El particular homenaje de Michel Ricaud al mundo de la prostitución es un amplio fresco sobre las fugaces relaciones que mantienen los camioneros con las mujeres que se buscan la vida en los arcenes en el que las perversiones sexuales y la perfección técnica se funden primorosamente.
Les putes de l’autoroute. Francia. 1991.
Actores: Tenessy, Tracey Adams, Sandrine van Herpe, Elodie, Alain Lyle, Rick Richard, Phillipe Soine, Yves Baillat, Claude Durand, Gilles Le Groc.
Producción: Marc Dorcel.
Dirección: Michel Ricaud.
En 1991, la pareja formada por Michel Ricaud y Marc Dorcel eran los reyes absolutos del cine X francés. Tres años antes, aquella sociedad que había nacido casi naturalmente -como si uno y otro se hubieran estado buscando para resucitar el porno galo- comenzaron a producir un tipo de películas en las que sabiamente se combinaba un cuidado diseño de producción con una buena dosis de sexo duro.
Ricaud tenía, desde antes de su elevación a los altares del X galo, una curiosa obsesión por el mundo de la prostitución femenina. Procedente de una familia acomodada de empresarios, Michel Ricaud abandonó sus estudios técnicos a los 20 años para ingresar en la academia de Bellas Artes en la rama de cinematografía. Siendo estudiante, montó un pequeño estudio fotográfico que le permitió entrar en contacto con el mundo del material gráfico clandestino. El siguiente paso, convertirse en editor de publicaciones eróticas, no fue sino un eslabón para dar el salto a la dirección cinematográfica. En 1972 debutaría como realizador de películas con ‘Sexe de sang’, un filme que sufrió numerosos problemas legales, y ocho años después daría el salto definitivo al porno. Hasta que en 1988 encontró al productor Marc Dorcel y ambos reanimaron el panorama del X francés.
En su larga carrera como director, Michel Ricaud había mostrado un enfermizo interés por la provocación. En uno de sus primeros filmes, ‘Et il voulut être une femme’, reproducía con formato de documental la operación de cambio de sexo de un transexual; en ‘La educación de Anna’ revisaba el tema de la dominación hasta llevarlo a sus últimos extremos; y en ‘Liasons coupables’ entraba de lleno en el tema del incesto. Pero en casi toda su obra se aprecia un intento de acercamiento al mundo de la prostitución femenina, bien a través de la historia de dos secretarias que se prostituyen por afición (‘Du boudoir au trottoir’), bien en la figura de mujeres burguesas que buscan el placer en agencias de modelos eróticas (‘Viol au téléphone’).
Por ello no es de extrañar que, a principios de los 90, Ricaud realizara su particular homenaje a la prostitución femenina en ‘Les putes de l’autoroute’. Para ello situó la acción en el escenario que mejor encuadra al sexo de pago: la carretera. Las protagonistas de su película son busconas de carretera que comercian con su cuerpo sin más escenografía que la que ofrecen los vehículos que transitan por el asfalto.
Lejos de pretender crear una atmósfera realista a la fugacidad de los encuentros de la ruta, Michel Ricaud utilizó filtros de colores para componer una fotografía barroca que recreara el ambiente prostibulario sin necesidad de mostrar ningún burdel. La elasticidad de los movimientos de cámara y la plasmación en escena de determinadas fantasías fetichistas (un cristal, un neumático o un mapa son elementos útiles para los contactos sexuales) completan un filme cuya factura visual y carga erótica supera en mucho a la mayoría de las producciones europeas de su tiempo.
Este tributo a las profesionales del amor (y de paso al gremio de transportistas) fue, sin embargo, una de las películas de Ricaud de menor presupuesto. Aún así, siendo uno de sus filmes baratos, es hoy en día considerado por la crítica y el público como una de sus obras cumbres. No tanto por su trama, liviana y minimalista, sino por su perfección técnica y su capacidad inventiva en aquellas escenas en las que el sexo ocupa el lugar protagonista.
ELODIE, LA EUROPEA MÁS LONGEVA
Pese a su tardía incorporación al mundo del porno (debutó a los 25 años tras presentarse a su primer casting), Elodie Cherie es considerada por el público galo como una leyenda del cine X. Nacida en Saint Etienne en 1966, esta morena de inocente mirada se puso por primera vez delante de las cámaras para interpretar a una de las prostitutas de ‘Les putes de l’autoroute’. Parecía destinada a ocupar un lugar secundario en el hard francés, pero su perseverancia le han hecho mantenerse en el mundo del cine X durante diez años, lo que la convierte en la actriz más longeva del porno europeo. Ha trabajado a las órdenes de todos los grandes directores galos, como Michel Ricaud (‘Délit de seduction’), Marc Dorcel (‘El perfume de Mathilde’, ‘El deseo en la piel’) o Alain Payet (‘Les visiteuses’) y llegó a formar parte del reparto de ‘Fóllame’, la polémica película convencional de Virginie Despentes y Coralie.
SINOPSIS ARGUMENTAL
Las carreteras francesas son lugares en los que puede ocurrir cualquier cosa. Miles de transportistas las atraviesa diariamente cumpliendo con su deber con sus potentes vehículos. En sus arcenes se apostan las prostitutas en busca de un fugaz intercambio de placer a cambio de algunos francos. Pero en esas transacciones económico-hedonistas hay siempre un resquicio para alimentar las fantasías sexuales de los esforzados reyes de la ruta. Una cabina telefónica, un viejo neumático abandonado o un mapa de carreteras desplegado en el que se han practicado tres estratégicos orificios son algunos de los ayudantes para el sexo al que se prestan solícitamente las otras trabajadoras de la carretera.
Publicado en Interviu, dentro de la colección ‘Las mejores películas del cine X’, en agosto de 2001.