44. Hacia el porno interactivo

El 28 de octubre de 1997, la asociación ultraconservadora “Morality in Media” organizó una conferencia de prensa para arremeter contra el presidente Clinton, al que consideraba excesivamente blando con la industria del porno. La política permisiva de la Administración Clinton había propiciado que los casos de persecución por obscenidad bajaran a menos de 15 en aquel año, en contraste con los 78 abiertos ocho años antes bajo el mandato de George Bush. Aparte del talante más liberal del Gobierno demócrata, la escasa intervención estatal en el negocio del porno se debía a que éste constituía una próspera industria que movía cada vez más dinero e incitaba al consumo entre los americanos. Un informe de la revista AVN revelaba que las ventas y alquileres de vídeos X se habían multiplicado por dos en el periodo de cinco años, desde 1992, hasta alcanzar la cifra de 5 billones de dólares brutos en 1997.

Zazel.

Pero lejos de acomodarse en la situación de felicidad que vivía, la industria del cine X tenía visión de futuro. Agotados los mecanismos visuales que llevaron a la dicotomía entre el porno esteticista y el realista, propia de los 90, las películas más premiadas en 1997 apostaban por ofrecer alternativas al espectador para que éste no fuera únicamente un mirón. ‘Bad wives’, de Paul Thomas, presentaba 24 escenas de sexo que podían ser vistas desde múltiples ángulos, en un intento por introducir el elemento interactivo en el vídeo justo en el momento en el que el CD-Rom empezaba a despegar. Protagonizada por Dyanna Lauren, la película contó con un extenso equipo técnico que rodó cada una de las secuencias desde nueve puntos de vista diferentes. Fue alabada por la crítica y el público y se convirtió en la cinta más innovadora del año, junto con ‘Zazel’, de Philip Mond. Mientras ‘Bad wives’ llevaba a sus últimas consecuencias la multiplicidad de la mirada en el porno, ‘Zazel’ jugaba con elementos cinematográficos (vestuario, maquillaje) y tecnológicos (los efectos visuales diseñados por ordenador) para construir un filme acerca de la percepción de los sentidos. Al éxito de ‘Zazel’ también contribuyó la presencia de siete actrices que habían sido modelos de la revista Playboy, encabezadas por la rusa Sasha Vinni. Estas dos cintas oscurecieron filmes de bella factura visual, como ‘Paris Chic’, de Andrew Blake, o ‘Diva’, de Michael Ninn, a causa de lo novedoso de sus propuestas. Pero también influyeron en que uno de los directores más prometedores del momento, el angelino Kris Kramski, proyectara una incursión en el porno intimista con ‘Lisa’, después de haber mostrado su particular universo de perversión en ‘La exhibicionista’.

Menos amable era el menú que ofrecía John Leslie en ‘Drop Sex’, una historia que retomaba la angustia por el deseo ya apuntada tres años antes en ‘Dog Walker’. Pero no dejaba de ser cinematográficamente atractiva. Como ‘Sexo de fuego, corazón de hielo’, de Brad Armstrong, una coproducción franco-americana que retomaba la línea iniciada en la década de los 70 de adaptar al porno el mundo del cómic. Del mismo túnel del tiempo surgiría también la figura de Veronica Hart, una de las actrices míticas de la década anterior que, tras haber vuelto a tocar el cielo como productora de las grandes obras de Michael Ninn, comenzó su carrera como directora con ‘Lady Luck’ y ‘Stepping out in L. A.’, dos películas protagonizadas por la alemana Helen Duval.

New Wave Hookers 5.

NINN SE SUBE A LA OLA

El inclasificable director Gregory Dark decidió romper el contrato que le unía a la productora VCA para filmar bajo su propio sello. No fue una ruptura amistosa, porque la potente compañía asignó a Michael Ninn la dirección de la quinta entrega de ‘New Wave Hookers’, la saga que había encumbrado a Dark. Ninn asumió el papel con su habitual dosis de originalidad y aportando un método de trabajo mucho más efectista que el de Dark, aunque menos transgresor. Con una imagen basada en el tratamiento informático (Ninn utilizó seis paquetes de sotware diferentes para trabajar las secuencias), ‘New Wave Hookers 5. The next generation’ está más cerca de las comedias paródicas que de la incorrección política que Gregory Dark supo imbuir en sus obras. El difícil maridaje entre la factura visual de Michael Ninn y el humor negro de los Dark Brothers no acabó de funcionar, lo que llevó a la definitiva desaparición de las chicas de la nueva ola.

PELÍCULAS DESDE EL FILO

Paralelamente a la vertiente esteticista del porno de finales de los 90, el cine X norteamericano continuaba su escalada de sexo puro y duro con un buen número de películas situadas en el filo de lo verosímil. Rob Black, uno de los nuevos directores surgidos de la expansión del gonzo, reflejaba en ‘Forced entry’ y ‘Fuck my dirty shithole’ la cara más degenerada y brutal del sexo con escenas de falsas violaciones para llegar a los lindes de lo que el espectador consideraba como porno convencional. John Stagliano, el precursor del gonzo, filmaría ese año su particular homenaje a la ciudad de Budapest. ‘Buda’ es un recorrido por la capital del porno europeo de la mano de Rocco Siffredi en el que, bajo la apariencia argumental de un thriller, se muestra el hermoso paisaje diurno de la capital húngara mezclado con la sordidez de sus noches.

Publicado en Interviu, dentro de la colección ‘Las mejores películas del cine X’, en marzo de 2001.