Tóraxxx, con tres X

El antiguo hospital del tórax de Terrassa es uno de esos lugares que dan pábulo a las revistas y programas de parapsicología, ciencias ocultas y demás disciplinas relacionadas con el más allá. Su leyenda negra, cimentada a lo largo de los años por curiosas historias de muertos, sicofonías y extraños fenómenos, es caldo de cultivo para comunicadores como Iker Jiménez o investigadores como Miguel Ángel Segura.

Parte del antiguo recinto lo ocupa ahora el Parc Audiovisual de Catalunya, un complejo de estudios de grabación que ha servido de base para el rodaje de un gran número de películas y que se construyó en 2010. Además, una de las naves del antiguo hospital, la que provoca más grima al visitante, permanece intacta, como si los años no hubieran pasado para ese lugar en el que los espíritus parecen habitar. Allí rodó Jaume Balagueró dos películas, ‘Los sin nombre’ y ‘Frágiles’, y cuenta que vivió algún extraño fenómeno, como voces que resonaban en la oscuridad o cambios de temperatura inexplicables. Allí también Brad Anderson filmó ‘El maquinista’ y, en la rueda de prensa de presentación de la película, en Sitges 2004, Anderson esquivó elegantemente una pregunta respecto a las consecuencias de haber trabajado en un lugar como ese con un escueto: “No nos pasó nada que se pueda contar”.

Una imagen del Hospital del Tórax en 2007.

El porno también ha tenido una presencia importante en ese viejo y derruido hospital dedicado a los tuberculosos que cerró en la década de los 90, cuando la ciencia descubrió remedios para curar las enfermedades del tórax y hacía un decenio que el recinto solo acogía una unidad de consultas externas. Narcís Bosch se recluyó en el hospital para rodar ‘Hot rats’, la película que lo lanzó a la fama internacionalmente y la primera que consiguió un AVN Awards para el cine X nacional. Cuenta la gente que participó en aquel rodaje que todo él estuvo impregnado por una atmósfera inquietante. No se sabe si dicha inquietud la provocó el cansancio acumulado por la premura de tiempo con la que se suelen filmar los pornos, los desgarradores gritos de los enfermos mentales que hay al otro lado del muro del hospital o la leyenda terrorífica que acompaña al lugar.

En 2007, Roberto Valtueña rodó allí una parte de ‘Mundo perro’ una de sus películas más personales y ambiciosas. Lo hizo en una jornada maratoniana, que ocupó día y medio ininterrumpido y que estuvo marcado por los problemas de producción derivados de la informalidad de algunos que se dicen actores, los apagones provocados por la sobrecarga de la luz eléctrica y lo lúgubre de la localización, una especie de casona decrépita y desangelada que sobrecoge con sólo dar un paseo por su interior. Dos días después de abandonar el antiguo hospital de Terrassa, hablé con Valtueña y me confesó que no había ocurrido nada paranormal.

Ninguna película porno se ha vuelto a rodar en aquel espacio que registró durante años el dudoso récord de ser el recinto sanitario con más suicidios de toda España y que albergaba leyendas tan extrañas como que en una de sus plantas había un almacén con restos humanos. Pero la única leyenda demostrada es que quienes rodaron allí fueron bendecidos con la suerte de triunfar, cada uno en lo que estaban haciendo. Fue el caso de Jaume, Brad, Narcís o Roberto.

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