Toxic

Platillos volantes de pacotilla, hombres disfrazados de conejo, mujeres con bolsas de papel en la cara o inquietantes payasos son algunos de los elementos que conforman “Toxic”, una de las películas más personales de Narcís Bosch, reconocido como el gran director español actual.

Toxic. España. 2004.

Actores: Nacho Vidal, Celia Blanco, Kristina Bella, Linda Argentina, July Silver, Carmen, Katsumi, Alicia Rhodes, Nomi, Angel Dark, Nikky Sun, Andrea Moranti, Franco Rocaforte, Robby Blake, Torbe, Roberto Chivas, Joaquim, Sebastian Barrio.

Producción: Salvador Diago.

Dirección: Narcís Bosch.

En más de una ocasión, Narcís Bosch ha reconocido que su forma de trabajar es muy anárquica. Utiliza elementos que le pasan por la cabeza y los traslada a la pantalla como una plasmación de su personalidad mezclada con perversiones sexuales. De hecho, Narcís es de esos directores que rehacen sus guiones la noche anterior a la grabación, pese a que su carácter meticuloso le hace ser inconformista con una escena si no se ajusta a lo que él había pensado.

Aficionado al cine fantástico y de serie B, Bosch concibió la idea de incluir un homenaje a Ed Wood en una de sus películas. “Toxic”, un filme estructurado en “vignettes” en el que aparecen muchas de las obsesiones y locuras del director gerundense, le dio la oportunidad de rendir tributo a uno de sus directores favoritos al reproducir en imágenes aquellos trucos malos de platillos volantes amenazando la ciudad que ya había enseñado Wood en “Plan 9 from outher space”.

Rodada en octubre de 2004 en diversas localizaciones próximas a Barcelona, “Toxic” es una de las cintas más personales de su director, tanto por las referencias culturales que contiene (además de Wood, el mundo de la Alicia de Lewis Caroll, la ciencia-ficción de serie Z o las películas de Gregory Dark) como por la extraordinaria riqueza icónica que atesora, en una imágenes con una brillantez visual difícil de superar.

Además de ganar el premio del público en la edición de 2005 del Festival de cine erótico de Barcelona, “Toxic” se exhibió en dos certámenes de cine convencional: el Festival de cine español de Málaga de 2005 y la Semana de cine fantástico y de terror de San Sebastián del mismo año.

CELIA BLANCO

El caso de Celia Blanco (Madrid, 1977) es singular en la historia del porno español. Apenas ha rodado una docena de películas en algo más de cinco años de carrera en el cine X y, sin embargo, es la actriz porno más popular de nuestro país, gracias a sus continuas apariciones en prensa, radio y televisión. La habilidad de su mentor, Ramiro Lapiedra, en vender la imagen de Celia la recogió la propia interesada para labrarse una fama entre los medios de comunicación, que la ha llevado a ser colaboradora habitual de programas de gran éxito. En el otoño de 2005, Celia publicó su biografía, “Secretos de una pornostar”, escrita en colaboración con el periodista Guillermo Hernáiz, director de Primera Línea, que la convirtió, más si cabe, en una figura mediática. En los dos últimos años, sus participaciones en películas X han sido escasas y se limitan a “Toxic” y “Motel Freaks”, ambas de Narcís Bosch.

NARCÍS BOSCH

El catalán Narcís Bosch (Salt, Girona, 1972) trabajó en el mundo de la publicidad y como ayudante de dirección en los dos primeros cortometrajes de Jaume Balagueró hasta que le llegó la oportunidad de dedicarse a la realización de películas X. José María Ponce, que lo conocía de su época como colaborador de Balagueró, le encargó la realización de un video sobre el Festival de Barcelona. Fue el comienzo de una rutilante carrera que arrancó como director de películas de subgéneros y que, desde 1999, año de realización de “Taxi Hard”, ha dado un giro al cine X español. Desde aquella fecha, Bosch se ha convertido en el principal referente del porno hispano, gracias a filmes como “Bulls & Milks”, “Hot Rats”, “Crazy Bullets”, “Toxic” o “Motel Freaks”. En 2005, Narcís Bosch fue el primer español que ganó un AVN Award al mejor director extranjero por “Hot Rats”.

Publicado en Interviu en junio de 2006.

El diablo habita en Palamós

Se había propagado el rumor por todo Palamós. La bella localidad costera del Ampurdán iba a acoger un rodaje de cine porno. Lo que nadie sabía era dónde y cuándo. “Hemos dicho en el hotel que estamos rodando un documental”, explica Víctor Diago, productor ejecutivo de ‘Café Diablo’, la última película de Narcís Bosch, el genio del porno español. El ‘Café Diablo’ que retrata Bosch estaba en el pub Chaise Longue, un coqueto local de aspecto británico en pleno centro del pueblo. Allí, dos decenas de personas, entre técnicos, actores y miembros del equipo de producción, se encerraron durante dos días para filmar una parte de la que promete ser la película X de esta temporada.

Narcís Bosch espera a que los técnicos acaben de ajustar las luces para la siguiente secuencia. Habla de ‘Café Diablo’ como el que cuenta una idea que le ha costado mucho parir. No en vano, lleva más de un año sin dirigir, un periodo de tiempo que puede parecer corto para un director de cine convencional, pero que para un realizador de porno es todo un mundo. “Es la historia de una mujer casada, insatisfecha, que tiene un accidente y acaba en el infierno, donde se encuentra al diablo en forma de mujer, que le da una nueva oportunidad”, un argumento que recuerda a ‘El diablo en la señorita Jones’ y sus secuelas, de las que Bosch se declara “admirador, sobre todo la de Antonio Passolini”.

En una silla de corte neoclásico es maquillada antes de entrar en acción Lucy Love, una actriz checa de 25 años que es la única presencia extranjera en un reparto enteramente español. Pero qué presencia. La bella checa es una de las principales estrellas del porno europeo e interpreta el papel de la protagonista en el filme. Enfrente de Lucy, Bibian Norai, exactriz y directora de cine X, toda una institución en el porno patrio y probablemente la mejor actriz dramática que haya hecho jamás cine para adultos en nuestro país, se dispone a comenzar una de las escenas dialogadas del filme. Bibian ya no hace sexo delante de las cámaras desde el día en que “me di cuenta de que ya no disfrutaba, acabé la escena y lo dejé”, pero interviene en cameos para los amigos. Y Narcís lo es.

En la parte de abajo del pub, encima de la barra de madera, junto a los tiradores de cerveza, se va a rodar la siguiente secuencia. Rebeca Linares, una donostiarra que se ha convertido en sólo un año en la gran sensación del porno español, espera divertida a que empiece la acción. Mira a Ramón, el actor gallego, y se le van los ojos detrás. “Me gusta más que Nacho Vidal para follar, porque es más romántico, menos bruto que Nacho. Y está buenísimo”, dice. Pero ahora no le toca follar con Ramón, sino interpretar una escena dialogada con Lucy. Y lo que parece fácil no lo es tanto. Las actrices X normalmente no tienen formación dramática, por lo que la interpretación no es su fuerte. A Rebeca y Lucy les cuesta entender lo que Narcís Bosch quiere, aunque, después de múltiples repeticiones, lo consiguen. “Y ahora a follar”, dice entre risas Rebeca.

Cuando llega la escena de sexo, la tensión se puede cortar con un cuchillo. El cine porno es artificial, tanto o más que el cine convencional, pero el sexo es su momento más delicado. Narcís da órdenes para que permanezca en el set el equipo más reducido posible. No quiere que los actores se distraigan. Y empieza a rodar. Deja que ellos hagan y deshagan y, con una curiosidad casi entomológica, se dedica a registrar lo que Ramón, Rebeca y Lucy hacen entre los taburetes y la barra del bar. Aquí ya no hay repeticiones: el sexo fluye y las dos cámaras han de captarlo para luego transmitirlo al espectador. Se diría que es casi una rutina gimnástica, sólo perturbada por los expresivos gritos de placer de Rebeca. Se nota que disfruta. “Yo, cuando follo, no actúo”, nos corrobora la vasca durante una pequeña pausa para cambiar de postura y volver a maquillar. Casi una hora después, llega el momento de la eyaculación. Antes de derramar su líquido seminal sobre las bocas de las actrices, Ramón discute con Rebeca sobre uno de los lances de la escena, como un par de futbolistas recriminándose una jugada.

‘Café Diablo’ cuenta con un presupuesto superior a los 40.000 euros, según el testimonio de Salvador Diago, productor de la cinta y responsable de International Film Grup (I.F.G.), la principal compañía distribuidora y productora de cine X en nuestro país. Pese a su presupuesto, muy elevado para la media del porno nacional, Diago espera rentabilizar su inversión gracias al prestigio de Bosch, el apoyo publicitario de la web de la propia productora (www.grupoifg.com) y el hecho de que el director gerundense ruede, después de muchos años, con un reparto casi enteramente nacional.

Dos días más tarde, no muy lejos de Palamós, en Platja d’Aro, el canario Andrea Moranty, la catalana Anastasia Mayo y, de nuevo, Lucy Love se aprestan a rodar la última escena de la película en una conocida discoteca de la Costa Brava. Es muy tarde y en los rostros de todos se aprecia el cansancio de una semana de rodaje, de largas esperas, de muchas repeticiones, de decenas de penetraciones. Por eso, cuando Narcís Bosch grita “¡cortamos¡” tras la eyaculación de Andrea, todo el mundo aplaude aliviado. El milagro de llevar el sexo a la pantalla como si fuera real ha vuelto a producirse. Y en una película de calidad, como promete este ‘Café Diablo’ que, por unos días, habitó en Palamós.

Publicado en Interviu en abril de 2006.