El adiós de Claudia Bavel

Como muchas chicas de su generación, Claudia Bavel (Figueres, 1996) quería ser rica y famosa de mayor, salir a la calle y que todo el mundo la conociera, estar en los programas televisivos levantándose una pasta. Claudia se crió en Málaga, donde vivió de los ocho a los 16 años tras el divorcio de sus padres, pero volvió a Barcelona con tiempo para intentar dar el salto a la fama. Acabó la ESO, hizo un grado de confección y moda textil y se puso a trabajar en tiendas de moda. Pero no se conformaba con eso. Un día que estaba viendo ‘Mujeres y hombres y viceversa’ en su casa con unas amigas, todas ellas decidieron rellenar el formulario para ir al programa como pretendientas. Al final, solo la llamaron a ella, que, con 18 años recién cumplidos, entró en el programa y duró muy poco. Un tiempo después, la volvieron a llamar y se marchó a Madrid para las pruebas. Allí conoció al actor X Antonio Aguilera, con el que empezó a salir. Eso ocurrió hace ahora un año y su vida desde entonces nunca sería igual.

¿Por qué te atrajo el mundo del porno para ser famosa? No me atrajo, lo vi como una oportunidad de ganar dinero rápidamente. Ten en cuenta que yo ganaba 800 euros al mes trabajando en una tienda de ropa y, cuando me dijeron que por una escena podían pagarme 500 o 600 euros, ni lo pensé.

¿Y no pensaste que hacer porno tendría consecuencias? No, yo pensé que nadie se iba a enterar. No había visto porno en mi vida y creía que la mayoría de la gente era como yo, que no veía porno. Así que lo probé y el primer mes hice como 15 escenas. Luego me vi en Telecinco y en mil sitios más como “la actriz porno que salta a la fama después de ‘Mujeres…” y se enteró todo el mundo. Hasta mi abuela, viendo el ‘Sálvame’.

Al menos tendrías cierta experiencia sexual… Qué va, si ni siquiera me había corrido ni una vez en toda mi vida. Perdí la virginidad a los 17 y no había hecho jamás ni tríos, ni anales ni me había masturbado nunca yo sola.

¿Y cómo fue la primera vez? Mi primera escena la hice en casa. Una productora nos dijo que hiciéramos la escena en casa, grabada con una GoPro. Eso hicimos y se la vendimos a ellos. Era todo muy fácil. Grabamos 40 minutos follando y nos pagaron, así que pensé que aquello era un chollo. Creo que el haber empezado con alguien a quien conocía y con el que tenía confianza me hizo ir más allá y seguir en el porno.

Pero llegaría un momento en que ya no lo harías en casa… Sí, cuando lo dejé con Tony. Yo no me había acostado nunca con nadie sin amor. Tuve que hacer mi primera escena con alguien que no conocía de nada y me impactó mucho. Estábamos haciendo la escena y yo quería que el chico me tocara y me besara, pero claro, no era eso, y lo pasé mal. Me puse a llorar y todo. Entonces vi por primera vez que no sabía dónde me había metido. Y además, me di cuenta de que ya no podía volver atrás.

Y, pese a esos comienzos tan accidentados, seguiste… Sí, la suerte que he tenido es que los actores que hay en España son jóvenes y me gustan. Son chicos que acaban siendo amigos y además me gustan físicamente, así que grabar con ellos y ganar dinero no es mal plan, porque me permite tener mi propia casa, tener unos ingresos estables. El porno es eso y, al final, entras en un bucle que te acaba gustando.

Claudia Bavel posa para ‘Primera Línea’ (Fotos: Anton & Mariam).

¿Has hecho amigos en el mundo del porno? La única que considero que es mi amiga es Nekane. Mi estilo de vida y el de las otras chicas no es el mismo. Yo soy muy tranquila, no soy de salir mucho, y hay chicas a las que les va más desmadrarse, beber, etc. He estado en rodajes en los que una chica que venía de otro rodaje se ha follado al actor con el que iba a trabajar antes de hacer la escena. Me parece una falta de respeto. Si te gusta, queda con él mañana, pero no antes de rodar, porque yo no sé de dónde vienes tú, yo tengo su analítica, no la tuya.

¿Qué es lo que más te gusta de esta industria? Hacer webcam. Soy muy habladora y ahí puedo hablar mucho, también bailar, exhibirme. Yo he llegado a estar una hora de webcam y no me he llegado ni a desnudar. Hay mucha gente que quiere hablar solo o es muy fan tuyo y solo quiere estar contigo un rato. Hay cosas que te ofrece la webcam que no te ofrece ninguna escena. La escena te ofrece el cuerpo, la sexualidad, pero la webcam te ofrece que yo te conozca, que haya un cierto nivel de intimidad que hace que por ejemplo alguien te cuente que tiene una sobrina enferma y a la siguiente vez que se conecte le preguntes por ella. Eso hace que haya un vínculo, que crean que somos amigos, y por eso entran en tu sala. Tengo unos cuantos que ya me sé casi su vida entera.

¿Y lo que menos? Muchas cosas. Actor y actriz somos iguales, pero la actriz siempre será una puta y el actor, nunca. Hay actores que se pasan el día insultando a las chicas, llamándolas “putas”. Y, en mitad de una escena, el actor te puede hacer lo que quiera: pisarte la cabeza, escupirte, pegarte…

Siempre puedes parar la escena, decir que no sigues. Pero si te lo piden por la escena, es lo que hay. Muchas mujeres agachan la cabeza porque creen que es lo que toca hacer. Yo me he levantado en mitad de una escena y le he pegado una hostia al tío y, cuando me dijo “¿qué haces?”, le dije “lo mismo que tú, estamos iguales”. Si la chica no le gusta al actor, la revientan por todas partes. Y cosas muy feas. No puedes coger a una chica de la cabeza hasta que se atragante y hacerle daño. Somos actores, puedes fingir, no hace falta hacer daño a la chica.

¿Esto que cuentas es habitual? Depende de la productora, pero se da bastante. Yo he visto chicas a las que les han hecho daño realmente.

¿Y quién tiene la culpa? Todos, porque en la calle ocurre lo mismo. Si eres actriz, no vas a ser bien vista; ahora, si eres actor, es otra cosa. Mira Jordi el Niño Polla. Tiene más de un millón de seguidores y he visto institutos donde los chavales tienen colgada su foto en la pared. Sin embargo, si fuera una chica, no sería nadie. España es un país muy machista. Aquí creemos que a una chica a la que le des 500 euros puedes hacer lo que quieras con ella. El ejemplo típico de escena: el tío va conduciendo, saca 500 euros y le dice a la mujer que se la chupe por ese precio. Ya estás tratando a la mujer como una prostituta, aunque sea una ficción. La culpa es de todos, pero aquí en España, que la sociedad ya es machista de por sí, eso se acentúa.

¿Quieres decir que el problema es que la gente imita lo que ve en el porno? No, porque si tú ves en una película convencional un atraco a un banco, no te vas a atracar bancos. No se le puede echar la culpa al porno por lo que ofrece. Si tú te empeñas en imitarlo, es problema tuyo. Yo no veo una peli de Indiana Jones y me voy a recorrer el mundo como una aventurera. Echarle la culpa al porno es la manera más fácil de lavarse las manos y mirar a otro sitio. Porque, además, hay muchos tipos de porno y el más violento es una pequeña parte de él.

Pues la sensación que se tiene desde fuera es que esa violencia es fingida. A veces no es fingida, es real. Y llamar a la mujer “guarra” y “puta” mientras estás haciendo la escena con ella no ayuda precisamente. Yo estuve ingresada tres días después de una escena en la que me reventaron la garganta, me tuvieron que poner puntos.

¿No crees que esa identificación entre actriz X y prostituta se da porque hay muchas chicas que se dedican a las dos profesiones? No lo sé, pero son dos cosas diferentes. Las actrices hacemos un papel delante de la cámara, prostituirse es otra cosa. Cuando eres prostituta te metes en la habitación de un hotel con alguien que no sabes quién es, sin protección y sin nada, debe de ser muy duro. Yo las admiro, porque les puede pasar cualquier cosa. No sería capaz de hacer lo que hacen.

Todas las chicas que os dedicáis al porno acabáis haciendo escenas lésbicas, pero la mayoría no sois lesbianas. ¿Por qué las hacéis? No lo sé, pero es verdad. Normalmente las chicas que hacemos lésbicos no somos lesbianas, porque también hacemos hetero y las lesbianas de verdad no suelen tener relaciones heterosexuales. Parece que por ser mujer te toca hacer lésbicos. Llegó un momento en el que me planté y dejé de hacer lésbicos, porque no me gustaba. Me decían que no lo entendían, que era solo estar ahí con otra chica. A partir de entonces, solo grabé lésbicos con chicas que me gustaban.

Sí, porque lo cierto es que a los hombres no se les exige que hagan también escenas homosexuales… Sí, con los tíos no pasa. En un trío, si estoy yo con dos chicos, ellos no se tocan, pero yo tengo que tocarlos a los dos; ahora, si somos dos chicas, tengo que estar con la chica y el chico. Y todo eso por el mismo precio, porque ya dan por sentado que tienes que estar con la chica, cosa que no entiendo. Hay muchísimas mujeres a las que no les gusta y les supone un problema más grande hacerlo con una chica que con un chico. Yo, como te digo, hace tiempo que decidí rodar solo con gente que me gustara, fueran hombres o mujeres.

De hecho, tú eras pareja de Antonio Aguilera cuando él hizo su primera escena gay, en un gesto de valentía. Sí, pero no lo supe en su momento, me enteré después. Era muy amigo de Martín Mazza y de Rafa García e hizo la escena con ellos. Respeto mucho su decisión, porque al fin y al cabo es un actor, pero a partir de ese momento lo vetaron en el porno convencional y solo pudo trabajar en las escenas que hicimos juntos, al principio de mi carrera. Después de eso, ya no ha podido volver a trabajar en el porno heterosexual.

No te veo muy contenta, después de un año… No, ya no me motiva como antes. Por eso he decidido dejarlo, después de un año trabajando delante de las cámaras, y dedicarme a hacer solo webcams. Además, entré en el porno por amor, con Tony, y me voy también por amor, con mi novio. Es como cerrar el círculo.

¿Y a qué te vas a dedicar aparte de hacer las webcams? En este año me he fijado mucho en cómo se trabaja en esta industria. Quiero producir, hacer cosas nuevas. También me gustaría estudiar maquillaje y retomar el tema de la moda, en la que trabajé hasta llegar al porno, pero ahora me apetece quedarme en este mundo, que es donde estoy.

Supongo que no serás de esas actrices que se retiran pero siguen haciendo lésbicos… No [risas], porque yo pienso que es lo mismo tener sexo con un chico que con una chica. ¿Qué diferencia hay?, ¿que no te la meten?

¿Cómo es Claudia Bavel fuera de los focos? Soy una chica habladora, me gusta ir al teatro y al cine, no soy muy de ir al gimnasio, ni hago deporte, aunque alguna vez haya hecho pole dance. Me gusta la música española, porque la inglesa no la vivo, los remixes que hacen con las canciones de reguetón, pero también David Bisbal, y estoy enganchada a la serie ‘New Girls’.

Eres muy fan de Neymar, nos contaste en el ‘Pornomatón’. Sí, me enamoré de él porque venía a comprar a la tienda de lujo en la que trabajaba. Llevo dos tatuajes dedicados a Neymar, uno con una frase que él dice cada vez que juega y otro con la fecha en que lo conocí.

Acabamos. ¿Cómo te ves de aquí a 15 o 20 años? Me veo con un negocio que no tenga nada que ver con el porno, casada y con un hijo.

¿Casada? ¿Con quién? ¿Con Neymar? No, hombre [risas], con mi novio actual.

¿Y crees que la gente habrá olvidado que hiciste porno? Hagamos lo que hagamos, la marca del porno nos quedará.

Publicado en Primera Línea en enero de 2018. Puedes descargar el original aquí:

Deja un comentario