«Hola, mis nenes!”. Asomarse a la página web de Claudia Bomb o entrar en su Twitter garantiza al aficionado al porno ser tratado como miembro de una especie de clan infantil. Claudia llama “nenes” a sus seguidores pese a que la mayoría de ellos tiene más edad que esta catalana de 23 años, de aspecto inocente y rotundas curvas. Y es que ese, probablemente, es el secreto de Claudia Bomb. Una extraña combinación entre lo salvaje y lo tierno que la ha convertido en una de las actrices más seguidas por los usuarios de las webcams para adultos.
“Yo concibo la webcam como algo muy cercano a la gente, algo más íntimo y más amateur que los trabajos que se hacen generalmente en el porno. A mí, la verdad es que me pone mucho que la gente se conecte conmigo”. En las distancias cortas, Claudia Bomb no difiere mucho del prototipo de chica de veintipocos años que no presta demasiada atención a su imagen, sabedora de que la juventud es suficiente tesoro para atraer a la gente. En su rostro no hay maquillaje (“no suelo maquillarme para salir a la calle”, dice) y viste de manera informal, con ropa ancha y zapato plano.
¿La gente se conecta a la webcam contigo solo para desfogarse? Sí y no. A veces, la gente busca algo más que sexo. Contar sus problemas, hablar con alguien. Hace un tiempo se conectó un chico que estaba muy deprimido porque había pillado a su novia enrollada con su propia madre. Poco a poco, empezamos a hablar y yo acabé metiéndome en su problema. No sé cómo lo hice, pero adquirimos bastante confianza. Le aconsejé como pude y, al final, él pudo romper con su novia.
Pero imagino que la mayoría de la gente no utiliza la webcam para contarte sus problemas. Para eso ya está el teléfono de la esperanza… No, claro. Hay mucha gente que viene con parafilias muy raras y te pide que las hagas. No sé si es solo la gente que se conecta a las webcams, pero me he dado cuenta de que la gente tiene gustos muy raros. Pero no te creas que me escandalizo. Cuando me piden cosas raras que no quiero hacer, lo comento con la persona que me lo ha pedido, y ya está. Lo importante es el respeto.
En todo caso, tu mayor reclamo son el par de tetas naturales que tienes. ¿Eres consciente de ello? Por supuesto, pero también creo que hay gente que va mucho más allá de mis pechos, que le interesa mi personalidad. Aunque muchos no se lo crean, he vivido sensaciones increíbles con mi trabajo, y eso lo he logrado porque no solo muestro lo bueno de mi personalidad. Me gusta mostrarlo todo, no solo lo bueno.
¿Quieres decir que Claudia Bomb no es un personaje? Es un personaje, evidentemente, pero también está en mi forma de ser. Quiero mostrarme a los demás más allá del personaje. Mira, por ejemplo, si tú tienes diez fotos para colgar en la web y solo seleccionas las dos o tres en que estás fantástica, todo el mundo te va a ver divina. A mí me gusta colgar más de dos o tres fotos, aunque no esté perfecta, y eso, de alguna manera, me abre mucho más a los demás. Sé que, desde el punto de vista profesional, parece raro, porque normalmente solo seleccionamos lo mejor para exhibirlo, pero yo prefiero mostrarme tal como soy.
Quizás ese es el secreto, la diferencia… Yo creo que, si me va bien, si hay tanta gente que me sigue, es porque me ven como alguien amateur, alguien cercano a ellos y, por lo tanto, accesible.
Parets del Vallés es un pueblo de algo menos de 20.000 habitantes del interior de Barcelona. Su cercanía con la gran ciudad, de la que la separan apenas 23 kilómetros, no impide que sea un lugar tranquilo, pero también un sitio en el que “todo el mundo se conoce”. En Parets del Vallés creció Claudia Bomb, hija de padres separados, y vivió hasta los 18 años, cuando se independizó para hacer su propia vida lejos del hogar familiar.
¿Cómo entró el porno en tu vida? Yo miraba porno desde que estudiaba,desde primero de ESO, y disfrutaba con ello. Siempre me ha excitado mucho. Me fijaba sobre todo en las actrices, en cómo se lo pasaban, pero nunca tuve la ambición de convertirme en una de ellas.
¿Y qué ocurrió para que cambiaras de parecer? Un día, chateando en el ordenador, me encontré con una persona que trabajaba en una productora. Poco a poco fui haciendo amistad con él, aunque no lo había visto en mi vida, y me propuso hacer porno. Yo lo pensé mucho. Ya trabajaba, no vivía con mi familia y sabía que me iba a gustar, pero quería ocultar mi imagen. Personalmente no tenía problema en hacerlo, el problema era el qué dirán. Estuve un año dándole vueltas, hasta que me decidí a probar.
Una decisión meditada… Pues, aun así, creo que me faltaba información. Hice mi primera escena y me decepcioné mucho, no era lo que esperaba. Probablemente es que no di con la productora adecuada en aquel momento, pero tuve muchas dudas. Además, perdí el trabajo que tenía entonces, por otras circunstancias, y tuve que decidir si quería seguir o no. Y entonces, por un error de la persona que me había introducido en este mundo, mis datos personales se revelaron en las redes sociales. Todo lo que yo había querido evitar desde el principio salió a la luz. Fue muy duro.
Aquello sucedió en el verano de 2009 y Claudia lo recuerda como quien rememora una etapa de la vida que hubiera deseado que jamás sucediera: “Mi mundo cambió a partir de ahí”.
Pero el caso es que aquella primera experiencia negativa te ha servido para llegar hasta aquí. Sí, yo nunca le he echado la culpa al porno de aquello que pasó, porque sabía dónde me metía y los riesgos que corría. Creo que no di con las personas indicadas y ya está. No le doy más vueltas.
¿Qué conclusiones sacas de todo aquello? ¿Qué has aprendido? La conclusión es que he avanzado, he hecho cosas diferentes y me han gustado. Estoy muy orgullosa de cosas como el vídeo que hice para el Getafe [el corto que sirvió como campaña promocional del club de fútbol en 2011] o los vídeos de publicidad, como el del Klic-Klic o el Fortiplús. Y me he dado cuenta de que me gusta mucho la fotografía, la imagen audiovisual, y, en un futuro, me gustaría crear algo en ese sentido que sea chulo.
¿Como el porno que se hacía antes? Exacto. Antes había mucho más erotismo, se transmitía más lo que hacías. A mí me ponía verlo, porque me dan morbo las situaciones, no las personas.
¿Con quién te has sentido más a gusto? Cada productora tiene su forma de trabajar y hay sitios en los que te sientes mejor y en otros, peor. Cada uno lo ve de una manera.
¿Quién ha tenido más culpa en esa recuperación de la que hablabas? Mis fans, sin duda. Me han ayudado mucho. Mientras sigan ahí, yo estaré y el día que no me motive hablar con ellos lo dejaré. No voy a engañar a nadie. Llevo cuatro años en esto, empecé sin ninguna información y, con el tiempo, me he hecho más autónoma, más mía, menos dependiente. Me ayuda mucho hablar en mi trabajo y eso me motiva para seguir adelante. Además, aprendo cosas. Alucinarías de las cosas en las que se fija la gente. Hace poco una tía me dijo que, cuando me corría, se me contraían los dedos de los pies. Se había fijado en algo que yo ni siquiera sabía.
Pese al enganche que demuestra tener por sus seguidores, pocos conocen realmente quién es Claudia Bomb, qué le gusta y qué le disgusta. La parte final de nuestra conversación intenta traspasar esa barrera que a menudo erigen las actrices X para ocultar su verdadera personalidad ante el público.
¿Qué tipo de hombre te gusta? Casi todas las parejas que he tenido en mi vida no eran hombres guapos. Más bien lo contrario. No me he enamorado nunca de una persona por el físico, sino que tiene que transmitirme algo que me haga temblar. De hecho, no soporto a los chicos que son muy creídos. En una mujer, lo puedo entender, pero en un tío…, no, por favor.
Eso da esperanzas a muchos feos para ligar contigo… Pues no es fácil. Hace falta mucha madurez y entender lo que hago y a qué me dedico. En fin, respetar mi trabajo y mi forma de ser. Cuando tienes una relación con alguien y no te entiende, es imposible. Una pareja ha de tener cariño y entender cuáles son las prioridades de la vida, porque no todo el mundo va con buenas intenciones. No es tan fácil como parece a simple vista.
¿Qué cosas te entretienen? Pues mira, me gustan mucho las series de televisión españolas, como ‘Aquí no hay quien viva’, ‘La que se avecina’ o ‘Aída’. Las que reflejan de forma exagerada la vida diaria.
¿Y qué cosas detestas? Las injusticias, como por ejemplo en el tema de los desahucios. No soporto a los que van de divos, ni a los que son excesivamente materialistas. Y, sobre todo, a la gente que trata el sexo de manera vulgar. Eso me produce un rechazo instantáneo.
Pues debes sentir mucho rechazo en tu trabajo diario. Existe la costumbre de llamar putas a las actrices porno con una facilidad… Es que se puede ser puta, pero con estilo. Nosotras interpretamos un papel y lo importante de ese papel es que la gente vea tu manera de hacer las cosas, que tengas un estilo, que no seas vulgar.
Publicado en Primera Línea en febrero de 2014. Puedes descargar el original aquí: