Dos mejor que una

Son hermanas y trabajan juntas desde que llegaron a Europa, hace ahora tres años, pero en realidad Kesha y Sheila Ortega solo tienen en común su parecido físico. Kesha, la hermana mayor, es una mujer habladora, un manantial desbocado de palabras, que se autoproclama como “muy loca”. Sheila, seis años menor que su hermana, es una chica tranquila, que habla de forma pausada y en un tono de voz bajo. Ambas nacieron y se criaron en la zona de Los Teques, 30 kilómetros al sur de Caracas, y ambas comenzaron a trabajar como bailarinas “integrales, haciendo eventos de todo tipo”, como recalca Sheila, pero por separado: “Llevábamos vidas completamente diferentes por la diferencia de edad y de ambiente en el que nos movíamos; yo iba con grupos de samba y viajaba al extranjero, ella se dedicaba al mercado local”, explica Kesha. Hasta que el destino profesional las unió, tres años atrás, e iniciaron la aventura europea como dos buenas hermanas. “Una amiga mía nos dijo que en Italia nos iría muy bien, yo se lo comenté a mi hermana y nos decidimos a venir”, dice Kesha. La experiencia italiana solo duró dos meses y medio, el tiempo justo para asentarse en Europa y dar el salto a España.

Primero a Tenerife y después a La Coruña. “Pero estar en Galicia era como estar en un pueblo, era hacer siempre lo mismo, de ver siempre las mismas caras y el mismo público”, comenta Sheila. Así que volvieron a cambiar su destino para recalar en Barcelona y aquí comenzó su singular historia con el porno. Una historia que, como tantas que tienen que ver con el cine X nacional, arranca con Juani de Lucía, propietaria de la sala Bagdad. “Juani se quedó sorprendida de nuestra seguridad y firmeza”, recuerda Kesha de aquella primera cita, “pero estábamos gorditas, pesábamos 15 kilos más que ahora, y nos dijo que no podía contratarnos”.

Sheila y Kesha Ortega posan para Primera Línea (Fotos: Julio Rocco).

Sin embargo, Juani, que en realidad les dijo que tenía “mucho personal” trabajando en su local, las recomendó a Nacho Vidal, el primero que descubrió el potencial de estas dos hermanas. “Lo que no imaginaba es que íbamos a gustar tanto”, dice Kesha. Y eso que no habían tenido “ninguna experiencia sexual juntas”, dice Kesha. “Una vez hicimos un trío con un hombre, pero no interactuamos entre nosotras”, matiza Sheila. El caso es que perdieron el pudor (“se quedó en Venezuela”, dicen entre risas) y comenzaron a grabar escenas, juntas y por separado. “Cuando hacemos porno juntas tiene mucho más impacto que cuando filmamos escenas por separado”, proclama la hermana mayor, quizás porque ver a dos hermanas practicando el sexo entre ellas produce mucho más morbo. En ese sentido, son pioneras en el cine X español. Pero no solo en eso. Las hermanas Ortega han roto esa regla no escrita que impide a un artista erótico trabajar para la competencia si te contrata una de las empresas fuertes: “Habíamos comenzado en España con Cumlouder y, cuando nos descubrieron en Actricesdelporno.com, hablamos con ellos para que nos entendieran”.

La conversación con ellas deriva, a causa de su origen, en la inevitable referencia a la situación política de Venezuela. Sus respuestas son firmes: “Igual hay mucha gente que me crucifica por esto que voy a decir, pero creo que el gobierno con Chávez no era tan complicado como lo que está pasando ahora. Simón Bolívar decía que un ser sin estudios es un ser incompleto, y una persona sin estudios no puede llegar a ser presidente. Cuando estaba Chávez, era distinto. Ahora roban y matan por un par de zapatos”, dice Sheila. Su hermana asiente: “Nosotras tuvimos la oportunidad de venir a la Unión Europea porque esos tratados los hizo Chávez, que otros presidentes no los hicieron”.

Un año después de introducirse en el porno español, las hermanas Ortega reconocen haber abierto “una vía a las actrices latinas en Europa” y se marcan “el porno americano” como objetivo final. Ambiciosas y seguras de sus posibilidades, las Ortega afirman invertir “mucho dinero” en cuidar su cuerpo. “Trabajamos con el cuerpo y hemos de cuidarlo”, dice Kesha, que recalca que en España “no existe esa cultura de cuidarse”. “Aquí a nadie se le ocurre gastarse 1.000 euros en su cabello, en manicura o en arreglarse la boca; yo puedo estar gordita, pero estoy guapa porque invierto en mi cuerpo para gustar más”, abunda Sheila.

Visión de futuro se llama a eso. Porque Kesha y Sheila tienen claro hacia dónde van sus vidas: “Vinimos aquí a hacer dinero, no a tener historias de amor”, responden cuando se les pregunta sobre su vida privada y amorosa. “Una ha de buscar una persona que esté por encima de ti desde el punto de vista económico”, señala Sheila, para apostillar “nunca me casaría con alguien que gane menos que yo”. Su hermana, al lado, refuerza esa idea: “A mí no me vale nada la fama, me vale la cuenta bancaria; de nada te sirve alardear de algo si no tienes nada en el banco”.

Publicado en Primera Línea en septiembre de 2017. Puedes descargar el original aquí:

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