A mí también me gusta el porno

Hace 30 años, cuando el porno daba sus primeros pasos legales en España, era imposible ver una película X en el cine durante la Semana Santa. Le ocurrió a quien esto escribe el Viernes Santo de 1984, cuando acudió a ver ‘Garganta profunda’ a una sala X valenciana y se encontró con un cartel en la puerta con la siguiente leyenda: “Hoy no hay sesión por orden del Arzobispado”. Otro Viernes Santo, 16 años más tarde, Fernando Trueba y Santiago Segura compartieron estupor al comprobar que, aquel día, el Canal + no emitía su tradicional película X de los viernes y decidieron escribir una carta abierta al diario ‘El País’ en la que protestaban enérgicamente porque, en un estado laico y aconfesional, una cadena privada decidiera censurar un programa de sexo el día de una festividad religiosa.

La misiva de Trueba y Segura no sirvió para nada, pero supuso un punto de inflexión para las relaciones entre la industria del porno y la sociedad española, pues fue una de las primeras ocasiones en las que personajes conocidos y respetados por el gran público reconocían ser aficionados al cine sicalíptico. Hasta aquella epístola sin respuesta, preguntar a una celebridad sobre su afición al porno era como interrogar a un futbolista sobre tendencias políticas.

Santiago Segura siempre ha sido un buen aficionado al porno.

Pero Trueba y Segura no estaban solos. Años antes, en 1993, con motivo de la segunda edición del Festival de Cine Erótico de Barcelona (FICEB), el cineasta Luis García Berlanga mostró públicamente su apoyo al evento, no solo como visitante, sino presidiendo el jurado que otorgaba los Premios Ninfa. Berlanga, erotómano confeso, ya había abogado años antes, en más de una declaración pública, por la legalización de la pornografía en España, por lo que a nadie extrañó que el cineasta valenciano se erigiera en el intelectual más destacado en la reivindicación del cine X. De hecho, Berlanga presidió el jurado del FICEB hasta mediados de la década del 2000, aunque su presencia fuera testimonial: en los últimos años, el director de ‘Tamaño natural’ no participaba en las deliberaciones y se limitaba a mirar películas de ‘bondage’, su subgénero favorito, mientras los demás componentes del jurado discutían sobre quién era merecedora de la mejor escena sexual entre las actrices X nominadas. Berlanga, que ideó y tuteló la colección de literatura para leer con una sola mano ‘La sonrisa vertical’, poseía uno de los ‘infiernos’ más valiosos que se pueden encontrar en territorio español: gracias a su constancia y dedicación, había logrado reunir una excelente colección de libros y publicaciones eróticas y pornográficas.

Durante años, Berlanga fue uno de los poquísimos personajes conocidos para el gran público que se atrevía a afirmar públicamente que era aficionado al cine porno. Solo secundado por gente como el también director Jaime Chávarri, confeso aficionado al X clásico que se atrevió, incluso, a dirigir un mediometraje pornográfico de temática BDSM en 1988, ‘Regalo de cumpleaños’, cuando el género parecía abocado a la extinción en España, o el escritor Romà Gubern, principal teórico del cine pornográfico en nuestro país a través de sus ensayos literarios. Pero la cosa empezó a cambiar a mediados de los 90, coincidiendo con la consolidación de una pequeña industria del porno español. Por ejemplo, Julián Hernández, líder del grupo Siniestro Total, no solo hizo pública su afición por el género, sino que incluso participó como actor en ‘Caspa Bros’, una gamberra película X de Narcís Bosch en la que, sin embargo, el músico gallego no tenía actividad sexual, al igual que el periodista y presentador de televisión Jordi González, quien tiene un pequeño cameo en ‘Kovac’, de Conrad Son. Otros personajes mediáticos de perfil más friki, como el boxeador Poli Díaz, la showman la Veneno o la inclasificable Carmen de Mairena, también se apuntaron a la moda del porno y llegaron a hacer películas, con papeles sexualmente activos, en esa época.

Juanma Bajo Ulloa en el Festival de Cine Erótico de Barcelona.

Poco después de que Segura y Trueba pusieran en evidencia el progresismo de fachada de Canal +, la revista ‘Interviú’ lanzó al mercado la primera colección de clásicos del cine X que se editaba en España. Más allá de su valor histórico, lo interesante de aquella iniciativa fue que las películas estaban comentadas por personajes de la cultura y los medios de comunicación, como Andreu Buenafuente, Luis Eduardo Aute, El Gran Wyoming, José Luis Sampedro o Jaume Balagueró. Uno de aquellos comentaristas de porno fue el cineasta Juanma Bajo Ulloa, quien tomó el testigo de Berlanga como presidente del jurado del FICEB, años después, e incluso llegó a dirigir un corto, a medio camino entre el porno y el cine convencional, en el que participaban Daniela Blume y Saskia Condal y que llevaba el título de ‘¡Qué glande es el cine!’. Al igual que Bajo Ulloa, Cayetana Guillén Cuervo también se prestó a presidir un jurado que debía juzgar los valores cinematográficos de películas porno, aunque en el caso de la actriz madrileña, presentadora del espacio televisivo ‘parodiado’ por Bajo Ulloa, ‘¡Qué grande es el cine’, fue en la modalidad de porno gay.

Ambos lo hicieron cuando el porno se había convertido en una afición ‘cool’ para los famosos españoles, debido sobre todo al tirón de audiencia que tuvieron en los programas televisivos de cotilleos los escarceos entre personajes del sector y famosillos de más o menos empaque. Fue el momento en el que aterrizaron en el porno algunos de los rostros populares en la pequeña pantalla, caso de los hermanos Dinio y Rafa García, en el que destacados artistas del triple X nacional, como Nacho Vidal o Lucía Lapiedra, se convirtieron en invitados recurrentes en los programas de cotilleos y en el que la línea que separaba a los concursantes de realities y artistas del X se hizo cada vez más difusa. Un tiempo en el que las televisiones locales se llenaron de porno de madrugada y las generalistas, de noche, con programas sensacionalistas o divulgativos. Un tiempo, en fin, que trajo la definitiva normalización a la hora de hablar de porno en la sociedad española.

Publicado en ‘Primera Línea’ en octubre de 2015. Puedes descargar el original aquí:

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