Constat d’adultère

Con el esquema de producción clásico de la pareja Ricaud-Dorcel, los grandes responsables de la resurrección del porno francés, “Constat d’adultere” nos transporta a una ciudad de provincias donde el engaño conyugal será sometido al juicio supremo.

Constat d’adultère. Francia. 1992.

Actores: Carolyn Monroe, Rocco Siffredi, Beatrice Valle, Philippe Soine, Pierre Didot, Capucine Laroche, Chriquette Lamy, Michel Bulgary, Patrice Cabanel, Alain L’Yle, Sheila Deroma, Yannick Eivin.

Producción: Marc Dorcel.

Dirección: Michel Ricaud.

El encuentro entre Marc Dorcel y Michel Ricaud, acaecido en 1988, trajo la bonanza al cine X francés, anquilosado en una producción decadente desde que, a mediados de los 70, la administración gala promulgó una ley restrictiva para el desarrollo de un género que había tenido sus momentos de gloria con la legalización. Ricaud y Dorcel salvaron de las catacumbas al porno francés gracias a un sistema de producción en el primaba la buena fotografía, la exquisitez de la ambientación y un sentido muy peculiar del erotismo, todo ello en soporte de vídeo.

Tras realizar algunas de las grandes obras del cine X europeo de finales de los 80, Michel Ricaud escribió en 1992 un filme sobre el adulterio como una vuelta de tuerca más en su particular visión de las relaciones eróticas. La historia de un pequeño pueblo francés donde el adulterio florece por todos los rincones y sus posteriores consecuencias sirvió a la pareja formada por Dorcel y Ricaud para componer uno de sus filmes más sobresalientes, en los que la espléndida factura con la que está rodado se complementa con un plantel de actores inigualable.

Al frente de ese reparto se encontraba Rocco Siffredi, convertido ya en el más importante actor porno del mundo gracias a su penetración en el mercado americano, en el que ya había triunfado con películas como “Camaleones del amor”, de John Leslie, o “Culitos amorosos”, de John Stagliano. Junto a él, la norteamericana Carolyn Monroe interpreta uno de los mejores papeles de su carrera y, sin duda, el más brillante de su larga estancia en Europa. Como tercera en discordia, la figura de Beatrice Valle, una de las más generosas actrices del porno francés, establece un contrapunto ideal para esta historia de pasiones desatadas y juegos prohibidos que consagró a Michel Ricaud como el gran paradigma del porno europeo y un modelo a imitar para las sucesivas generaciones de directores.

MICHEL RICAUD

Entre 1988 y 1993, Michel Ricaud fue el verdadero resucitador del porno francés, con la inestimable colaboración de Marc Dorcel como productor, el estandarte de un tipo de cine X que crearía escuela en el tránsito entre los 80 y los 90. Películas como “La educación de Anna”, “Les putes de l’autoroute”, “La mujer de negro” o “Constat d’adultère” son clásicos del género surgidos de la imaginación desbordante de uno de los grandes genios del porno europeo. En 1992, comenzó a colaborar con la productora Private y, un año después, el 28 de junio de 1993, su carrera y su vida se truncaron violentamente cuando una ola se lo llevó durante el rodaje de un filme para Private en las islas Seychelles.

CAROLYN MONROE

Candice Walker (Meldora, Indiana, 1968) fue la más popular de su instituto, donde aprendió a bailar y a dibujar con cierto arte, y estudió contabilidad en la Universidad de su estado natal antes de debutar, en 1991, en el porno en una de las entregas de la serie “Dirty Debutantes” dirigida por Ed Powers. En ese filme, aparecía en los créditos con el seudónimo de Candice Heart, que pronto cambió por el de Carolyn Monroe debido a su ligero parecido con la actriz Marilyn Monroe. En 1994, se trasladó a Italia al contraer matrimonio con un rico empresario transalpino. Antes, Monroe ya había sido una de las primeras actrices norteamericanas que habían cruzado el Atlántico para trabajar en Europa, a las órdenes de Mario Salieri o Michel Ricaud. Establecida en Italia desde hace más de una década, Carolyn Monroe se retiró de la interpretación a finales de la década de los 90 para producir y dirigir sus propias películas y para actuar como bailarina en espectáculos eróticos.

Publicado en Interviu en mayo de 2006.

Buttman: Vacaciones en Europa

El primer viaje a Europa del personaje de Buttman descubrió a los americanos el increíble potencial del porno del Viejo Continente. Con un reparto plenamente europeo, John Stagliano realizó una película dinámica y excitante en la que brillaban con luz propia los actores.

Buttman’s European Vacation. EEUU. 1991.

Actores: Zara Whites, Rocco Siffredi, Silver Forrest, Sunny McKay, Noelle Budvar, Veronica Doll, Natalie Streb, Joy Karins, Debbie, Christophe Clark, Phillip, John Stagliano.

Producción: John Stagliano.

Dirección: John Stagliano.

La esencia del gonzo reside en una cámara de vídeo y un par de actores que practiquen el sexo de manera supuestamente improvisada. Es un subgénero minimalista, porque no exige grandes costes de producción en escenarios, actores o dirección artística, y en eso estriba su éxito. John Stagliano lo inventó con su personaje de Buttman, un curioso obseso de los culos que utiliza su videocámara para penetrar en la intimidad de los cuerpos como representación altiva del mirón y como metáfora del propio espectador de porno. Y John Stagliano lo perfeccionó sacando el gonzo de su hábitat natural (las calles de su ciudad) para convertirlo en un viajero en gira que recorre el mundo haciendo del mundo entero un gran decorado para el cine X.

Su primer destino fue Rio de Janeiro en 1990. Allí, Stagliano se integraba en el calor del clima y el ambiente filmando a quien encontraba en las playas, por las calles o en medio de un desfile de Carnaval para verlos después en la intimidad de las habitaciones de hotel. Brasil sería el lugar favorito de las aventuras de Buttman durante muchos años y, irónicamente, el último escenario fuera de los Estados Unidos en el que Stagliano trabajaría después de contraer el SIDA en uno de sus periplos cariocas. Pero en 1991, cuando ya había filmado dos entregas de sus aventuras brasileñas, Stagliano aprovechó la pujanza del porno europeo para trasladarse a Europa como continuación de su conquista gonzo del mundo. Tuvo mucho que ver en su elección que el director hubiera conocido el año anterior a Rocco Siffredi y Zara Whites, quienes participaron en el rodaje de «Culitos amorosos», su película de la serie Buttman más brillante. Con Rocco y Zara de anfitriones, Stagliano se trasladó al Viejo Continente en dos ocasiones para realizar ‘Buttman: Vacaciones en Europa’.

En mayo de 1991, John Stagliano acudió al festival de Cannes, caldo de cultivo perfecto para reclutar nuevas estrellas para el porno. Allí filmó dos secuencias, una de ellas con la casi debutante Deborah Welles (oculta bajo uno de sus primeros seudónimos como Noelle Budvar) y su novio Christophe Clark, y la otra con la australiana Sunny McKay que se encontraba trabajando en Italia. Pero el grueso de la película lo realizó Stagliano en agosto del mismo año en Holanda. Allí, gracias a la colaboración de Zara Whites y el apoyo de Rocco, Stagliano desveló parte del mítico ambiente de permisividad holandés que tanto adoran los norteamericanos. Como el guión del filme sólo recogía las aventuras de un turista americano en busca de sexo por la vieja Europa, no le resultó excesivamente difícil a Stagliano ensamblar los dos pedazos de película que había realizado en una suerte de road movie sexual por Centroeuropa.

La primera entrega de las aventuras de Buttman por Europa (un año después filmó otra en Londres y París, y en 1995 una tercera parte de Barcelona y Praga) sorprendió al público y la crítica estadounidenses, que descubrieron el enorme portencial del porno transoceánico. Stagliano había contado para su reparto únicamente con actores europeos o que trabajaban regularmente allí y, en algunos casos (la debutante Silver Forrest o la sensual Deborah Welles) las consecuencias serían inmediatas. Ambas fueron reclutadas para trabajar en América a la vez que ‘Buttman: Vacaciones en Europa’ era considerada para la XRCO (Asociación de Críticos de Cine X) como el mejor vídeo de 1991.

SILVER FORREST, TULIPÁN INGENUO

La holandesa Silver Forrest debutó en el porno con ‘Buttman: Vacaciones en Europa’, película con la que conquistó el corazón de la industria norteamericana. De aspecto ingenuo, Silver marcharía a los Estados Unidos siguiendo la estela de su compatriota Zara Whites para participar en una veintena de películas entre 1991 y 1993. Tras intervenir en ‘Pasión letal’, de Buck Adams, y ‘Raunch 4’, de F.J. Lincoln, protagonizó una serie de películas en las que el reclamo comercial era su propio nombre en el título, como ‘Silver Seduction’, ‘Silver Elegance’ o ‘Silver Sensations’. En 1992, la compañía Penthouse la contrató para trabajar en la serie para televisión por cable ‘Satin & Lace’, pero poco después decidió volver a Europa donde sus apariciones en películas X han sido cada vez más esporádicas.

SINOPSIS ARGUMENTAL

Buttman se traslada de vacaciones a Europa para conocer el sexo en el Viejo Continente. En compañía de su amigo Jork, pasea por las calles de Amsterdam, donde contactan con una hermosa prostituta que los acompaña a su hotel. Más tarde, Buttman se traslada a París y conoce a una chica en las inmediaciones del Arco del Triunfo. Ésta lo invita a su apartamento y comparte sus experiencias con una amiga lesbiana. El recorrido continúa en Cannes, durante el festival de cine, y allí una joven starlette con aspiraciones de estrella le cuenta, en presencia de su novio, sus sueños. En Cannes, Buttman se reencuentra con Jork y ambos, de paseo por Niza, ligan con una chica. De vuelta a Holanda, Jork y Buttman se reunirán con viejas amigas en Rotterdam y Amsterdam.

Publicado en Interviu, dentro de la colección ‘Las mejores películas del cine X’, en febrero de 2002.

Face Dance IV: Acierta en el blanco

Como en las grandes películas de larga duración, ‘Face Dance’ reserva los mejores momentos sexuales para su última parte. En ella, podemos apreciar la capacidad de Stagliano para explorar en la sexualidad humana a través de unas escenas eróticas que figuran entre lo mejor del porno de los 90.

Face Dance Part Two. EEUU. 1992.

Actores: Rocco Siffredi, Tiffany Million, Joey Silvera, Tina Tyler, Kiss, Rebecca Bardoux, Brittany O’Connell, Cody O’Connor, Francesca Le, Angel Ash, John Stagliano, Sheila Stone, Sierra, Tiffany Minx, Chrissy Ann, Tony Tedeschi, Steve Drake, Nick East, Kris Newz, Tom Byron.

Producción: John Stagliano.

Dirección: John Stagliano y Patrick Collins.

A primera vista, una película de John Stagliano se caracteriza por la particular concepción del sexo que posee el realizador de Chicago. Obsesionado por los traseros femeninos, Stagliano presta una especial atención a dicha parte del cuerpo y se recrea, en ocasiones con exceso, en mostrar las posaderas de las actrices que participan en sus películas. Pero los filmes de Stagliano no son simplemente un interminable desfile de culos servido en bandeja por la mirada perversa del director. Poseen algunas de las más intensas escenas sexuales que ha dado el cine X contemporáneo.

Al contrario que muchos de sus compañeros de profesión, John Stagliano no recurre prácticamente al montaje para planificar sus secuencias sexuales. Es el suyo un sexo real, en el que todo lo que se muestra sucede en perfecta cronología con la situación, en el que no hay elipsis temporales para marcar los cambios de postura entre los actores, y en el que se puede palpar la intensidad de los encontronazos entre los participantes como si la cámara se inmiscuyera indiscretamente entre ellos. De ahí que la duración de las escenas sexuales en sus filmes sea muy superior a lo habitual en el género. Actores como Rocco Siffredi o Tom Byron y actrices como Zara Whites, Alexandra Quinn o Sabina han ofrecido lo mejor de sus carreras a las órdenes del antiguo bailarín de Illinois.

«Face Dance» presenta un muestrario del mejor Stagliano en sus números eróticos. Las cuatro partes de las que consta el filme están repletas de secuencias de sexo en grupo (entre ellas la mayor orgía jamás filmada por el director), parejas con desmedida voracidad y tríos dispuestos a quemar todas sus hormonas. Pero, en opinión de los críticos, ‘Acierta en el blanco’, la última parte de la cinta, reserva para los más exigentes paladares las mejores raciones de sexualidad de la larga película. Entre la secuencia inicial, en la que Brittany O’Connell, Francesca Le, Cody O’Connor y Tina Tyler descomponen a Rocco en un sugerente baile erótico, y el brutal apareamiento entre el italiano y la tórrida Tiffany Million, ‘Face Dance 4: Acierta en el blanco’ ofrece la mejor escena sexual de la bellísima Sierra (que incluye su estreno en el sexo anal) y una imponente secuencia de sexo en grupo protagonizada por ocho intérpretes.

Después de ‘Face Dance’, Stagliano retomó el personaje de Buttman como hilo conductor de sus películas para seguir profundizando en el camino del gonzo. En 1998, durante el rodaje de una de sus aventuras en Brasil, el director americano se infectó del virus del SIDA tras mantener una relación ocasional con un travesti. Desde entonces, Stagliano no tiene participación activa en sus filmes, aunque sigue dirigiendo. El año pasado contrajo matrimonio con la actriz Tricia Deveraux, una de las daminificadas por la epidemia de SIDA que propagó el actor Marc Wallice. Ambos luchan unidos desde entonces contra la fatal enfermedad.

JOEY SILVERA, UN DIRECTOR REAL

Tres años antes de dirigir sus propias películas X, Joey Silvera interpretó en ‘Face Dance’ el papel de realizador de un filme porno. Ya entonces este actor italoamericano era un veterano con más de 15 años de profesión y 1.000 películas sobre sus espaldas. Secundario en los filmes de la década de los 70, Silvera saltó a la fama a mediados de la década siguiente a causa de su porte latino y su infalibilidad ante las cámaras. Sencillo y discreto, Joey Silvera participó en algunas de las películas más interesantes de aquellos años (‘The Dancers’, ‘Trinity Brown’) para entrar con fuerza en los 90, donde, aparte de ‘Face Dance’, destacó junto a directores como Paul Thomas, John Leslie o Gregory Dark. Como uno de los mitos masculinos del cine X de todos los tiempos, Silvera continúa en activo como director y actor.

SINOPSIS ARGUMENTAL

Darío se ve obligado a participar en una secuencia en la que sus compañeras de reparto actúan bajo los efectos de las drogas. Esta circunstancia aumenta la irritación del italiano acerca de la producción en la que participa. Lo comenta con su John, quien siempre tiene consuelo para su amigo con algunas de sus amigas. Harto de todo, Darío mantiene una fuerte discusión con el director de la cinta y con la productora y abandona definitivamente el rodaje para volver a Europa, no sin antes haber sufrido el acoso sexual de la jefa de producción. Así, su sueño americano termina de forma inesperada.

Publicado en Interviu, dentro de la colección ‘Las mejores películas del cine X’, en febrero de 2002.

Face Dance III: Todo a lo grande

La combinación en una misma película del elemento narrativo del porno tradicional con los mecanismos de dirección en las escenas de sexo del gonzo hizo de ‘Face Dance’ la película más premiada del año y una de los filmes más laureados de la historia del cine X.

Face Dance, Part Two. EEUU. 1992.

Actores: Rocco Siffredi, Tiffany Million, Joey Silvera, Tina Tyler, Kiss, Rebecca Bardoux, Brittany O’Connell, Cody O’Connor, Francesca Le, Angel Ash, John Stagliano, Sheila Stone, Sierra, Tiffany Minx, Chrissy Ann, Tony Tedeschi, Steve Drake, Nick East, Kris Newz, Tom Byron.

Producción: John Stagliano.

Dirección: John Stagliano y Patrick Collins.

Con su amigo Rocco como primera figura y su socio Patrick Collins como inestimable colaborador, John Stagliano rodó en ‘Face Dance’ su más ambiciosa película. A través de la mirada del italiano, la cinta pretende ser, en palabras de su creador «la oportunidad de explorar la sexualidad en una elaborada historia dramática con especial émfasis en la inmediatez erótica del momento».

Con un alto presupuesto (cercano a los 200.000 dólares), Stagliano trabajó para su propia compañía -Evil Angel- con toda la libertad creativa de los grandes cinematógrafos. De tal manera que pudo reunir a un amplio elenco de 12 de las más importantes estrellas femeninas del género en su época, contratar a Rocco Siffredi y Joey Silvera para los principales papeles masculinos y hasta reservarse un pequeño guiño a su propia personalidad incluyendo en el guión un papel para sí mismo interpretando a su querido Buttman. Pero esa libertad creativa y la tendencia de Stagliano a improvisar en las escenas eróticas de sus filmes alargó el metraje de la película hasta dimensiones poco aconsejables para una distribución comercial que permitiera recuperar lo invertido. El montaje final del filme (en el que se incluyen escenas sexuales de duración superior a 20 minutos) rozaba las cinco horas de duración, por lo que Evil Angel decidió distribuirla en dos partes, de 145 minutos cada una, en los videoclubes de los Estados Unidos y que se convirtieron en cuatro entregas, de una hora y cuarto de duración, en los demás países.

Aunque Stagliano había dirigido películas X en las que se separaba del gonzo por medio de una trama en la que solía integrar escenas de baile, recalcando otra de sus grandes pasiones, el realizador de Chicago llevaba cuatro años centrando sus películas en la figura de Buttman, su alter ego perseguidor de culos y buscador de planes espontáneos por la ciudad. Por ello, la crítica y el público quedaron gratamente sorprendidos cuando observaron que John Stagliano no había perdido su capacidad para contar historias y, metidos en una trama, tampoco despreciaba su querencia a dejar que las relaciones sexuales fluyeran entre los protagonistas con la libertad que solía permitir en sus filmes gonzo.

El resultado de este collage entre cine narrativo y gonzo causó tan grata impresión que ‘Face Dance’ se convirtió, durante la entrega de los premios anuales de la revista AVN en Las Vegas en el vídeo más galardonado de aquel año y una de las películas X más premiadas de la historia. Mejor película (por delante de ‘Justine’, de Paul Thomas, o ‘Esclava de amor’, de Alex de Renzy), mejor director, mejor fotografía, mejor escena de sexo en grupo, mejor escena de sexo en pareja y mejor actor secundario fueron las seis estatuillas que cosechó la película, que también fue considerada la mejor cinta del año por la revista Adam Film World y ganó dos premios más de los que otorga anualmente la Organización de Críticos de Películas X (XRCO).

TIFFANY MILLION, LA MADAME DEL PORNO USA

La musculosa Tiffany Million interpreta en ‘Face Dance’ el papel de una productora de cine X agobiada por los caprichos de su director y la estela de su protagonista. De tardío debut en el mundo del porno (fue actriz de películas para televisión y deportista de lucha libre antes de entrar en la industria X), Tiffany Million era la actriz favorita de los grandes realizadores para interpretar papeles con gran carga dramática en los que ejercía como una especie de «madame» de las actrices más jóvenes que ella. Entre 1992 y 1996, Million trabajó en un centenar de filmes (entre ellos ‘Sex’ y ‘Latex’, de Michael Ninn, y ‘New Wave Hookers 3’, de Gregory Dark) en los que compaginaba una bizarra pasión en las escenas de sexo con excelentes interpretaciones en las partes dialogadas.

SINOPSIS ARGUMENTAL

Tras unos días de rodaje de la película porno para la que fue contratado y que vino a protagonizar desde Italia, Darío acude a la casa de su amigo John para relajarse un rato. Sin embargo, John ha convocado a una amigas para que la estancia de Darío en su casa sea más agradable. A la mañana siguiente, en el set de rodaje, la grabación de la película continúa al mismo ritmo: la productora interviene en todas las secuencias e intenta acaparar el protagonismo con su voracidad sexual y los problemas entre Darío y los responsables de la cinta se hacen cada vez más evidentes. Por su parte, en la oficina de producción, el ambiente también se va caldeando con la presencia de Darío y algunas de las participantes en la película.

Publicado en Interviu, dentro de la colección ‘Las mejores películas del cine X’, en enero de 2002.

Face Dance II: Dis-puta limpia

La colaboración entre John Stagliano y Rocco Siffredi, iniciada tres años antes, llegó a su punto culminante en ‘Face Dance’, donde Stagliano reconstruye la llegada del italiano a los Estados Unidos para desentrañar la maraña de mecanicismo que imperaba en el porno americano.

Face Dance. EEUU. 1992.

Actores: Rocco Siffredi, Tiffany Million, Tina Tyler, Kiss, Rebecca Bardoux, Brittany O’Connell, Cody O’Connor, Francesca Le, Angel Ash, Sierra, Tiffany Minx, Sheila Stone, Chrissy Ann, Joey Silvera, Tony Tedeschi, Steve Drake, Nick East, Tom Byron, Kris Newz, Woody Long, Rick Smears, Brockton O’Toole, Roscoe Bowltree, Bruce Seven, John Stagliano.

Producción: John Stagliano.

Dirección: John Stagliano y Patrick Collins.

John Stagliano conoció a Rocco Siffredi en 1989 durante uno de sus viajes por Europa. El director quedó impresionado por la estampa del actor italiano y lo contrató inmediatamente para protagonizar «Culitos amorosos», la primera película en la que el personaje de Buttman compartía aventuras sexuales con Darío, el alter ego de Rocco con el que Stagliano lo bautizó para sus filmes «gonzo». Más tarde, Rocco sería el anfitrión de Stagliano en sus viajes por Europa (‘Buttman: Vacaciones en Europa’) y el compañero de correrías del veterano exbailarín en su desarrollo del gonzo como vehículo creativo.

De aquel encuentro y de sus múltiples colaboraciones nació una sólida amistad que perdura a lo largo de los años. Rocco se introdujo en la competitiva industria americana de la mano de Stagliano y, con los años, llegaría a ser el actor de cine X más importante del mundo. Pero, de aquel choque de trenes sexuales nacería una escuela de hacer cine, desarrollada posteriormente por el propio Rocco en una serie de gonzos de factura similar y cuyas características estilísticas son muy similares a las del realizador de Chicago.

La llegada de Rocco a los Estados Unidos produjo un auténtico estallido en la industria americana. Precedido por la fama que ya tenía en Europa, el italiano supuso para el porno americano lo que 60 años antes había significado Rodolfo Valentino para el cine convencional. Su imponente presencia acaparaba la pantalla y su forma de actuar en las escenas de sexo, basada en la fuerza bruta de su indomable personalidad, hechizó a productores y directores. Sin embargo, la experiencia americana de Rocco no sería un camino de rosas. Capitanear, de la noche a la mañana, la más importante fábrica de sexo del mundo trajo a Rocco demasiados dolores de cabeza: fue incomprendido por muchos productores y directores, y hasta tuvo un altercado, suficientemente aireado por los medios de comunicación especializados, con la actriz Hyapatia Lee, que le reprochaba su falta de tacto en las escenas de sexo.

Stagliano tomó la experiencia de Rocco en los Estados Unidos para realizar ‘Face Dance’, un filme que tiene muchos elementos reales de la llegada del semental transalpino a América. Con la ayuda de Patrick Collins, su socio desde aquel año tras la fusión de las productoras de ambos, Evil Angel y Elegant Angel, Stagliano escribió una historia en la que combinaba el relato lineal tan del gusto de Collins, con la inclusión del personaje de Buttman, característico de Stagliano. El resultado es un filme que, partiendo de una historia real narrada en tercera persona, introduce escenas en cámara subjetiva para desarrollar la odisea de un actor de fama mundial lanzado al vacío de una industria establecida en la que los clichés profesionales dominan a la personalidad de quienes la sustentan.

REBECCA BARDOUX, REINA DEL PORNO ANAL

La neumática Rebecca Bardoux se encontraba en el mejor momento de su carrera en el porno cuando participó en ‘Face Dance’. Con una infancia infeliz a rastras y el deseo de convertirse en estrella, Bardoux llegó a California desde su Pittsburgh natal a los 18 años y entró en la industria X de la mano de su amigo, el actor negro Sean Michaels, después de haber trabajado como stripper en diversos locales. Entre 1992 y 1995, Rebecca fue una de las dominadoras de la escena americana y la indiscutible reina del porno anal y participó en una 200 películas, entre ellas ‘Erotika’, de Robert McCallum, y ‘Roba este corazón’, de Paul Thomas. A principios de 1996 abandonó el cine X para trabajar como bailarina erótica y para regentar una tienda de cosméticos en Los Angeles.

SINOPSIS ARGUMENTAL

Una vez llegado de Italia como estrella de una de las producciones de cine X más ambiciosas de los últimos años, Darío entra en contacto con el equipo de producción del porno para el que ha sido contratado. Su primera anfitriona será la productora de la película, una mujer sin escrúpulos que intima fácilmente con él. Pero, a la hora de ponerse a trabajar, empezarán los problemas, ya que las órdenes del director del filme no se pueden ejecutar correctamente cuando Darío debe hacer el amor con una actriz. Mientras tanto, la productora y el director de la cinta seguirán demostrando su voracidad sexual con todos aquellos que rodean al equipo artístico del filme.

Publicado en Interviu, dentro de la colección ‘Las mejores películas del cine X’, en enero de 2002.

Face Dance I: Mete la marcha atrás

La obra maestra del inventor del gonzo, John Stagliano, recoge, en una película de cinco horas de duración, gran parte de las experiencias vitales de este visionario del porno moderno, que fue bailarín, stripper y editor de una revista pornográfica antes de convertirse en un mito del cine X.

Face Dance. EEUU. 1992.

Actores: Rocco Siffredi, Tiffany Million, Tina Tyler, Kiss, Rebecca Bardoux, Brittany O’Connell, Cody O’Connor, Francesca Le, Angel Ash, Sierra, Tiffany Minx, Sheila Stone, Chrissy Ann, Joey Silvera, Tony Tedeschi, Steve Drake, Nick East, Tom Byron, Kris Newz, Woody Long, Rick Smears, Brockton O’Toole, Roscoe Bowltree, Bruce Seven, John Stagliano.

Producción: John Stagliano.

Dirección: John Stagliano.

Nacido en Chicago en 1951, John Stagliano se graduó en Económicas y marchó, con 22 años, a California para perfeccionar sus estudios en UCLA. Alumno aplicado, Stagliano descubrió en Los Ángeles que su verdadera vocación estaba muy lejos de las teorías económicas y las hojas de cálculo. Viendo un espectáculo televisivo de baile, quedó admirado por los espléndidos traseros de aquellas bailarinas que tenían la capacidad de contorsionar sus cuerpos hasta extremos insospechados y decidió apuntarse a clases de baile en su propia universidad.

Durante la década de los 70, Stagliano se convirtió en un experto bailarín que aprovechaba su nueva pasión para mantener relaciones con sus compañeras de aprendizaje. Especializado en jazz moderno y ballet, el futuro director de cine X descubrió los vínculos que existían entre el sexo y el baile para empezar a diseñar lo que sería su vida unos años más tarde. En 1979 se le presentó la oportunidad de trabajar en los que más le agradaba cuando, mientras buscaba trabajo como bailarín, leyó un anuncio en el Daily Variety en el que se solicitaban strippers masculinos para un nuevo espectáculo en la sala Chippendales. Inmediatamente contestó al anuncio y fue contratado para desnudarse en público cinco días a la semana. Durante cuatro años, John Stagliano sería uno de los bailarines eróticos más apreciados de la Costa Oeste.

En 1982 comenzó a compaginar su trabajo en los escenarios con la publicación de una pequeña revista de noticias sobre porno. No era la primera vez que Stagliano entraba en contacto con la industria X. Ocho años antes, se había presentado a unas pruebas para reclutar intérpretes y guionistas en la incipiente industria del porno norteamericano y había incluso intervenido en un puñado de «loops», rodados en 8 mm., mientras completaba sus estudios de danza. En la revista en la que trabajaba, Stagliano era el encargado de escribir historias eróticas para que luego se transformaran en películas X. Pero los costes de filmar una película en soporte cine (40.000 dólares en aquella época) hicieron que todos los guiones de Stagliano fueran desestimados.

Aquella experiencia le serviría para que, en 1983, la compañía VCR le propusiera realizar un vídeo X en los albores de dicho soporte fílmico. Desde su primera película, ‘Bouncing Buns’, Stagliano demostró una singular obsesión por los culos femeninos que le llevaría, seis años después, a convertirse en el inventor del género gonzo a través de su personaje de Buttman (literalmente, «el hombre culo») en la película ‘Las aventuras de Buttman’.

Tres años después, cuando Buttman ya era un sosías del propio Stagliano y el término gonzo (cuyo origen se atribuye al periodismo practicado por Hunter S. Thompson, quien superponía en sus crónicas sus propias vivencias a los hechos) se había convertido en un subgénero dentro del cine X, el realizador de Chicago dirigió y escribió su obra maestra ‘Face Dance’, dividida en dos partes (cuatro en su distribución europea), en la que aparecen todos los elementos autobiográficos de su agitada experiencia personal.

TINA TYLER, SECUNDARIA DE LUJO

La canadiense Tina Tyler estudió ballet hasta los 14 años con la intención de convertirse en una artista de la danza. Con ese propósito se trasladó a California y llegó a participar en algunas películas de Hollywood como secundaria, entre ellas ‘Star 80’, el filme de Bob Fosse donde se narraba la vida de la antigua playmate Dorothy Stratten, después de trabajar como bailarina erótica en su Canadá natal. En 1992 debutó en el porno y su figura estilizada y su bello rostro fueron determinantes para que se convirtiera en una de las starlettes más deseadas de su época. Pese a su notable belleza, Tyler nunca ha sobrepasado el status de secundaria de lujo al lado de las grandes estrellas del género y continúa en activo, a sus 35 años, completando una de las carreras más extensas de las actrices modernas, con más de 150 películas sobre sus hombros.

SINOPSIS ARGUMENTAL

En los estudios de una famosa productora de cine porno se rueda una película en la que las cosas no funcionan como su director quisiera. Tras hablar con la productora del filme, el realizador decide contratar a Darío, un actor italiano conocido mundialmente, para que la cinta gane en calidad. Una vez contratado Darío, la asistenta de producción acude al aeropuerto a buscarlo, pero en un principio no lo encuentra, ya que el italiano, que lleva varios días de abstinencia sexual, ha descargado su tensión con una de las pasajeras. Finalmente, la representante de la productora lleva a Darío a bordo de una limusina blanca a casa de Buttman, donde en su honor se celebra una fiesta de bienvenida para la estrella europea que deviene en multitudinaria orgía.

Publicado en Interviu, dentro de la colección ‘Las mejores películas del cine X’, en enero de 2002.

Camaleones del amor

Como su título original indica, ‘Camaleones del amor’ no es la secuela del filme realizado por John Leslie tres años antes, sino una versión ampliada y mejorada de la mirada de su realizador sobre la mente humana que contiene las mejores interpretaciones de la carrera de Rocco Siffredi y Ashlyn Gere.

Chameleons: Not the Sequel. EEUU. 1992.

Actores: Ashlyn Gere, Deidre Holland, Rocco Siffredi, Jon Dough, P.J. Sparkxx, Fawn Miller, Tim Lake, Micky Ray, Tracy Wynn, Sunset Thomas, Zach Thomas, Candice Hart, Nick East, Leanna Foxxx, Woody Long, Brandy Alexander, Nick Knights.

Producción: Louie T. Beagle.

Dirección: John Leslie.

John Leslie llevaba dos años dedicado a la dirección de películas X cuando, en 1989, realizó ‘Camaleón’, una película tremendamente personal en la que Leslie desmenuzaba las relaciones humanas a través de la historia de una mujer con capacidad para cambiar de aspecto físico a su conveniencia. ‘Camaleón’ fue la puesta de largo de un director que, a pesar de su prestigio en la industria, seguía siendo considerado una leyenda de la interpretación que buscaba prolongar su carrera tras las cámaras.

Tres años después, Leslie retomó la idea del filme que lo había consagrado como realizador para escribir ‘Camaleones del amor’. Pero, contrariamente a lo que indicaban las leyes del marcado, no quiso que fuera una secuela de la película protagonizada por Tori Welles. Aquella había cosechado un gran éxito de ventas entre los aficionados y lo más razonable era filmar una segunda parte en la que se desarrollaran todos aquellos aspectos que tan sólo quedaban esbozados en la cinta original. Pero Leslie no es una persona conformista y asumió el riesgo de volver sobre los camaleones sin hacer una secuela.

John Leslie convenció a la productora VCA para que pusiera a su disposición los mejores medios para hacer su película. Contrató a cuatro de las estrellas más rutilantes del firmamento X: la explosiva Ashlyn Gere, en el momento más brillante de su dilatada carrera, el emergente Rocco Siffredi, que había conquistado ya el corazón de los americanos gracias a sus actuaciones a las órdenes de Andrew Blake y John Stagliano, y la pareja de moda en el porno de aquel momento, Jon Dough y Deidre Holland. Junto a ellos trabajaría un equipo técnico y artístico que reunía a lo más cotizado de la industria X, encabezado por su amigo el también actor Jamie Gillis como director asistente, el director de fotografía Jack Remy y el músico Bill Heid. Pero había mucho más. Leslie había concebido ‘Camaleones del amor’ como un filme de una factura visual completamente novedosa. Pidió un esfuerzo económico a la productora para poder contar con unos efectos especiales dignos de cualquiera de las grandes producciones hollywoodienses. Así, ‘Camaleones del amor’ se convirtió en la película X más cara de la historia, en parte debido al interés de Leslie por rodarla en formato de cine cuando el vídeo acaparaba casi el 90 % de las producciones.

El resultado es un filme que revisa y mejora la obsesión por la personalidad camaleónica esbozada en su anterior película. Es una de las obras maestras de su director y una de las películas fundamentales para entender el cine X de los 90. Tanto por su tórrida carga sexual (la química entre Ashlyn Gere y Rocco Siffredi impregna la pantalla) como en la aguda reflexión sobre el íntimo deseo del ser humano de adoptar otra personalidad cuando se enfrenta a las relaciones sexuales. La crítica fue muy receptiva con la propuesta de Leslie y ‘Camaleones del amor’ se alzó con la mayoría de los premios relevantes en la fiesta de los Oscar del porno de Las Vegas, entre ellos la de mejor escena sexual: el incandescente encuentro entre Rocco y Ashlyn en el cuarto de baño.

DEIDRE HOLLAND

Nacida en Holanda, Deidre Holland emigró a Australia al cumplir los 18 años con el objetivo de convertirse en modelo. Pero la suerte le fue esquiva y terminó por desempeñar múltiples ocupaciones, entre ellas la de stripper. En 1989, John T. Bone la vio actuar en directo y le propuso participar en una serie de películas X que se iban a rodar en Australia. Pese a que las cinco películas de las que constaba la serie eran de ínfima calidad, Deidre daría el salto a los Estados Unidos para iniciar una prometedora carrera como actriz porno de la mano de Jon Dough, a quien había conocido durante el rodaje y que se convertiría en su marido entre 1992 y 1994. La meteórica carrera de Holland en el porno americano incluye títulos como ‘Oculta obsesión’, de Andrew Blake, ‘Sex’, de Michael Ninn, y ‘Camaleones del amor’, de John Leslie. En 1995, meses después de divorciarse de Dough abandonó al porno para dedicarse al baile erótico.

SINOPSIS ARGUMENTAL

Claudine y Eric celebra una exquisita fiesta a la que han invitado a un grupo de amigos en la que se mantienen diversos contactos sexuales. Claudine mantiene una extraña relación con Renaldo, un apuesto joven del que dice sentirse enamorado. Pero, en realidad, tanto Claudine como Renaldo están unidos porque ambos poseen la facultad de transformarse en otra persona cuando hace el amor. Así, Claudine y Renaldo intercambiarán sus personalidades para mantener relaciones sexuales y captarán para su causa a Casey, una amiga de ambos que acabará arrebatando a Claudine el mismo poder para suplantar su personalidad. Sin embargo, todo es una treta del hombre para darle una lección a su caprichosa amante.

Publicado en Interviu, dentro de la colección ‘Las mejores películas del cine X, en julio de 2001.

49. La era de la globalización

Lejos del gueto en el que el porno americano estaba por parte de la industria de Hollywood, el cine X europeo vivía, a finales de siglo, tiempos de globalización. Las cada vez más numerosas producciones del Viejo Continente se caracterizan por albergar una extraña torre de Babel en la que participan profesionales de múltiples nacionalidades, mientras el género, como tal, empieza a salir de la cueva en la que se encontraba instalado para descubrir nuevos horizontes. La participación de Rocco Siffredi en un filme convencional, la campaña a favor del uso del preservativos promovida por la Administración francesa a través de cinco cortometrajes pornográficos producidos por Canal + y dirigidos por directores de cine convencional, o la definitiva implantación del porno en las cadenas temáticas vía satélite son indicativos de que el cine X había alcanzado la normalidad social.

Call Girl.

A ello contribuyó principalmente una empresa como Private, la más importante multinacional del porno europeo. De capital sueco, con sede en España y con producciones de difícil adscripción geográfica, Private abanderaba un cine X de calidad, manejando altos presupuestos, en el que se prestaba atención sobre todo a la imagen y al tradicional atrevimiento de la factoría escandinava en las escenas sexuales. Antonio Adamo, un antiguo director de fotografía que había trabajado en las primeras películas dirigidas por Anita Rinaldi, es el máximo exponente de esta nueva corriente, con filmes como ‘Call Girl’ o ‘Devil in the Flesh’. La otra gran estrella de Private era el francés Pierre Woodman, responsable de gran parte del éxito de la compañía sueca en los 90. Woodman rodaría aquel año ‘African Dreams’ en un intermedio de sus incesantes labores de reclutamiento de jóvenes actrices. Responsable del descubrimiento de un millar de modelos de singular belleza, Woodman iba ya por la 17ª entrega en vídeo de sus particulares castings.

Pese a su evidente corrección, los filmes de Private no alcanzaban el grado de innovación tecnológica de la apuesta más arriesgada de Rocco como director. En 1999, el italiano dirigió e interpretó ‘www.roccofunclub.com, el porno del milenio’, un desafío cibernético aplicado al cine X lleno de efectos visuales y con una trama realmente ingeniosa. Junto a esta interesante apuesta, Rocco cultivó su faceta gonzo en la desenfadada ‘Violadas en Barcelona por Rocco y Nacho’, en la que encontró un serio competidor en el español Nacho Vidal.

Estas estrellas oscurecieron el resplandor de los dos realizadores más brillantes de la década, el italiano Mario Salieri y el francés Marc Dorcel, dedicados al porno de autor pero trabajando con presupuestos más bajos. En 1999, Salieri volvió a hacer una incursión en los infiernos de la mente (‘Infierno’) mientras Dorcel reincidía en la sofisticación con “Contratos perversos”. Junto a estos dos veteranos, la figura emergente de Fred Coppula, triunfador en Cannes con ‘Folladores natos’ (adaptación al cine X de ‘Asesinos natos’, de Oliver Stone) despertaría el interés de la crítica. El resto de la producción europea seguía instalado en la dinámica que había hecho florecer al porno durante los últimos años. Desde la comedia picante (‘Gracias, tía’, de Silvio Bandinelli) hasta la revisión de mitos infantiles (‘Axterix y Obelix’, de Alain Payet) o la continuación de proyectos exitosos de años atrás (‘Blancanieves, 10 años después’, de Luca Damiano), el cine X europeo agotaba sus fórmulas comerciales al dictado del gran público.

EL GRAN SALTO DE ROCCO

Que la personalidad de Rocco Siffredi ha trascendido más allá del reducido universo del cine X lo demuestra el hecho de que, en 1999, la directora francesa Catherine Breillat lo contrató para aparecer en su película ‘Romance’, un filme sobre las diferentes actitudes de una pareja ante el acto sexual. Rocco, que en ‘Romance’ se interpretaba a sí mismo, no fue, sin embargo, el pionero del trasvase de actores del porno al cine convencional, aunque sí el más relevante. Actrices como Ashlyn Gere, Pia Snow o Nina Hartley y actores como Ron Jeremy han aparecido eventualmente como secundarios en películas de Hollywood. Y, en 2000, dos actrices porno francesas, Karen Lancaume y Raffäela Anderson, fueron las protagonistas de la polémica ‘Fóllame’, en la que también participaba como directora Coralie.

Joe D’Amato.

LA MUERTE SONRIE AL DIRECTOR

El 23 de enero de 1999, a los 62 años de edad, murió Aristide Massaccesi, conocido en el mundillo X como Joe D’Amato. Con su desaparición el porno europeo perdía a uno de los principales impulsores del género en el Viejo Continente. Desde sus primeros filmes, como ‘La muerte sonríe al asesino’ o ‘Emmanuelle negra 2’, D’Amato había expresado una predilección por el terror y el cine erótico que le llevó desde los productos de serie Z hasta el porno, en el que debutó como realizador en 1993. En los últimos siete años de su vida, D’Amato se centró en su faceta de director de cine X a través de casi un centenar de películas con las que revitalizó la industria europea. Trabajador incansable, Joe D’Amato dirigió pornos hasta poco antes de su muerte y dejó un legado que, si bien no se distingue por su calidad, se ha erigido en objeto de culto para toda una generación de amantes del cine de subgéneros.

Publicado en Interviu, dentro de la colección ‘Las mejores películas del cine X’, en abril de 2001.

47. La Europa del bienestar

Mientras el cine X americano caminaba por senderos que llevaban a la descontextualización del acto sexual o a la experimentación, el porno europeo de los últimos años del siglo evidencia una preocupante falta de imaginación para regenerarse. Salvo el caso de España, donde a partir de 1997 se produce una importante explosión imaginativa que coloca al porno nacional a la altura del mejor del continente, las grandes potencias del cine X europeo quedan ancladas en fórmulas narrativas que se repiten machaconamente desde el despegue del género a principios de la década de los noventa. Quizá el miedo a modificar los hábitos de un mercado potencial que ya mueve muchos miles de millones de pesetas en todo el continente sea la causa de este estancamiento.

La veneciana.

Uno de los recursos que continúa dando pingües beneficios es la relectura que el género hace de personajes históricos o películas clásicas. Esta corriente, encabezada por Luca Damiano y Joe D’Amato, dio sin embargo alguna película notable, como ‘Napoleón’ de Damiano, en la que el italiano Roberto Malone hizo una de las mejores interpretaciones de su carrera, o ‘Rocco y los 7 magníficos’ de D’Amato, una revisión del clasico cinematográfico de John Sturgess con Rocco Siffredi como protagonista, y ‘La máscara de hierro’, también de D’Amato, con Anita Blond en papel estelar. La Venecia de Casanova encontró un hueco en el porno de aquel año con la notable ‘La veneciana’, de Michael Di Caprio. Y hasta el propio cine X gozó de un remake más o menos libre, como ‘La dama tras el espejo’, una producción alemana firmada por Nils Molitor que se basa en el clásico ‘El espejo de Pandora’.

Rocco abandera también la segunda fórmula que arrasa en el porno europeo. Heredero y colaborador de John Stagliano, Rocco es el principal adalid del gonzo en Europa, con películas que explotan al máximo el esquema del casting X. La más celebrada, porque en ella el fogoso italiano se desmelena, es ‘When Kelly meets Rocco’, rodada en Budapest y donde la británica Kelly sale airosa de las furiosas acometidas del galán latino. No obstante, Rocco intentó dar un giro a su carrera como director con ‘Rocco nunca muere’, una parodia de las películas de James Bond que está más cerca del cine de serie Z que de los intentos del porno de enfocar el thriller erótico.

Por último, la influencia americana de las películas de “sketchs” sexuales la recogió Anita Rinaldi en la segunda parte de la serie ‘Planet Sexxx’. Sin otro hilo argumental que la presentación de la propia Rinaldi de los números eróticos, ‘Planet Sexxx 2’ parece más un programa de televisión de alto contenido erótico que un filme X.

When Kelly meets Rocco.

La excepción al páramo intelectual que dominaba el paisaje del porno europeo la trajo el veterano Mario Salieri. A partir de la penosa situación de los emigrantes albaneses que intentaban entrar en Italia para trabajar, y que el cine convencional había tratado con maestría en ‘Lamerica’, de Gianni Amelio, Salieri realizó ‘La fuga de Albania’, una de sus mejores películas. Igualmente, el refinamiento de Marc Dorcel seguía su ritmo anual de películas de calidad como productor. En 1998 auspició ‘La puta del presidente’, de Alain Payet, y fue el artífice del retorno a la realización de Michel Barny, guionista de filmes como ‘Citizen Shane’ y director de algunos de los clásicos del cine galo a mediados de la década de los 70. ‘Diario de una enfermera’, con Laure Sainclair, fue el título de la obra que resucitó la figura de Barny.

LAS EXÓTICAS AVENTURAS DE SELÉN

A finales de 1997, la italiana Selén firmó un contrato con el productor Riccardo Billi para protagonizar una serie de películas a las órdenes de Joe D’Amato rodadas en escenarios exóticos. Fueron filmes de escaso interés cinematográfico en los que, tras diez años de carrera, la extrovertida actriz romana mostraba que continuaba liderando la vieja guardia de actrices europeas. Así, en ‘Selén, la reina de los elefantes’, la actriz paseaba por la selva a lomos de un enorme paquidermo del que sólo se apeaba para mantener fogosos encuentros sexuales; en ‘Selén en la isla del tesoro’ era una aventurera en busca de un tesoro pirata y en ‘Selén en el Sahara’ vivía un sinfín de vicisitudes en un desierto que en realidad formaba parte del paisaje de la bella isla de Tenerife.

UNA CUESTIÓN DE PELOTAS

En 1990, con ocasión del Mundial de fútbol celebrado en Italia, la productora Colmax lanzó al mercado un vídeo en el que se intercalaban escenas hard protagonizadas por Cicciolina, Moana Pozzi y Miss Pomodoro con extractos de partidos de fútbol titulado ‘Mundial X’. Ocho años después, el Mundial volvió a Europa y fue Francia el país elegido por la FIFA como sede. El avispado Alain Payet filmaría entonces ‘Mundial X’ 98. El despelote’ una mediocre cinta que hermanaba dos de las mayores pasiones finiseculares de la centuria: el fútbol y el sexo. Protagonizada por Anita Blond y Philippe Dean, el reclamo del Mundial galo y su oportuno lanzamiento coincidiendo con la inauguración del acontecimiento futbolístico convirtieron a la cinta en la más rentable del año.

Publicado en Interviu, dentro de la colección ‘Las mejores películas del cine X’, en marzo de 2001.

38. Un torbellino llamado Rocco

Si Rocco Siffredi actor irrumpió como un vendaval en el panorama del cine X, Rocco Siffredi director fue un auténtico torbellino. Sus primeras películas, de 1993, respondían, más o menos, a los cánones tradicionales, pero al año siguiente Rocco, a través de una curiosa iniciativa, hizo saltar por los aires el habitual sistema de producción del porno europeo. A través de su propio club de “fans”, Rocco reclutó actores y actrices dispuestos a despuntar en el porno para reinventar el “gonzo”. La más osada de sus admiradoras fue Sandy, una volcánica mujer que se atrevería a enfrentarse al semental italiano en ‘Sandy’ y protagonizaría el más tumultuoso “gang-bang” del continente en ’30 hombres para ella’. Aparte de su club de admiradores, Rocco encontró petróleo en la cantera de actrices del Este de Europa, principalmente en Budapest y Praga. Su sola presencia era un reclamo para multitudinarios cástings que, a modo de reportajes dominados por su fogosa personalidad, se convirtieron en películas como ‘No dire mai Rocco Siffredi’ o ‘True Stories’.

Dalila y Mario Salieri durante el rodaje de ‘Dracula’.

Rocco no se conformó sólo con aparecer como estrella descollante en sus propias películas. En ‘Tarzán X’, de Joe D’Amato, encarna al personaje creado por Edward Rice Burroughs acompañado de su esposa Rosa Caracciolo. La moda de adaptar clásicos de la literatura universal o personajes míticos no se ceñía sólo al rey de la selva. Tanto D’Amato como su buen amigo Luca Damiano explotaron al máximo las posibilidades de la iconografía clásica en ‘Marco Polo’, de D’Amato y de nuevo con Rocco encarnando al intrépido comerciante, o ‘Aladdin X’, de Damiano con Christophe Clark de protagonista. En la misma línea se encuentra la versión porno del ‘Hamlet’ de Shakespeare que realizaría Luca Damiano en asociación con Hans Moser y que contó con Sarah Young como esforzada Ofelia. Ni siquiera Mario Salieri pudo sustraerse a esa tendencia y, en 1994, ideó su personal versión del ‘Drácula’ de Bram Stoker empujado por la recreación que Francis Coppola hizo para el cine convencional. Salieri, sin embargo, volvió en parte a sus orígenes con ‘Concetta Licata’, un extenso culebrón ambientado en Sicilia en el que Selen interpretaba a una muchacha sometida a chantaje sexual por las fuerzas vivas de una pequeña localidad de la Italia meridional.

En Francia, la sucesión de Michel Ricaud fue menos traumática de lo que cabía esperar. En principio, la herencia debía administrarla su viuda, la antigua actriz porno Sandrine Vincenot, que adaptó algunos argumentos de su difunto esposo para debutar en el género, caso de ‘Aujourd’hui tout le mond dit oui’. Pero el verdadero heredero del talento de Ricaud fue quien durante años había sido su productor. Tras una estéril búsqueda de algún realizador que trabajara en la misma sintonía que había manifestado Ricaud, Marc Dorcel decidió asumir él mismo el papel de director de sus producciones. Su bautismo de fuego fue ‘El perfume de Mathilde’, una exquisita película basada en un relato erótico de Jean Rollin que presentaba a una Draghixa en el esplendor de su carrera. Visto el éxito cosechado en su debut, Dorcel continuaría con su pluriempleo de director y productor en otra película rodada bajo las mismas condiciones: ‘Citizen Shane’, una versión porno del ‘Ciudadano Kane’, de Orson Welles, con Christophe Clark de protagonista. Como se puede deducir, el cine X francés tampoco se abstrajo de la moda de parodiar éxitos de taquilla del cine de todos los tiempos y, así, una de las películas de más éxito en la cinematografía gala del año anterior ‘Los visitantes, no nacieron ayer’, de Jean-Marie Poiré, tuvo en su adaptación al porno, ‘Les visiteuses’, de Alain Payet, uno de los filmes porno más rentables de 1994.

El perfume de Mathilde.

EL PORNO QUE SURGIÓ DEL FRÍO

Si bien Dinamarca y Suecia fueron abanderadas de la revolución pornográfica de los alegres 60, el cine X escandinavo no proporcionó, si exceptuamos las iniciativas de Private, ninguna película notable durante casi tres décadas. Sin embargo, con la caída de los regímenes comunistas del Este de Europa, la fría Finlandia se convirtió en un pequeño centro de producción de pornos gracias a la osadía del realizador Heikki Mattinen, quien figuraba en los créditos como Kullervo Koivisto o Mikko Jylha, autor de ‘Pecado mortal’ y ‘Rasputin’. Aunque Mattinen contó en dos películas con la americana Tracey Adams y un buen número de modelos checas o húngaras, la gran estrella del porno finlandés es la simpática Sabina, una rubia de ojos azules y formas redondas que, tras protagonizar algunos pornos en su país, daría el salto al mercado internacional de la mano de John Stagliano.

LO VERDE EMPIEZA EN LOS PIRINEOS

Aunque había coqueteado años antes con el vídeo profesional, el francés Gérard Menou decidió en 1994 explotar a fondo el campo del cine X “amateur”. Desde su productora Défi, con sede en Perpignan, Menoud comenzó a trabajar con actrices y actores debutantes (Marni, Violine, Geneviève) puestos al servicio de un equipo técnico y artístico completamente profesional, dirigido por el propio Menoud. Así, en su serie ‘S’offre a toi’ utiliza el habitual esquema del porno aficionado: entrevista con la actriz y escenificación de sus fantasías. En ‘Masturbation’, sin embargo, las debutantes pasan una especie de prueba ante la cámara que empieza con la autosatisfacción personal y acaba con la ficción de que intentan convencer al productor de que están dispuestas a hacer una fructífera carrera en el cine X.

Publicado en Interviu, dentro de la colección ‘Las mejores películas del cine X’, en enero de 2001.

Torero

Una coproducción hispano-italiana dio a Rocco Siffredi la oportunidad de encarnar a un racial matador de toros, uno de sus sueños interpretativos. Dirigida con su habitual oficio por Joe D’Amato, “Torero” une el mito del macho hispánico y su virilidad con el mundo del cine X.

Torero. Italia-España. 1996.

Actores: Rocco Siffredi, Sunset Thomas, Olivia del Rio, Akan Belkiran, Roberto Malone, Sandra, Tania, Zach Adams, Valentino, Jessica, Estela, Regina, Maria, Zdena, Francesco Malcom.

Producción: Riccardo Billi y Salvador Diago.

Dirección: Joe D’Amato.

Convertido ya en una estrella mundial, Rocco Siffredi pensó en 1993 en el papel de su vida. Fascinado por los toros y el toreo (su abuelo poseía una pequeña reserva con cinco astados), deseaba interpretar a un torero en la pantalla. En cada uno de los viajes que realizaba a España, Rocco acudía a ver corridas de toros con la ilusión puesta en un proyecto que, por aquel entonces, sólo conocían algunos de sus allegados. En la primera edición del Festival de Cine Erótico de Barcelona, Rocco confesó su sueño a Salvador Diago, el propietario de la productora española International Film Group. Tres años después, aquel anhelo se hizo realidad.

Para dirigir a Rocco en su papel de matador, Diago escogió al veterano realizador italiano Joe D’Amato. Curtido en el cine de serie Z italiano, director de películas de terror y realizador de varias entregas de la saga de Emmanuelle negra, Aristide Massaccesi (su verdadero nombre) llegó al porno en 1993 como natural evolución de su trayectoria profesional. Su estilo duro y directo y su profesionalidad le granjearon rápidamente el respeto de la industria europea, de la que fue uno de sus valores más destacados. D’Amato adaptó al porno un buen número de obras clásicas (‘Carmen’, ‘Otelo’), marcó con la letra X a muchos personajes del imaginario juvenil y adolescente (Tarzán, Robin Hood) y puso imágenes a la vida de legendarios libertinos (Sade, Masoch). Todo bajo la producción de Riccardo Billi y en compañía de su amigo el también director Luca Damiano.

Con un guión del propio D’Amato, ‘Torero’ se basa en el clásico de la literatura española ‘Sangre y arena’, de Vicente Blasco Ibáñez. Se rodó en los alrededores de Madrid durante 15 días y con un presupuesto de 40 millones de pesetas. Como es norma en las producciones de cine europeo, ‘Torero’ fue la película estrella de un bloque de cinco cintas (‘Escuela de señoritas’, ‘Las noches de Lulú’, ‘Seducción gitana’ y ‘Viaje de novios’, todas ellas dirigidas por Luca Damiano) en el que participó un equipo técnico formado por 40 personas. 11 viviendas de lujo y dos plazas de toros sirvieron como localizaciones para este drama pasional en el que las corridas no son todas de toros.

‘Torero’ fue la primera producción española de cine X con proyección internacional, pese a que en su reparto sólo figuraba una actriz hispana: Estela del Sol. Sin embargo, el explosivo cóctel que compusieron el italiano Rocco Siffredi, sin duda el más importante actor porno del mundo, y la norteamericana Sunset Thomas, la cotizada actriz que hizo su debut en Europa con este filme, reventó todas las perspectivas eróticas de una película con la que la industria española consiguió sus primeros trofeos simbólicos (dos orejas y rabo, siguiendo el símil taurino) en el panorama internacional.

SUNSET THOMAS, LA DULCE PUEBLERINA

Nacida en 1972, esta rubia de rasgos aniñados se considera a sí misma como una pueblerina que ha alcanzado la fama a través del porno. A los 16 años se trasladó a Florida y, en diciembre de 1990, conoció a Zack Thomas, con el que se casó tres meses después. Juntos se mudaron a Los Ángeles para probar fortuna en el mundo del espectáculo. Cansados de escuchar promesas incumplidas, decidieron introducirse en el mundo del porno en mayo de 1991. Después de intervenir como secundaria en películas importantes, como ‘Camaleones del amor’, de John Leslie, y “Les femmes erotiques”, de Andrew Blake, firmó un contrato en exclusiva con la productora VCA, que le llevó a protagonizar ‘Sex’ y ‘Latex’, ambas a las órdenes de Michael Ninn. Consolidada como una de las mejores actrices del circuito americano, aceptó trabajar en Europa por primera vez en “Torero”, de Joe D’Amato, a causa de la amistad que le une con Salvador Diago.

SINOPSIS ARGUMENTAL

Antonio Guerrero es un torero de origen humilde que pretende llegar a figura aunque no ha tenido ocasión de torear en una gran plaza. Carmen, su novia, vive en la hacienda de don Pedro Montoya junto a otras chicas que forman una especie de harén. Como Carmen se le resiste, Don Pedro detesta a Antonio y le prohibe acercarse a su hacienda. Sin embargo, Antonio se ve con Carmen, a escondidas. Un dia, antes de una gran corrida, Antonio conoce a Linda Morgan, una periodista que se muestra muy interesada por él. Éste le brinda uno de sus toros y obtiene un gran triunfo en la plaza. Después, Linda invita a Antonio a su mansión y lo seduce. Desde ese momento Antonio se convierte en juguete sexual de Linda y deja de lado su carrera. Hechizado por Linda, Antonio es descubierto en sus brazos por Carmen, que lo ha seguido. Cuando comprende el engaño, Antonio, completamente arrepentido, vuelve a los brazos de Carmen. Esta lo rechaza en principio pero, tras una faena en la que Antonio resulta corneado en la hacienda de don Pedro, vuelve junto a él y le promete amor eterno.

Publicado en Interviu, dentro de la colección ‘Las mejores películas del cine X’, en diciembre de 2000.