El deseo en la piel

Una comedia mágica sobre los poderes sobrenaturales de un trozo de cuero sirvió a Marc Dorcel para reflexionar sobre la inverosímil facilidad con que el cine X presenta los encuentros sexuales. Pero también para realizar una de las películas más atractivas de los últimos años.

Le désir dans la peau. Francia. 1996.

Actores: Laure Sainclair, Olivia del Río, Élodie Chérie, Colarie, Magelia, Peneloppe, Ava, Kelly Trump, Sandra, Andschana, Veronique Lefai, Magalie, Christophe Clark, Roberto Malone, Jean-Yves LeCastel, Richard Lengin, Mike Foster, Bruno Aissix, David Perry, Hervé-Pierre Gustave, Philippe Dean, Rodolphe.

Producción: Marc Dorcel.

Dirección: Marc Dorcel.

Lo que en un principio fue una especie de reto, motivado por la desaparición de Michel Ricaud, acabaría convirtiéndose para Marc Dorcel en una gozosa obligación. Dos años después de asumir la dirección de “El perfume de Mathilde”, Dorcel había realizado ya cuatro películas X con notable éxito entre el público y la crítica. Ganador año tras año de los prestigiosos Hot d’Or que se entregan en Cannes coincidiendo con el Festival Internacional de Cine, Dorcel se había consolidado como el principal impulsor del porno galo ante unos aficionados que apreciaban su exquisita mezcla de perversión y refinamiento premiándolo en cada edición.

Su quinta película fue ‘El deseo en la piel’, una comedia mágica, rodada con 700.000 francos de presupuesto, en la que recogía la tradición del cine pornográfico de incluir objetos fantásticos para facilitar la seducción. Filmes como ‘El espejo de Pandora’ de Warren Evans ya habían desarrollado el tema desde una perspectiva psicoanalítica. Pero Dorcel buscó un referente más cercano en el mundo del cómic. ‘El click’ de Milo Manara fue el punto de partida para introducir un mecanismo de seducción externo que, además, subrayara la inverosímil facilidad con la que los personajes de las películas X establecen contacto carnal. Si en el mítico tebeo de Manara era un control remoto el que excitaba los sentidos femeninos, en ‘El deseo en la piel’ será un antiestético pellejo el que levante pasiones incomprensibles entre la población femenina. Todo ello no es gratuito. La arbitrariedad del deseo en la representación del cine porno es puesta en entredicho mediante un elemento ajeno a él, que refuerza los mecanismos de ficción del género a través de una historia fantástica. Por eso, ‘El deseo en la piel’ ofrece una moraleja final que tiene una doble lectura: la de la sublimación del sentimiento amoroso y la de la explicitación de que el sexo en el cine X no es más que una representación.

Los pilares del cine de Dorcel son la escritura y la elegancia de la imagen. Recurre a un buen guión para desarrollar un torrente de imágenes que no dejan impasible al espectador. El director francés es un excelente contador de historias, pero además posee la experiencia suficiente para saber sacar el máximo partido a cada uno de los números sexuales que salpican la acción. En ‘El deseo en la piel’, Dorcel introduce la cámara subjetiva, que realza el punto de vista del protagonista, para reforzar la identificación con el espectador. Todo ello es fruto de un intenso trabajo previo que comprende una preparación de las escenas poco usual en el porno moderno. Esta labor de preproducción se plasmará después en cinco intensos días de rodaje.

Convertido en paradigma del nuevo porno francés, Marc Dorcel es uno de los pocos directores actuales que intenta adaptar la tecnología del vídeo a un lenguaje cinematográfico específico surgido en el esplendor del cine X, a finales de los años 70. Su obsesión por dotar de dramatización a las situaciones sexuales y de revestirlas de una historia atractiva, que enganche al espectador tanto o más que la vacía presencia del sexo puro y duro, hacen de esta película, y en general de toda su filmografía, un movimiento de resistencia frente a las nuevas tendencias del género.

LAURE SAINCLAIR, LA MUSA DE DORCEL

La francesa Laure Sainclair era modelo de revistas de moda y eventualmente de publicaciones eróticas cuando decidió introducirse en el cine X de manera un tanto especial. En julio de 1995, durante una fiesta X en Rennes, Laure subió al escenario y comenzó a bailar, convirtiéndose en la sensación del evento. En agosto de 1995, Marc Dorcel la contrataría para protagonizar tres películas dirigidas por él, entre ellas ‘El deseo en la piel’. Poco después, Laure firmó en exclusiva un contrato con Vidéo Marc Dorcel para convertirse en la musa del realizador galo. Desde aquel momento, la francesa ha sido una de las pocas actrices del Oeste de Europa que ha mantenido el tipo ante el empuje de las eslavas y ha llegado a dar el salto a los Estados Unidos para protagonizar ‘Wicked Weapon’, de Brad Armstrong, en la que compartía cartel con Jenna Jameson.

SINOPSIS ARGUMENTAL

Tras un desengaño amoroso, un hombre pierde toda su fortuna. Solo y sin fortuna, entra por casualidad en una tienda de antigüedades donde el propietario, un hombre de escaso atractivo, parece tener un gran éxito con las mujeres. El anticuario le explicará que su secreto es, en realidad, un pedazo de cuero que tiene poderes mágicos. Basta con frotarlo para que todas las mujeres caigan rendidas a sus pies. Ante la insistencia del cliente, el anticuario acepta venderle la piel mágica, pero le advierte que cuanto más utilice sus poderes más pequeña se hará la piel hasta que al final su virilidad acabará perteneciendo al vendedor. Orgulloso de su compra, el hombre aprovechará la magia del objeto, pero se dará cuenta de que, finalmente, lo más importante de todo será recuperar a su amada.

Publicado en Interviu, dentro de la colección ‘Las mejores películas del cine X’, en abril de 2001.