El extraño destino de Karen

En el verano de 2000 se estrenó en Francia ‘Baise-moi’, la primera película que cuestionaba las fronteras entre el porno y el cine convencional. Clasificada con la fatídica letra X en su país de origen, la película de Virginie Despentes y Coralie Trinh Thi era en realidad un alegato feminista plagado de violencia y sexo explícito, en el que cada escena sexual rompía los moldes de la representación del sexo en la época y en la que la propia trama defendía el poder de la mujer de forma radical.

‘Baise-moi’, estrenada en marzo de 2001 en España con el título de ‘Fóllame’, tenía como protagonista a la actriz gala Karen Bach, una joven lionesa de 27 años que trabajó durante cuatro años en el circuito del prolífico porno francés de la época y que encerraba una curiosa historia personal. Nacida en el seno de una familia burguesa de Lyon, Karen estudiaba comercio cuando se enamoró de Frank Cerone, el hombre con el se casó cuando todavía no había cumplido los 18 años. Su marido, hombre de la noche que ejercía como dj y tenía aficiones libertinas, convenció a Karen para rodar películas porno con la promesa de que solo tendría contacto sexual con él, que se guardarían la extraña fidelidad que existe en los matrimonios endogámicos del planeta triple XXX, y que tan de moda estaban en los años 90. Karen aceptó, pero su fidelidad pornográfica no pasó del debut de ambos en el cine X, en ‘L’indecent aux enfers’, de Marc Dorcel. Divorciada de Cerone, continuó como actriz, perpetrada detrás de los seudónimos de Karen Lancaume o Angel Paris, y rodó una treintena de películas X entre 1996 y 1999, entre ellas algunos clásicos del ‘hard’ francés contemporáneo, como ‘Exhibition 99’, una especie de remake del clásico ‘Exhibition’, de Jean François Davy, puesto al día un cuarto de siglo después y dirigido por Jean Guilloré.

Karen Bach en ‘Baise-moi’ (Virginie Despentes & Coralie Trinh Thi, 2000).

En 1999, Karen decidió abandonar el cine porno para emprender una carrera en el cine convencional. Unos meses después, cuando sus intentos por aparecer en filmes comerciales chocaban contra barreras invisibles -al menos, para ella-, conoció a Virginie Despentes y Coralie Trinh Thi, que preparaban la adaptación al cine de la novela de la primera de ellas, publicada un año antes, y buscaban actrices X que supieran actuar, además de follar delante de una cámara. Bach se replanteó su decisión y se integró en el reparto de ‘Baise-moi’, en el que acabaría interpretando a Nadine, la protagonista de la historia.

Fue su primer papel en el cine convencional y ella, feminista convencida, aprovechó la promoción del filme para arremeter contra los clichés machistas de la industria de entretenimiento para adultos. «¿Por qué las mujeres se abren el culo con las manos para provocar excitación y los hombres no? Lo único que pido es comprensión, igualdad», se despachaba en una entrevista en ‘Libération’ para defender su película: «Baise-moi’ es lo contrario a lo que entendemos como porno».

Fue su primer papel, pero también fue el último. No rodó nunca más porno y no encontró papeles en el cine convencional, a pesar de que se declaraba ilusionada y, en las entrevistas, hablaba de iniciar una nueva vida de la forma más «convencional». Sin embargo, una noche de invierno de 2005, en el apartamento de un amigo del distrito XIV de París, decidió acabar con su vida mediante una sobredosis de medicamentos, no sin antes dejar una nota en la que pedía perdón a sus padres por haber querido abandonar este mundo con solo 32 años.

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