Escribir después de follar

La aparición de Amarna Miller supuso una refrescante novedad en el porno español. Por primera vez en nuestro país, una actriz X trascendía las barreras de su profesión y era capaz de convertirse en un personaje mediático por su capacidad para hilvanar un discurso en el que el porno era una faceta más de sus inquietudes culturales y sociales, articuladas en un discurso feminista y sexualmente liberal. Sin embargo, en Francia, la figura de la actriz porno intelectual es una tradición que se remonta a 1975, cuando Claudine Beccarie se convirtió en un personaje mediático a raíz del estreno de ‘Exhibition’, de Jean François Davy, un documental basado en su persona que revolucionaría el cine francés. Después, actrices como Brigitte Lahaie o Catherine Ringer demostraron que las mujeres que hacían cine para adultos tenían una vida mucho más interesante que la que se deriva de follar en pantalla. Y, ya en este siglo, emergió la figura de Ovidie, la abanderada del cine X feminista.

Junto con Ovidie, la parisina Coralie es la figura más importante del X galo en su compromiso por un porno digno. De origen alemán y vietnamita -sus apellidos son Gengenbach y Trinh Thi-, Coralie nació en noviembre de 1976 y aprendió a leer y a escribir a los tres años, algo que le marcaría la vida. «No he dejado de leer desde entonces», declaró en una entrevista para la página web especializada en literatura AcuaLitté, «estaba predestinada para la literatura». De hecho, estudió literatura antes de comenzar su carrera como escritora pero su afán exhibicionista la hizo grabar algunos vídeos no profesionales en los que no figuraba su nombre. El salto definitivo al porno lo daría en 1994, cuando participó en ‘Exhibition à Paris’, un arriesgado filme X de Patrice Cabanel en el que se encadenaban escenas sexuales rodadas en escenarios reales, como la que protagonizaban ella y Hervé-Pierre Gustave en los pasillos del metro.

Coralie Trinh Thi.

En los seis años siguientes, Colarie trabajó en medio centenar de películas pornográficas, a las órdenes de directores como Pierre Woodman (‘The Tower’), Mario Salieri (‘La fuga de Albania’), Andrew Blake (‘Paris Chic’) o Marc Dorcel (‘La princesa y la puta’), además de algunas pequeñas intervenciones en películas de terror de serie B, como ‘Terror of Prehistoric Bloody Monster from Space’), e incluso de cine de autor, caso de ‘El corazón fantasma’, de Philippe Garrel. Mientras tanto, descubría otras facetas de la sexualidad gracias a su amistad con Virginie Despentes. Ambas codirigieron, en 1999, ‘Fóllame’, adaptación de la novela homónima de Despentes que se estrenó en salas comerciales en medio de una importante controversia en varios países, ya que el filme (un thriller de venganzas y mafias) incluía escenas de sexo explícito.

En 2001, Coralie dejó el porno para centrarse en su carrera como escritora, una actividad «separada de mi trabajo como actriz», explicaba. Consiguió trabajo como crítica musical en la revista ‘Rock and Folk’ y, un año más tarde publicó ‘Betty Monde’, una novela centrada en las andanzas de un grupo de heavy metal que incluía sexo, drogas y rock’n roll. Además de escribir varios libros de carácter divulgativo sobre sexualidad, en 2008 publicó su autobiografía, titulada ‘La voie humide’.