de actriz porno, y llevó a la práctica sus ideas dentro de la industria en la que trabajó durante años, ya fuera en su elección de compañeros de rodaje, ya fuera en las prácticas sexuales que aceptaba ejecutar delante de las cámaras, pues siempre rechazó escenas en las que ella considerara que se ejercía violencia sobre la mujer.

De hecho, Haven renunció a participar en la película convencional ‘Aullidos’ (1981) a causa de que el guión que le ofrecieron contenía «demasiada violencia». No fue su única oportunidad de hacer cine comercial, ya que fue una de las actrices X contratadas por Blake Edwards para la escena de la fiesta en ’10, la mujer perfecta’ (1979) y era la principal candidata para protagonizar ‘Doble cuerpo’ (1984), de Brian de Palma, pero las presiones de Columbia Pictures, cuyos directivos no querían a una actriz X como cabeza de cartel de una de sus películas, acabaron dándole el papel a Melanie Griffith. Sin embargo, Annette Haven fue la principal asesora de un filme ambientado en el mundo del porno americano de los 80.

En 1989, anunció su retirada a causa de “la poca seguridad para practicar el sexo que ofrece el porno moderno”, principalmente porque consideraba que las medidas de protección contra la amenaza del SIDA eran pocas en una industria más preocupada por hacer dinero y satisfacer las necesidades de sus usuarios que de garantizar la seguridad sanitaria de los actores. Desde 1991, Annette Haven, ya Annette Robinson, su nombre real, vive felizmente casada en Marina County, una de las zonas exclusivas de la Bahía de San Francisco.